En las filas del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se procura patear lo más lejos posible la pelota de la interna del Partido Justicialista nacional, que enfrenta a la expresidenta Cristina Kirchner con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, cuya lista no podrá participar por una definición judicial que confirmó la exclusión que había dictaminado la Junta Electoral partidaria. Al mismo tiempo, en el “kicillofismo” se busca concentrar esfuerzos solamente en la construcción política propia del mandatario bonaerense, que sus leales aseguran que no se replegó ante la creciente presión del cristinismo.

La semana pasada, Kicillof rechazó la judicialización de la elección del PJ, con lo que tomó distancia con respecto a Quintela, con quien había expuesto su cercanía. Algunos intendentes que se mostraron con él en momentos clave para su construcción propia, como el acto del 17 de octubre en Berisso, también se desentendieron de la suerte del gobernador de La Rioja, incluso con una apuesta abierta por Cristina. Fue el caso de Fernando Espinoza, intendente de La Matanza.

“Probablemente, hagamos algún acto en noviembre. Estamos en la misma intensidad, en proceso de construcción política, fortaleciéndonos frente a [Javier] Milei, y construyendo una alternativa para 2027, que es lo que molesta”, describió a LA NACION un dirigente comprometido con la proyección de Kicillof. “[El PJ nacional] es un enchastre. Se terminó generando una interna inoportuna e innecesaria. Hasta hace dos meses, Quintela tenía hasta sintonía con parte de La Cámpora. Se buscó subordinar a Axel. Ningún gobernador se expresó [a favor de Cristina]. Lo llevaron a Quintela al barro. Es un tema de Cristina y de Quintela, que lo resuelvan”, agregó.

Kicillof encabezó, el martes, en Ensenada, un “Pre-Encuentro Provincial de Salud Popular y Comunitaria”. En esa actividad, organizada por el Movimiento Evita y con la presencia de dos intendentes alineados con él, como Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso), el gobernador pronunció un discurso que cerró con un “Viva Perón, viva Evita, viva Néstor, viva Cristina”. También señaló que “es muy fácil andar diciendo que hay que organizarse en los territorios, pero lo complicado es tomarse el trabajo de bajar a la tierra, dejar las reuniones de dirigentes y sentarse con los compañeros y compañeras que militan todos los días”. La expresión “bajar al territorio”, meses atrás, le valió reproches de Máximo Kirchner.

Kicillof, con Gildo Onorato (funcionario bonaerense y referente del Movimiento Evita) y los intendentes Fabián Cagliardi (Berisso) y Mario Secco (Ensenada)

“Axel se expresó en contra de la judicialización de la interna, lo que es muy razonable. Debe leerse en sintonía con su discurso del 17 [de octubre], planteando que solo quiere pelearse con Milei. Lo veo en la misma posición, criterioso, poniéndose por arriba. ¿Sólo Axel no apoyó a Cristina, o fue la misma posición de los demás gobernadores? Cristina sale de esta interna debilitada”, sentenció un funcionario bonaerense. “Es una clarísima pérdida de autoridad. Más allá de cómo termine el culebrón de la interna, que no resuelve el conflicto político en la provincia de Buenos Aires”, añadió.

Cerca del gobernador afirmaron que no mermó su actividad política en el juego interno por convertirse en referencia opositora. Jorge Ferraresi (el intendente de Avellaneda que es el principal armador de Kicillof en Buenos Aires) está de licencia en su cargo hasta el 11 de noviembre. “No tienen músculo político y no tienen reacción. El problema de ellos es grave porque Cristina y Axel tienen el mismo electorado. Y Cristina está en un brete: si no asume [en el PJ], queda mal parada; si asume, no tiene legitimidad porque no la apoya ningún gobernador”, analizó un intendente del conurbano.

En el “kicillofismo”, se especula con que la próxima puesta en escena política sería un plenario de la segunda sección electoral, el 20 de noviembre, en la localidad de San Pedro.