Año 1944. Aquella había sido la última gran inundación en Bahía Blanca y sus alrededores, una zona de la provincia que sufre más falta que exceso de agua potable. Ese año, entre el 8 y 9 de abril, llovieron unos 500 milímetros, 50 más de lo registrado el 7 de marzo pasado. Tras el desastre de 1944, expertos y autoridades proyectaron las obras que serían necesarias para evitar lo que finalmente volvió a ocurrir. Diseñaron tres soluciones: una se implementó, otra se hizo de manera defectuosa y, la más importante, nunca avanzó.

Esa última, que aparecía como la solución definitiva, era la construcción de un dique a la altura de Puente Canessa, a unos 20 kilómetros de Bahía Blanca.

En ocho décadas, los expertos no dejaron de insistir. Los especialistas, profesores e investigadores de casas de estudio como la Universidad Nacional del Sur o la Universidad Tecnológica Nacional abordaron la necesidad de una obra de contención del agua. “La obra operaría, no sólo como posible solución ante las probables inundaciones en Bahía Blanca sino, además, como una potencial fuente alternativa de abastecimiento de agua potable en una región en la que los recursos hídricos son escasos”, destaca un estudio preliminar del Departamento de Ingeniería de la UNS, publicado en 2020.

Vehículos estacionados en una calle inundada después de una tormenta, el viernes 7 de marzo de 2025, en Bahía Blanca, Argentina. (AP Foto/Juan Sebastian Lobos)

Luego de las inundaciones de 1944, en 1947 un grupo de expertos liderado por Félix Laghman, ingeniero de la Dirección de Hidráulica de la Provincia de Buenos Aires definieron tres estrategias. Primero, aumentar la capacidad del arroyo Napostá y desviar una gran parte de su canal de crecidas hacia el Maldonado. En este cauce, entre 1980 y 1981 se hizo un entubado del canal de hormigón de unos dos kilómetros de largo, se construyó una zona parquizada y, para múltiples expertos, se limitó para siempre la capacidad de evacuación de agua. La segunda idea era la de aumentar sustancialmente la capacidad del arroyo Maldonado, que se hizo en 1950 con un canal.

La tercera propuesta era la de generar una fuente de retención de las crecientes de la cuenca superior y media con un embalse, posiblemente a la altura del puente Canessa. Durante años se analizaron alternativas de cierre, como un dique en Los Leones, Cerro del Águila o Los Mirasoles, pero su proyección no era concluyente o por la imposibilidad de hacer cierres al ser llanuras. Los expertos consideraron que la única opción era la zona del pueste Canessa, de la que incluso se hablaba antes del año 1944. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, en su repositorio, tiene actualmente los estudios publicados por Horacio Harrington, famoso geólogo argentino, en 1941.

En 2010 estuvo en tramite parlamentario, en la Cámara de Diputados de la Nación, un proyecto que solicitaba consulta al Ejecutivo por la “construcción de un dique sobre el arroyo Napostá Grande en Puente Canessa, no solo como fuente de abastecimiento de agua potable y/o industrial, sino como solución al problema de las periódicas crecidas que inundan la zona baja de la ciudad en el curso inferior del arroyo, generación de un lugar de esparcimiento cercano a la ciudad y provisión de agua para riego de cultivos”.

Montaje de un puente sobre el Canal Maldonado en Bahía Blanca

En el marco de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo, la unidad de preinversión realizó un estudio que apuntaba a las necesidades de Bahía Blanca para potenciar su carácter de ciudad referente en una zona de 300km a la redonda, de cara al 2028. Allí se establecieron prioridades en varios aspectos. Uno de los destacados, “emergencia hídrica”, menciona tres obras: una bateria de pozos, una planta potabilizadora para el Napostá y el Embalse Puente Canessa. A lo largo de 80 años, nunca se concretó. En marzo se vieron las consecuencias.