La noticia de la detención por parte de las autoridades aduaneras de Paraguay del senador peronista Edgardo Kueider (Entre Ríos), aliado firme del Gobierno desde la aprobación de la Ley Bases, cayó como un rayo en una Cámara alta en la que a la lógica sorpresa se sumó la conmoción por el impacto político del incidente.
“Esto es una mala noticia para el Senado”, opinó con un fuerte dejo de amargura un funcionario de la Cámara alta que reconoció tener “estallado” su teléfono con consultas y comentarios sobre la detención de Kueider. “Vamos a ver cómo evoluciona el tema, por ahora sólo tenemos la información que circula en los medios”, explicó.
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Como casi todo el mundo en el Senado, la vicepresidenta Victoria Villarruel se enteró por la explosión de la noticia en los medios de comunicación y prefirió guardar cautela hasta tener mayores precisiones sobre la situación del legislador. Por lo pronto, se activaron consultas con la Dirección de Asuntos Jurídicos para ver si había llegado algún pedido u oficio relacionado con el incidente. La respuesta, lógica si se toma en cuenta que la detención ocurrió en la madrugada de este miércoles, fue negativa.
Si bien el denominador común fue la sorpresa, sobre todo en el oficialismo y en los bloques de la oposición dialoguista, en el kirchnerismo le sumaban cierto regodeo a la lógica conmoción que provocó la situación que atraviesa Kueider en suelo paraguayo.
“Nosotros, por ahora, no vamos a hacer nada. Vamos a esperar a ver qué hacen sus cómplices”, se despachó un legislador de Unión por la Patria, crítico del senador entrerriano y que ya estaba al tanto de la información que llegaba desde Paraguay. “Tremendo”, fue su primera palabra para referirse a la detención del legislador.
La reacción en la principal bancada de oposición encuentra explicación en el enfrentamiento de la conducción que encarna José Mayans (Formosa) mantiene con Kueider desde que el entrerriano abandonó, junto a otros tres senadores, el bloque en febrero de 2023. Desde entonces, Cristina Kirchner perdió el control del Senado hasta el final de su mandato como vicepresidenta de Alberto Fernández.
La sorpresa también se apoderó del despacho de Kueider en la Cámara alta, en el que desconocían los movimientos de las últimas horas del senador y se enteraron de su detención esta mañana a medida que el hecho empezaba a ganar espacio en los medios de comunicación. Kueider cuenta con 17 asesores a sueldo en el Senado.
La misma reacción se vio en las oficinas del también peronista Carlos Mauricio Espínola (Corrientes), socio de Kueider en la conformación del bloque Unidad Federal tras abandonar el kirchnerismo. Ambos senadores terminaron consolidándose como aliados del Gobierno de Javier Milei durante el debate de la Ley Bases en el Senado. El puente de ingreso al oficialismo fue a través del asesor presidencial Santiago Caputo. Ambos comparten en la actualidad el interbloque Las Provincias Unidas, que preside el correntino.
Paradojas del destino, el entrerriano preside la Comisión de Asuntos Constitucionales, que es la que debería tratar un eventual pedido de desafuero o expulsión de la Cámara alta en el caso que el desarrollo de los acontecimientos termine con un pedido de apartamiento de Kueider. La vicepresidencia está en manos de la tucumana Sandra Mendoza, legisladora de Unión por la Patria y de estrechos vínculos con el gobernador peronista y aliado del Gobierno, Osvaldo Jaldo.