Diez años después de su violenta y misteriosa muerte, el fiscal Alberto Nisman sigue siendo, para el Estado de Israel, una muestra de la efectividad del largo brazo de Irán, en su apoyo al terrorismo internacional.
En consonancia con la Justicia argentina, y en una línea no menos coincidente hoy con la que sostiene el gobierno de Javier Milei, el Estado judío define el final del exfiscal que investigaba el atentado a la AMIA como “asesinato”, aunque en la causa judicial no aparezca con claridad ni el móvil ni los autores materiales del hecho. A pesar de seguir de cerca el caso desde aquella noche del domingo 19 de enero de 2015, fuentes del Estado hebreo aseguran que el reputado servicio de inteligencia israelí Mossad no tuvo ni tiene participación en el expediente ni una tesis propia sobre el caso, más allá de que entre sus permanentes hipótesis de conflicto están Irán y Hezbollah, el grupo terrorista islámico financiado por Teherán, responsable de los atentados en Buenos Aires contra la embajada de Israel, en marzo de 1992, y la AMIA, en julio de 1994.
“Según la justicia argentina, el fiscal Nisman fue asesinado. Israel es respetuoso de esa afirmación. A diez años de su muerte, mi primera vocación es abrazar a su familia, a sus seres queridos, reconociendo la labor que hizo para que se haga justicia por AMIA”, dijo a LA NACION el embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela.
Para el diplomático, que coincidió en un seminario organizado por el grupo de lobby pro-israelí Aipac, en New York, hacia 2008, el fiscal “ha dedicado años de su actividad profesional a una causa muy importante para la Argentina y muy cercana al Estado de Israel: el atentado a la AMIA, una expresión de la brutalidad del terrorismo fundamentalista que mostró su peor cara en la Argentina”, dijo Sela, sin asociar directamente la muerte de Nisman con Irán.
Con Sela de vacaciones, Israel enviará un representante al acto central en homenaje a Nisman, el lunes por la tarde. En el acto, a realizarse en la sede comunitaria de Pasteur al 660, hablarán la ex mujer del fiscal, Sandra Arroyo Salgado; el secretario de Seguridad porteño, Waldo Wolff; el periodista Joaquín Morales Solá, y el presidente de la AMIA, Amós Linetzky. A diferencia de los homenajes anteriores, este año será la AMIA, y no la DAIA, que tiene a Mauro Berenstein como nuevo presidente, la entidad que llevará adelante el homenaje.
Fuentes comunitarias enfatizan que la postura de Israel tiene estrictas razones políticas. “La muerte de Nisman dividió y divide aguas entre quienes creen que fue un asesinato, y los que piensan que se suicidó. Israel tiene otros problemas graves que atender, y no tiene por qué meterse en otro”, puntualizó una fuente comunitaria que sigue las alternativas de la investigación judicial. “La postura es no involucrarse en esa batalla cultural, y menos ahora que el vínculo con Argentina pasa por un muy buen momento”, agregaron las fuentes.
De todos modos, la opinión mayoritaria en el gobierno y la clase política israelí, por estos días pendiente de las alternativas del conflicto con los palestinos en la franja de Gaza, es que se trató de una muerte íntimamente vinculada con las investigaciones de Nisman contra el kirchnerismo y la entonces presidenta Cristina Kirchner en relación a las motivaciones ocultas del Memorándum de Entendimiento con Irán, firmado por el entonces canciller Héctor Timerman, en enero de 2013, y ratificado por el Congreso.
“Que Irán esté detrás de los dos grandes ataques que ha habido en la embajada israelí en Buenos Aires y en la AMIA es indiscutible, estoy seguro que el señor Nisman estaba muy cerca en esa investigación y no puedo descartar que Irán haya sido quien causó su trágica muerte”, dijo en septiembre de 2017 a CNN el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, hoy estrecho aliado del gobierno libertario.
También el hoy canciller israelí, Guideon Saar, sostuvo una posición similar en 2022, en su visita a Buenos Aires, en la que se reunió con miembros del gobierno de Alberto Fernández y legisladores de la oposición.
Hace ya casi cinco años, en junio de 2020, se produjo la sorpresiva aparición televisiva en Israel del exagente del Mossad Uzi Shaya, quien contó que había entregado información a Nisman vinculada con “fondos iraníes que llegaron a funcionarios argentinos”, fondos que pudieron haber tenido relación con su muerte, un día antes de presentar el informe de su unidad, UFI-AMIA, en el Congreso. Informe que denunciaba un pacto de “impunidad a cambio de negocios” para los iraníes acusados por la Justicia argentina de haber planificado el atentado a la sede comunitaria de la calle Pasteur. El fiscal Jorge Taiano, aún a cargo de la causa, intentó sin éxito citar a Shaya luego del programa, conducido por la argentina-israelí Ilana Dayán.
Sin pistas concretas, y aunque los homenajes a Nisman hayan sido postergados en espera de la resolución del conflicto en Gaza, el gobierno israelí no olvida, y espera resultados.
“En lo personal, cada vez que he concurrido al cementerio judío de La Tablada y pude ver, cerca del ingreso, las piedras acumuladas sobre su tumba en señal de respeto y recordación, no puedo más que conmoverme y sentir enorme pesar. Su tarea no ha sido terminada y los culpables de ese brutal atentado continúan impunes”, afirmó Sela, en referencia al atentado a la AMIA, investigado por Nisman hasta su muerte.
“Nunca pierdo la esperanza de que los culpables vayan presos”, dijo a LA NACION desde Jerusalén Gustavo Perednik, educador judío, escritor y amigo personal del fallecido fiscal, quien trabaja para la creación del Instituto Alberto Nisman, y una muestra itinerante sobre su obra que recorra las escuelas argentinas. Dos formas de no olvidar a su amigo, encontrado muerto en su departamento de Puerto Madero con un disparo en la sien, hace ya una década.