RIO DE JANEIRO.- La Argentina empezó a dar sorpresas durante la Cumbre del G20. Cuando se esperaba que el país fuera la luz roja del tablero del encuentro de líderes por las clarísimas diferencias que Javier Milei mantiene con la mayoría de iniciativas que impulsa el mandatario anfitrión, Luiz Inacio Lula da Silva (como aquellas emparentadas con la Agenda 2030 o el impuesto a las grandes fortunas), la delegación argentina comenzó a exhibir -con su propia impronta- algunos tímidos consensos.

La novedad de la mañana en el foro que se desarrolla en Río de Janeiro es que la Argentina adherirá a la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, la gran apuesta de Lula como presidente pro tempore del foro internacional. Se trata de un pacto global para destinar recursos y conocimientos a la implementación de políticas públicas y tecnologías para erradicar el hambre y la pobreza en el mundo. En su discurso de apertura de las deliberaciones, Lula lo calificó como “su legado”.

En una primera lista de adherentes que estaba en manos de Itamaraty, había 81 países más la Unión Europea, con la Argentina ausente. Pero con el inicio de las deliberaciones se conoció que finalmente se sumaba a la iniciativa bajo una modalidad particular. “La Alianza contempla distintas modalidades de participación para aquellos que decidan sumarse, es un esquema flexible”, dijo a LA NACION una fuente de la delegación de Milei.

Otra fuente oficial precisó: “Adherimos con nuestros propios fundamentos sobre macroeconomía estable, condiciones de inversión y generación de empleo”.

Javier Milei y Emmanuel Macron, en la Cumbre del G20

Debate sobre el documento final

Milei tiene diferencias ideológicas abismales con la agenda que impulsa Brasil, a cargo de la presidencia del G20. Lula trabajó para que la declaración final del G20 incluya una narrativa emparentada con la Agenda 2030, que es inadmisible para Milei. El impulso a la creación de un impuesto a los “súper ricos” y las políticas sobre el cambio climático y la igualdad de género van en contra de los posicionamientos que el líder libertario viene exponiendo en la ONU y en cada uno de los foros internacionales.

Negociadores argentinos, no obstante, deslizaron a LA NACION que en la declaración final del G20 se podría alcanzar un texto consensuado en el párrafo medioambiental. Aseguraron que hubo un arduo trabajo del cuerpo diplomático “junto con el Ministerio de Economía” para alcanzar una formulación consensuada, más amigable con la retórica que impulsa Milei. El debate todavía está abierto.

Los negociadores argentinos no planean suscribir sin más la narrativa progresista que impulsa Brasil. Pero trabajan en promover un wording y un esquemas de adhesión que le permitan al Gobierno argentino estar incluido en los documentos sin abandonar la agenda “anti woke” con la que Milei pretende proyectarse en el mundo.

Hasta hoy, las deliberaciones se habían dado en el nivel de los sherpas para alcanzar un documento final. Ahora que se inició la Cumbre, el texto definitivo pasó a manos de los jefes de Estado, que tendrán la última palabra sobre cada uno de los ejes.