La primera reunión del año que aglutinó a los diputados de Unión por la Patria (UP) transcurrió sin un pronunciamiento personal de Cristina Fernández de Kirchner, la jefa nacional del Partido Justicialista (PJ). La cumbre, en la que se definió no dar quorum para debatir la reforma electoral que plantea el Gobierno, tuvo el objetivo de definir la postura de los 98 integrantes del bloque sobre las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), un tema que divide al bloque, pero fundamentalmente siembra diferencias en el núcleo duro del kirchnerismo.
Cristina y Máximo Kirchner libran una pugna soterrada sobre cómo manejar el futuro del peronismo en la provincia de Buenos Aires, su principal bastión de poder. Es el territorio gobernado por Axel Kicillof, a quien consideran un infiel. Si bien coinciden en la necesidad de diluir la insurrección del mandatario bonaerense, difieren en el cómo.
La exvicepresidenta sabe que la eliminación de las PASO le garantiza el control absoluto del PJ: sin internas, su poder para definir candidaturas y listas quedaría intacto. Pero hay una traba que la obliga a frenar su pronunciamiento: Kicillof, su exprotegido, insinúa un desmarque total. Evalúa desdoblar las elecciones, romper con La Cámpora y proyectarse como la renovación peronista rumbo a 2027. Si las primarias caen, el gobernador ganaría margen para despegarse de la estructura kirchnerista.
Sin embargo, Cristina Kirchner se convenció de sostener las PASO para evitar que Kicillof rompa con el PJ. Cree que una interna controlada puede desactivar su desafío sin dinamitar al espacio. En cambio, su hijo Máximo, presidente del PJ bonaerense, apuesta por cerrarle el camino al gobernador y forzar su salida. En las diferentes tribus del peronismo sobrevuela la idea de un acuerdo entre Kicillof y Cristina en la recta final, algo que no termina de convencer al líder de La Cámpora.
A pesar de su silencio público, la voz de la expresidenta estuvo representada ayer por la tarde en Leopoldo Moreau, diputado por la provincia de Buenos Aires. Según pudo saber LA NACION, defendió el sostenimiento de las PASO como una herramienta que “enriquece el debate político” y denostó al oficialismo por impulsar una reforma electoral con el objetivo de “someter a sus aliados” y “concetrar el poder”.
Moreau cuestionó el argumento económico que utiliza el Gobierno: “Francos tarifó la democracia”, dictaminó, a la vez que subrayó que el gasto que insumen las primarias será utilizado por el Poder Ejecutivo para robustecer las arcas de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y del vocero presidencial Manuel Adorni.
Máximo Kirchner y el resto de los diputados camporistas escucharon en silencio, con la incomodidad de quien acata sin discutir. Aceptaron, a regañadientes, las órdenes veladas de Cristina Kirchner, refugiándose en un argumento pragmático: el costo político de estrenar el año electoral votando junto a los libertarios.
Primó la idea de no dar quorum ni al plenario de comisiones de esta tarde ni a la sesión que el oficialismo convocó para discutir su proyecto de reforma electoral. Se trata de una posición intermedia para la bancada conducida por Germán Martínez en Diputados, donde conviven tantas opiniones como distritos.
Su decisión fue comunicada por la cuenta oficial de X del bloque con la justificación de que el Gobierno debe priorizar la discusión presupuestaria. “Si los libertarios quieren avanzar igual, que consigan ellos solos (con sus ‘amigos’) las firmas para el dictamen y el quorum para sesionar”, señalaron los diputados de UP.
Es inconcebible que Milei quiera avanzar a toda velocidad con un temario de Extraordinarias que NO incluye el debate del Presupuesto.
Si los libertarios quieren avanzar igual, que consigan ellos solos (con sus "amigos") las firmas para el dictamen y el quórum para sesionar.
— Diputados UP (@Diputados_UxP) February 4, 2025
En el bloque hay dudas respecto de cómo jugarán algunos mandatarios provinciales que ya tuvieron guiños con el oficialismo, como Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Raúl Jalil (Catamarca), quienes ausentaron a parte de los suyos para frustrar la sesión que buscaba limitar la utilización de Javier Milei de los decretos de necesidad y urgencia (DNU). Ahora podrían repetir la maniobra: dispersar a su tropa y cederle al Gobierno los votos que necesita. Como es una reforma electoral, el oficialismo requiere de 129 votos positivos para avanzar con su voluntad. No sirven los faltazos.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, es uno de los convencidos de que esto sucederá. “No es solamente el problema de la provincia de Buenos Aires, sino que existe un problema de disputa de liderazgo. Muchos legisladores del peronismo van a votar la suspensión de las PASO“, dijo esta mañana en declaraciones radiales.
El jefe de Gabinete mantuvo ayer por la noche una reunión con mandatarios provinciales peronistas para ajustar los avales de la reforma electoral. Fue en la antesala del debate en comisiones sobre la eliminación de las primarias. Esta noche, los cinco gobernadores peronistas volverán a cruzarse en la embajada de Estados Unidos, en un evento protocolar con trasfondo político. Entre brindis y formalidades, tendrán la ocasión ideal para ajustar cuentas sobre un viejo anhelo: deshacerse de las PASO de una vez por todas.