Cada 25 de abril, Italia celebra su Fiesta de la Liberación, en recuerdo del fin de la ocupación nazi y del régimen fascista de Benito Mussolini en 1945. Esta fecha, institucionalizada como fiesta nacional desde 1946, se ha convertido en un símbolo de la resistencia, la unidad popular y la victoria sobre el totalitarismo.
Con marchas, discursos y actos conmemorativos en ciudades como Milán, Turín y Génova, el país honra a los partisanos y a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Este año, desde Colombia, el presidente Gustavo Petro decidió sumarse a la conmemoración con un extenso y personal mensaje publicado en su cuenta de X, que rápidamente llamó la atención tanto por su tono poético como por las críticas políticas que incluyó.
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El presidente colombiano inició su mensaje recordando el significado de la fecha:“Hoy es 25 de abril, otra revolución de abril, día de la liberación de Italia con ayuda armada del pueblo italiano: los partisanos de la Libertad: católicos, socialistas, anarquistas y comunistas unidos, que acabaron con el fascismo de Mussolini y Hitler”, escribió, destacando la diversidad ideológica de quienes lucharon por la libertad en medio de la guerra.
Petro, quien también tiene ciudadanía italiana, extendió su saludo al pueblo italiano “desde la bella Colombia mi Patria”, y pronto se refirió a su exclusión de las conmemoraciones oficiales:“El gobierno italiano no me invita a nada, porque es de derechas, pero, en cambio, sí me invitó el Papa Francisco muchas veces”, afirmó.
En un relato cargado de referencias personales, Petro evocó su paso por Florencia durante la pandemia del covid, donde estuvo hospitalizado y —según ha contado antes— cerca de morir. Allí, en el hospital Santa Maria Nuova, fundado en 1285, vivió lo que describe como una experiencia transformadora. Contrapuso ese centro médico histórico con la situación del Hospital San Juan de Dios en Bogotá, cuya demolición ha sido tema de debate en Colombia: “A nadie en Italia se le ocurriría dinamitar (el hospital), como sí ocurre en Bogotá, con el hospital San Juan de Dios (…) que quieren dinamitar, y la prensa aplaude a los dinamitadores y les llama inteligentes”, señaló, en una crítica indirecta a sectores de la opinión pública y del gobierno local.
El presidente continuó su mensaje haciendo un homenaje a figuras históricas italianas como Antonio Gramsci y Antonio Negri, pensadores de izquierda cuyas ideas influenciaron su formación política. También rememoró una caminata solitaria por las montañas de Toscana, donde encontró un cementerio de soldados aliados que lucharon contra el fascismo: “Oré por ellos. Ojalá, hoy entendieran sus descendientes, ese mensaje de la libertad humana y dejaran de bombardear a Gaza y Palestina”, escribió.
Dirigiéndose a la juventud italiana, Petro hizo un llamado a resistir el avance de las ideologías de ultraderecha, y elogió la sensibilidad artística de los jóvenes europeos: “Les digo que no se dejen ganar de las camisas negras; y que canten con los jóvenes latinoamericanos (…), podemos controlarnos con el amor apasionado y cantar cosas bellas a la luna, y a las estrellas y al balcón, como hizo con tanto arte e hizo mi canción favorita de la vida, Nino Rotta”, añadió, mezclando referencias culturales con exhortaciones políticas.
En otro tramo del texto, Petro mencionó su posible origen lombardo y el supuesto título nobiliario perdido de su familia italiana, aunque descartó su valor: “Menos mal que se perdió, no sirven para nada”, comentó, con tono irónico.
También rindió homenaje a quien considera su amigo y aliado espiritual: el Papa Francisco, al que dedicó buena parte del mensaje, describiéndolo como un “militante del ejército humano de la vida”. En su despedida simbólica, declaró:“Seguiré levantando esa bandera, y lo juro ante Francisco, y millones lo haremos también”, en alusión a la lucha contra la codicia y por la justicia social.
Petro cerró su extensa publicación con una crítica severa al pueblo italiano contemporáneo, a quienes acusa de haber cedido ante el avance de la derecha: “No voy a morir a Italia, sus viejos vendieron, en medio de tanta riqueza y arte (…) la libertad, y se entregaron a los camisa negra”, lamentó, afirmando que la canción “Bella Ciao” —símbolo de la resistencia antifascista— fue enterrada junto con la sensibilidad política del pasado.
El presidente acompañó su publicación con música: la emblemática “Bella Ciao”, así como piezas del compositor Nino Rota, entre ellas “Brucia la Terra”, que —confesó— escucha cuando se siente solo y enamorado.