Al menos 30 personas, entre ellas un exdiputado y varios alcaldes del Partido Republicano del Pueblo (CHP), la principal agrupación opositora en Turquía, fueron arrestadas en una nueva operación policial, que la disidencia denunció como parte de la persecución política ordenada por el presidente Recep Tayyip Erdogan.
El operativo tuvo lugar en varias ciudades del país, aunque su epicentro fue Estambul, y alcanzó a figuras destacadas del CHP, entre ellas el ex legislador Aykut Erdogdu y los alcaldes Hakan Bahçetepe (Gaziosmanpasa), Utku Caner Çaykara (Avcilar), Kadir Aydar (Ceyhan), Oya Tekin (Seyhan) y Hasan Akgün (Büyükçekmece).
Según informó la agencia oficial de noticias turca Anadolu, la Fiscalía General de Estambul lidera la investigación, centrada en presuntos casos de corrupción y crimen organizado en la Municipalidad Metropolitana de la ciudad.
“Un total de 47 sospechosos han sido objeto de órdenes de búsqueda, incautación y detención en el marco de cuatro expedientes de investigación diferentes. Los procedimientos siguen llevándose a cabo”, apuntó el Ministerio Público en un comunicado posterior al operativo.
Este hecho fue el último de una serie de acciones judiciales que han alcanzado a altos funcionarios opositores, entre ellos el alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, quien fue suspendido de su cargo y arrestado bajo los supuestos delitos de soborno, fraude, manipulación de licitaciones y vínculos con el terrorismo, apenas días antes de competir en las internas de su partido, en las que se posicionaba como el favorito para enfrentar a Erdogan.
Tanto el CHP como organizaciones de derechos humanos han denunciado que el Ejecutivo se vale del sistema judicial para obtener ventajas políticas y mantenerse en el poder silenciado a las voces disidentes.
“Los intentos de resolver disputas políticas a través del Poder Judicial y estas prácticas dirigidas a representantes electos son inaceptables”, apuntó el partido prokurdo Partido Popular por la Igualdad y la Democracia (DEM).
Este avance del Gobierno contra la oposición generó una oleada de protestas y movilizaciones en ciudades de todo el país, que han superado el millón de participantes y han contado con una participación juvenil sin precedentes.
De hecho, el descontento social quedó reflejado no solo en las calles sino, también, en la pérdida de apoyo a Erdogan.
Una encuesta del Pew Research Center citada por Foreign Affairs indicó que en marzo de 2024, el 55% de los adultos turcos tenía una opinión desfavorable del presidente y, desde entonces, la cifra solo habría ido en ascenso.
Por el contrario, la popularidad de Imamoglu aumentó considerablemente desde su arresto y unificó a la oposición, con miras a juntar fuerzas y derrocar al oficialismo.
“Nuestro plan A, B, C y D es que (Imamoglu) sea nuestro candidato para las próximas elecciones. Todos los sondeos indican que vencería a Erdogan, por eso le cancelaron el diploma y abrieron cinco juicios diferentes contra él, para, finalmente, acusarlo de corrupción y terrorismo”, dijo el referente opositor, Özgür Özel, durante una protesta en abril, con plena confianza de que el alcalde logrará su libertad y su lugar en los comicios.
“Esto es un golpe contra un rival, contra el próximo presidente. La acusación de terrorismo contra Imamoglu no se la cree nadie en Europa, todos saben que, para Erdogan, terrorista puede ser cualquiera”, sumó, a la par que llamó al Gobierno a adelantar las elecciones.