La Corte Suprema de Justicia comienza a funcionar con cuatro integrantes, tras la incorporación de Manuel García-Mansilla, que participará de la reunión de acuerdo de este jueves 6, en la que se analizará si el máximo tribunal acepta la licencia del juez federal Ariel Lijo para jurar como cortesano.

Pero hay una gran incertidumbre porque no se sabe si Lijo, aún si su licencia es avalada, jurará como juez de la Corte. Esto es porque está nombrado por decreto, en comisión, con final de mandato a fin de año y en tribunales se especula con que Lijo apueste a tener primero el aval del Senado, para asegurarse una designación vitalicia y no una con plazo de caducidad.

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La otra incertidumbre está dada por lo que decida el Senado, que se mostró dispuesto a solicitar mañana una sesión especial, para que la próxima semana se voten a suerte y verdad los pliegos de ambos candidatos.

Aquí la situación de Lijo es diferente a la de García-Mansilla. El pliego de Lijo iba a ser votado el viernes 21 de febrero, con la convicción del Gobierno y del propio candidato de que contaba con los votos como para ser ungido juez.

Pero le estalló en la cara a Javier Milei el escándalo de la criptomoneda $LIBRA y aún los aliados y peronistas que pensaban apoyar al juez entendieron que no era el momento de hacerle favores al Gobierno, y se levantó al sesión.

Ahora Lijo espera a que se active nuevamente la ronda de charlas con gobernadores y senadores para recuperar los votos que tenía.

El ministro de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti junto al juez federal Ariel Lijo en una visita a la ciudad de Rosario

“Lijo tiene los votos pero no tiene la suerte”, dijo a LA NACION un juez cercano al magistrado federal, que apuesta a que si la Corte demora la decisión sobre la licencia una semana más, o no se la concede, a lo mejor termina haciéndole un favor a Lijo, que puede esperar el voto de los senadores.

El Senado puede que entienda que, como Lijo no juró, está en capacidad de darle los votos que le faltan para ser juez de la Corte. Es clave acá el kirchnerismo. Cristina Kirchner no se pronunció ni a favor ni en contra del juez y estuvo en silencio cuando lo designaron por decreto.

El Gobierno, dijeron fuentes oficiales a LA NACION, no va a retirar el pliego de Lijo del Senado, sino que lo dejarán con las nueve firmas que consiguió su dictamen en la Comisión de Acuerdos, lo que permite que su pliego pueda ser tratado en cualquier momento.

La razón es que –dijeron las fuentes– se activó desde el martes pasado “una negociación secreta” para conseguir los votos que le faltan, con el peronismo, con gobernadores necesitados de fondos frescos y con los senadores “líberos”, que juegan mas allá de los gobernadores de sus provincias.

En el caso de García-Mansilla, la situación en el Senado es mas frágil. Ya juró como juez. La ceremonia fue sin pompa, ni invitados, casi en secreto, rápida, sin periodistas y ante apenas un puñado de secretarios.

La Corte quiso dejar en claro que no era la jura de un juez del máximo tribunal con mandato vitalicio, sino que se trató de la llegada de un “juez precario” –como dijo a LA NACION una fuente de los tribunales–, con decreto de nombramiento en comisión y a plazo fijo. Casi un trámite administrativo. Las formas son todo en el código cortesano.

Manuel García-Mansilla

El pliego de García-Mansilla no consiguió las nueve firmas necesarias de la Comisión de Acuerdos y, para tratarlo en el recinto, la oposición debe juntar dos tercios de los votos. El kirchnerismo ya dijo que iba a voltear los pliegos de quienes sean designados por decreto. García-Mansilla ya asumió, Lijo no.

La Corte analizará este jueves la situación de Lijo. La Cámara Federal hizo lugar a su pedido de licencia, pero se analiza si esa facultad es de la Cámara, delegada por la Corte, o si sigue siendo de la Corte.

Los letrados analizan con lupa si las normas invocadas por Lijo para pedir licencia están en vigor y si corresponde otorgársela o no.

Además, se estudia si debe renunciar para ser juez o basta con la licencia. En la Corte, por estas horas, está circulando un antecedente de 1975 sobre el juez René Niklison, que sostenía que su nombramiento como camarista en comisión no lo había hecho perder su cargo de juez de primera instancia. Cuando no le dieron acuerdo se quedó sin el cargo de camarista y de juez de primera instancia. La Corte avaló esta idea.

Cerca de Lorenzetti no creen que este antecedentes se relacione con la situación de Lijo.

A la hora de votar las cuestiones administrativas, en una Corte de cuatro jueces son necesarias tres voluntades coincidentes para llegar a una decisión y García-Mansilla está habilitado para votar.

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Puede que elija no votar –como preferirían algunos de sus colegas–, y en ese caso bastarían dos votos para formar mayoría. Alcanzaría con que acuerden Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, que hasta diciembre conformaron con Juan Carlos Maqueda una mayoría casi estable frente al voto minoritario de Ricardo Lorenzetti, el impulsor de Lijo. Pero si García-Mansilla vota y quedan dos a dos, se abre un escenario desconocido. Este martes, Maqueda, en una entrevista con Radio con Vos, advirtió que, en las cuestiones de superintendencia (las decisiones administrativas), en caso de empate el voto del presidente del tribunal, Rosatti, vale doble. Pero otros juristas no contemplan esa situación.

Una prórroga en la decisión de la Corte sobre Lijo lo favorecería a este candidato, creen cerca de Lorenzetti. Porque puede elegir la manera de acceder a la Corte: si con el decreto, con sus limitaciones, o con los votos de los senadores. “Le conviene esperar, no hacer nada ahora”, dicen cerca de Lijo.

El presidente Javier Milei afirmó en una entrevista en LN+, el domingo, que la evidencia de que el nombramiento de García-Mansilla por decreto es constitucional es que la Corte lo analizó y decidió tomarle juramento.

“¿Sabe cuál es la mejor muestra de que está dentro de las reglas, que dicho sea de paso, para los ignorantes, está dentro de lo que es el artículo 99 la Constitución? La propia Corte le tomó juramento a García-Mansilla, con lo cual claramente está dentro de las reglas. Ahora cuál es el problema: no les gusta que sea por decreto… mire, [Mauricio] Macri cuando asumió a los tres días lo hizo por decreto“, dijo Milei.

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A su vez, dijo que no había motivos para que la Corte no le apruebe la licencia al juez Lijo. “¿Por qué no lo van a hacer? Se lo acepta Casación [en rigor fue la Cámara Federal] , ¿por qué no se lo va a aceptar la Corte?”, dijo el Presidente.

La designación de jueces por decreto no le gusta a nadie en la Corte. Por más que Mauricio Macri, apenas asumió, en diciembre de 2015, propuso incluir de esta manera a Rosatti y Rosenkrantz, quienes juraron una vez que tuvieron acuerdo del Senado.

Milei se refirió a esto y se burló de los que cuestionan la constitucionalidad de su decisión: “A ver, porque acá también hay que tener cuidado mucho con los ñoños republicanos, que cada cosa que no les gustan dicen que es inconstitucional. Los ñoños republicanos, que se ponen todos así, ñaña, no, y el problema es, porque he visto muchos criticar que ni siquiera son abogados. El problema es que no les gusta. Entonces, como no les gusta dicen que es inconstitucional”.

Ninguno de los jueces de la Corte objetó tomarle juramento a García-Mansilla, a pesar de que hubo discusión en el acuerdo del jueves con Lorenzetti.

Aún no está claro cómo se alinearán las mayorías en una Corte de cuatro jueces y menos aún si es de cinco, con Lijo.

En los temas judiciales (jurisdiccionales, les gusta decir a los letrados), votarán según los precedentes de cada uno, en cada materia y cada caso. Son esperables diferentes mayorías en asuntos previsionales, laborales, de autonomías municipales, propiedad privada o derechos sociales.

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En asuntos de administración, ahí se verá si Lijo se alinea con Lorenzetti y si García-Mansilla se adhiere a la mayoría de Rosatti y Rosenkrantz o no.

En el entorno de Lorenzetti dicen que las diferencias no son personales, sino de principios, vinculados con entender a la Corte como cabeza de un poder del Estado con un rol más protagónico ante el resto de los poderes.

Lorenzetti, que públicamente dijo que cuando la Corte vuelva a tener cinco miembros habría que votar de nuevo el cargo de presidente, prefiere por ahora esperar a ver qué ocurre con Lijo.