Convertida en una de las grandes figuras representantes de la música argentina, Patricia Sosa lleva décadas dejando huella con su voz, sus melodías y una carismática personalidad que la convierten en centro de atención allí donde va. Su última aparición en televisión volvió a confirmarlo: en su paso por el ciclo Otro día perdido (El Trece), conducido por Mario Pergolini, reveló el particular motivo por el que se volvió vegetariana, una historia tan singular como inesperada.
Fue en plena charla cuando Mario indagó: “¿Hace mucho que sos vegetariana?”. Con sinceridad, Sosa respondió: “Hace veinticinco años, más o menos”. La conversación pronto tomó un giro poco habitual. Pergolini quiso saber el motivo: “¿Es cierto que fue porque te dijeron que perdías, eh, capacidades, eh…?” La respuesta sorprendió: “Telepáticas”, afirmó la artista.
Interesados en el tema, el conductor y los presentes le pidieron a Patricia que contara esa experiencia. La artista rememoró: “Yo tuve un avistaje muy grande, vamos a llamarlo de naves. En realidad, son luces, es sutil, no es corpóreo. Pero tuve un avistaje muy grande, es como si te dijera que veinte autos, quince autos te prenden los focos todos juntos, así, y empiezan a tener… interacción. En un lugar que se llama Los Terrones, en Córdoba“.
A continuación, el conductor quiso saber si había ido con ese objetivo: “¿Y fuiste para eso, o te sorprendió?”. La respuesta fue contundente: “Fui para eso”, afirmó la invitada al ciclo. Ya antes había tenido experiencias similares: “Yo ya había visto. Y conseguí la dirección de una contactada solitaria”. Para despejar dudas, Pergolini le pidió que aclare de qué se trataba: “¿Una contactada solitaria?”. Sosa describió: “Hay muchos en el mundo que tienen la tarea de contactarte con las luces. Son seres de otro plano. No, de otro planeta”. “Claro”, remató, respondiendo a la repregunta del conductor.
Acto seguido, la cantante explicó que no fue sola: la acompañaron su manager, una amiga y otra persona. “No estaba sola. Y sucedió eso. Bueno, es muy largo de explicar”, contó refiriéndose al “avistaje”. Pero ese momento fue bisagra para ella. “Eso fue la absoluta confirmación. La certeza. Fue eso”, confesó. Luego relató detalles de lo vivido esa madrugada. “Eran como a las cuatro de la mañana, más o menos, estábamos arriba en la montaña y la bruma me tapaba de acá para abajo, me tapaba. Y pensé: ‘Dios mío, que se encienda algo, porque acá nos vamos a caer’. Había un precipicio. Y de repente una nave se posó ahí, en la punta del camino, y nos iluminó hasta la salida”, recordó Sosa.
Antes de irse, la “contactada” se volvió hacia ella y le preguntó si había pensado algo. Sosa respondió: “Sí, pensé: ‘por favor que algo se ilumine’”. Entonces, la mujer le dio un consejo que cambiaría su vida: “Deberías dejar de comer carne, porque tiene una toxina que inhibe la telepatía”. En ese instante, la artista no le dio importancia: “Esta señora me dice cualquier cosa, yo ya tengo suficiente con lo que vi”.
Pero días más tarde, el consejo comenzó a hacer efecto: “En la semana tuve un asado… y no pude”. Pergolini insistió: “¿No pudiste comer?”. Y Sosa volvió a dejar en claro lo que ocurrió a partir de esa experiencia. “No pude comer, no. Nunca más lo intenté. No puedo comer la carne. Me gusta, voy a asados y es lindo y digo, ‘bueno, a ver’… No puedo”, confesó. Pergolini reafirmó: “No podés”. La artista lo confirmó, tajante: “No”.
Así, el episodio místico vivido la artista en Los Terrones, Córdoba, no solo marcó un antes y un después en su vida personal, sino que también le dio un nuevo significado a su vínculo con la comida y su espiritualidad. Desde entonces, la cantante nunca volvió a probar carne, y cada vez que se le pregunta, la anécdota vuelve a desatar fascinación por su sinceridad, sensibilidad y capacidad para escuchar los mensajes menos esperados.