La Argentina tiene una enorme oportunidad que, según especialistas del sector cárnico, aún no está aprovechando. El país sigue sin ocupar un lugar estratégico en el segmento de mayor valor del mercado chino de carne vacuna. Si bien China es el principal destino de las exportaciones argentinas, hay un nicho premium que sigue sin ser abastecido por la Argentina y que, hasta ahora, estaba cubierto principalmente por Estados Unidos. Sin embargo, la reciente aplicación de aranceles del gigante asiático, en represalia por igual medida por parte de Donald Trump, complica la presencia estadounidense en ese mercado. Para la Argentina se trata de una demanda constante, que podría crecer aún más a medida que aumenta la clase media en China. La falta de políticas, estructura y promoción mantienen a la Argentina al margen de un segmento en auge.

Según Fausto Brighenti, trader, socio y director de Shanghai Ideal Trading, ese mercado que podría dejar libre Estados Unidos representa unas 200.000 toneladas por año —alrededor de 15.000 por mes— y se paga a precios muy superiores a los de la carne que actualmente exporta la Argentina. Para abastecerlo ya hay frigoríficos capacitados, es carne de alta calidad, pero son pocos todavía”. Se trata, detalló, de cortes muy sofisticados provenientes de novillos muy pesados de feedlots americanos, animales de razas británicas, criados en sistemas intensivos y con un alto grado de marmoleo (grasa intramuscular), un atributo muy valorado en estos mercados.

La Argentina puede abrirse paso entre los proveedores de carne de calidad en China

“Es carne que abastece la cúspide de la pirámide de consumo de China, donde también compite Australia. Es el mismo nicho al que Estados Unidos llega con éxito en Japón, Corea del Sur y otros países, para restaurantes de élite o cadenas de hoteles cinco estrellas”, agregó. Sin embargo, advirtió que no se trata de un juego abierto para todos: “Tenés que tener genética, alimentación, certificación, y cortes con marmoleo 5 o 6”.

Con los nuevos aranceles que China impuso a la carne vacuna y porcina de Estados Unidos, ese nicho podría quedar vacante. Y aunque son pocos los países que tienen la capacidad de atender esa demanda —como Australia, Uruguay, Nueva Zelanda y la propia Argentina—, el especialista señaló que el país todavía no da el paso necesario para ocupar ese lugar.

“Australia ya está aprovechando la oportunidad. Tiene ventajas logísticas, cercanía geográfica y un tratado de libre comercio con China”, señaló. Aunque reconoció que la Argentina también empezó a avanzar, especialmente tras el cambio de Gobierno, todavía falta mucho. “Algunos frigoríficos locales ya exportan carne green-fed de buena calidad al mercado chino, pero son la minoría, se cuentan con una mano”, dijo.

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Un dato relevante es que, aunque Brasil es uno de los mayores exportadores de carne del mundo, no tiene un papel destacado en el segmento de alta calidad que demanda China. Brasil tiene razas índicas, como el cebú o el guzerá, que no tienen el marmoleo ni la genética británica que exigen estos nichos”, explicó Brighenti. Además, el país no está autorizado a exportar carne con hueso ni menudencias al mercado chino, dos rubros clave que aportan valor agregado y que la Argentina y Uruguay ya están en condiciones de aprovechar.

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Además de los cortes premium, hay otros subproductos en los que la Argentina podría avanzar. Uno es el mercado de menudencias, donde Estados Unidos tenía un lugar clave y ahora quedó afuera. “Estados Unidos era uno de los pocos proveedores de menudencias a China, y con estas tarifas también quedan fuera. La Argentina está a punto de firmar el protocolo de menudencias bovinas y porcinas con China. Esto sería clave para darle más competitividad a toda la cadena, más precio al productor (como en Uruguay, que tiene aprobado menudencias a China) y Brasil aquí tampoco juega”, dijo.

Lo mismo, agregó, ocurre con el hueso. “Estados Unidos es proveedor de carne con hueso y hueso solo. El hueso es otro subproducto que tiene mucho volumen —casi 30% del peso del animal es hueso—. Hay pocos países aprobados con hueso a China, y Brasil tampoco puede acá competir porque no se lo permite su protocolo sanitario. Más hueso es otra oportunidad. En China los usan para sopas, la piel, el colágeno y revitalización de la piel, entre otros”, apuntó.

Sin embargo, para que al país se le abran todas estas oportunidades, Brighenti resaltó que hay cuestiones estructurales que resolver. “La carne de novillo todavía paga retenciones del 6,75%, mientras que la de vaca no. Eso nos vuelve menos competitivos frente al resto del mundo y desalienta la producción de novillos pesados”, alertó. Además, “el modelo argentino de producción está orientado al consumo interno”. El grueso de lo que se exporta es vaca de descarte, sin un sistema pensado desde el inicio para animales de calidad superior.

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En la misma línea se expresó Maximiliano Postigo, empresario argentino que vive en China desde 1999; es CEO de Panda Corporation y cofundador de WeWine.“Tenemos una oportunidad que no estamos aprovechando”, advirtió. Según Postigo, más allá de lo que sucede ahora con Estados Unidos, la demanda estructural por carne de calidad en China viene creciendo desde hace tiempo, al ritmo de la expansión de su clase media urbana.

“La Argentina recién en 2015 empezó a vender carne vacuna a China. En 2016 exportábamos US$300 millones, luego US$700 millones, después US$1000 millones. Este año vamos a estar entre US$2800 y US$3000 millones. Pero casi todo eso es carne que compite por precio, no es carne premium”, explicó.

Para vender a valores más altos —por ejemplo, a US$8000 la tonelada—, se necesita otro tipo de producto. “Para eso la vaca tiene que tener otra alimentación, certificación, trazabilidad. Tiene que ser otro producto. Esa es la oportunidad”, remarcó.

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Como ejemplo, mencionó el caso de Costco, una cadena de supermercados estadounidense con cinco sucursales en China que figuran entre las más vendedoras del mundo. En sus góndolas hay carne de Estados Unidos y Australia, pero no argentina. “No es que no quieran. El problema es que no le podés garantizar una provisión constante”, dijo.

Uno de los puntos que más lamenta Postigo es la falta de campañas de promoción potentes para posicionar la carne argentina en China. “Uruguay tiene carteles en el centro de Shanghái con Suárez y Cavani. Nostros podríamos poner a Messi, el Dibu Martínez. Necesitamos más campañas”, afirmó.

Y China, indicó, no espera. Su clase media sigue creciendo y se transforma en un mercado cada vez más atractivo. “Ya no es una economía basada en la manufactura barata, sino en el consumo interno”, aseguró. Por eso, insistió, “hay que estar listos para venderles lo que están buscando”.