El Mutua Madrid Open ya ha dado el pistoletazo de salida y todos los focos apuntan a los tenistas españoles, con Carlos Alcaraz como la principal atracción del torneo. La Caja Mágica también cuenta con otros españoles como anfitriones de la competición, como Paula Badosa por el cuadro femenino o Pablo Carreño, un veterano del circuito que, tras años de lucha y superación, se ha consolidado como una de las piezas clave del tenis nacional. Desde sus primeros pasos en Gijón hasta alcanzar más de 12 millones de euros en premios, su carrera ha sido un ejemplo de resistencia y ambición.
Nacido el 12 de julio de 1991, Carreño comenzó a dar sus primeros pasos en el tenis con tan solo 6 años gracias a su hermana, que fue quien le aficionó a dicho deporte. Poco a poco fue mejorando con 15 años entró en el Real Club de Tenis de Barcelona. En este centro de alto rendimiento, por el que han pasado leyendas españolas como Carlos Moyá y Arantxa Sánchez Vicario, perfeccionó su técnica y comenzó a construir una carrera profesional que parecía destinada al éxito.
Lo que distingue a Pablo Carreño no es solo su habilidad en la pista, sino también su capacidad de combinar el deporte con los estudios durante su juventud. El asturiano completó el bachillerato tecnológico y aprobó la selectividad, con futuros intereses en áreas como la Física o la Arquitectura. Sin embargo, su compromiso con el tenis marcó el rumbo de su vida, llevándolo a convertirse en profesional en 2009.
Su gran ascenso se vio truncado en el año 2012, debido a una lesión. Una hernia discal lo dejó fuera de competición durante siete meses, periodo en el que la posibilidad de abandonar el tenis estuvo muy presente en su vida. Una de las grandes decisiones que en ese momento tuvo que tomar fue operarse o dejar el deporte y acabó optando por la cirugía para preservar su futuro como tenista. “Quería darme una oportunidad”, confesó años después. Esa oportunidad le permitió no solo regresar, sino también superar los desafíos que vinieron después.
El regreso a las pistas tras la operación de hernia
La recuperación no fue sencilla, pero 2013 marcó el inicio de una espectacular remontada. Carreño pasó del puesto 754 al 64 en el ranking ATP ese año, escalando 690 posiciones y ganándose el reconocimiento como el jugador que más progresó en la temporada. Este avance reafirmó su mentalidad combativa y lo estableció como un nombre a seguir en el panorama deportivo internacional. Un año después, cerró 2014 afianzado también en el puesto 64.
Su consistencia lo llevó en los años siguientes a elevar su carrera a niveles históricos. En 2017 llegó por primera vez a las semifinales de un Grand Slam durante el US Open, logro que repetiría en 2020. Además, alcanzó los cuartos de final de Roland Garros, donde midió fuerzas con uno de sus referentes, Rafa Nadal. Otro de los espejos en los que se ha mirado es David Ferrer, cuyo estilo de juego y determinación han inspirado a Carreño tanto dentro como fuera de las pistas.
Financieramente, su esfuerzo en el circuito también le ha supuesto un éxito significativo. En 2020, acumuló 1,4 millones de euros en premios, posicionándose entre los diez jugadores con más ingresos del año. Tras más de una década en el mundo profesional del tenis, consiguió superar los 12 millones de euros en premios a lo largo de su carrera, un logro respaldado por una trayectoria constante y de alto nivel. Además de valiosas colaboraciones con patrocinadores de renombre como Joma Sport, Peugeot, Wilson Tennis e ISDIN, quienes destacan su profesionalismo y legado en la elite del tenis.
Aficionado confeso del Sporting de Gijón, Carreño ha seguido demostrando su pasión tanto dentro como fuera de las pistas. Madrid no ha sido su gran torneo, dado que este miércoles ha dicho adiós a la competición tras caer ante el portugués Nuno Borges.