Se dice que Rosario Murillo es el verdadero poder en Nicaragua (AP Foto/Alfredo Zuniga, Archivo)

Lucharon codo a codo con Daniel Ortega en la década de 1970, cuando los sandinistas eran rebeldes que intentaban derrocar una brutal dictadura que había gobernado Nicaragua durante más de cuatro décadas.

Muchos se unieron a Ortega cuando se convirtió en presidente por primera vez para dirigir el país en la década de 1980, y de nuevo cuando asumió el cargo por segunda vez hace casi 20 años.

Pero ahora muchos de estos leales colaboradores, gente de confianza y cercana a Ortega durante décadas, están acusados de delitos, y en la cárcel o bajo arresto domiciliario.

Desde miembros de la dirigencia original del gobernante Partido Sandinista hasta militares de alto rango e incluso un familiar, Ortega y su esposa y copresidenta, Rosario Murillo, están purgando incluso a los que fueron sus amigos y aliados más cercanos.

En un país ya conocido por las detenciones arbitrarias generalizadas y la falta de libertades políticas, las detenciones de antiguos partidarios sandinistas suponen una notable escalada de la ofensiva contra cualquiera que pudiera desafiar la autoridad de la pareja gobernante.

Pero el desmantelamiento del círculo interno del partido sandinista de izquierda no parece ser obra exclusiva de Ortega, sino que en realidad está impulsado por Murillo. Es ella quien es considerada el verdadero poder en Nicaragua, y ha contribuido a convertir el país centroamericano en uno de los Estados más represivos de América Latina.

En el último año, Murillo ha aumentado su autoridad mediante cambios constitucionales considerados en general como una toma de poder, una nueva fuerza paramilitar leal al gobierno y el desmantelamiento total del poder judicial, que otorgó a la presidencia más control sobre los tribunales.

Los expertos creen que Murillo está intentando eliminar a cualquier posible rival y allanar el camino para convertirse eventualmente en la única dirigente autoritaria de Nicaragua.

“Está purgando a gente que ha estado en puestos claves”, dijo Alberto Cortés, experto en Nicaragua de la Universidad de Costa Rica. “Todo el mundo se está preguntando ¿y el próximo seré yo?”.

Bayardo Arce era el último de los nueve comandantes sandinistas originales que quedaba al lado de Ortega

Bayardo Arce, quien fuera guerrillero revolucionario y luego asesor económico, era el último de los nueve comandantes sandinistas originales que gobernaron en la década de 1980 que seguía al lado de Ortega. Lo hizo durante más de 50 años, incluso cuando muchos otros dirigentes sandinistas abandonaban el partido, acusando a su dirección de corrupción y autoritarismo. Muchos han sido detenidos o forzados al exilio.

Hoy, incluso el último hombre en pie ha caído.

Arce, de 76 años, fue detenido en julio después de que los fiscales dijeron que no había respondido a un requerimiento para ser interrogado sobre lo que dijeron eran irregularidades con propiedades suyas. Arce ha sido una figura controvertida durante años, al haber amasado una gran fortuna al tiempo que defendía una ideología política de izquierda y ocupaba cargos de gobierno poco definidos.

Su sorpresiva detención este verano, según los expertos, demostró que nadie en Nicaragua es inmune al afán de la pareja presidencial por reforzar su ya férreo control del poder.

Su caída, dijeron, se produjo seguramente por orden de Murillo. Tras años de fungir como una primera dama implacablemente trabajadora, se convirtió en vicepresidenta en 2017, y a principios de este año asumió el cargo recién creado de “copresidenta”.

A medida que Ortega se acerca a los 80 años, los expertos afirman que su esposa, de 74 años, parece obsesivamente decidida a deshacerse de sus rivales.

Murillo no respondió a una solicitud de comentarios.

Néstor Moncada Lau, asesor de seguridad nacional, a quien se consideraba uno de los principales responsables de la violenta represión de las protestas en 2018, está recluido en la penitenciaría nacional desde el 16 de agosto, tras ser interrogado en torno a una confiscación de propiedades, según Confidencial, periódico nicaragüense que opera desde Costa Rica.

Néstor Moncada Lau, ex asesor de seguridad nacional

En mayo, un general de brigada retirado, Álvaro Baltodano Cantarero, fue condenado a 20 años de prisión por traición a la patria y se ordenó la confiscación de sus bienes. Henry Ruiz, quien al igual que Arce fue uno de los nueve comandantes sandinistas originales, fue puesto bajo arresto domiciliario en marzo. No se dieron a conocer los cargos.

El hermano de Ortega, Humberto Ortega, quien dirigió el ejército durante el primer gobierno sandinista, murió en septiembre tras cuatro meses de arresto domiciliario. Su detención se produjo después de que Humberto Ortega, quien también fue uno de los nueve dirigentes sandinistas originales, se refirió públicamente a su hermano como dictador.

Se dijo que Lenin Cerna, ex coronel quien fue jefe de la temida agencia de seguridad del Estado en la década de 1980, había sido detenido, pero anteriormente ya habían surgido rumores sobre su detención y resultaron ser falsos, según informaron los medios de comunicación nicaragüenses.

“Las purgas no son nuevas, pero las purgas de partidarios muy destacados son bastante nuevas”, dijo Karen Kampwirth, profesora de ciencias políticas del Knox College de Illinois, quien está escribiendo una biografía de Murillo. “Creo que su pensamiento es que no tiene ninguna legitimidad entre los sandinistas ‘históricos’, la gente que salió de la lucha guerrillera”.

Los comandantes sandinistas Víctor Tirado López, Humberto Ortega y Daniel Ortega, el 20 de julio en Managua, hace 41 años. (Foto tomada de libro Epopeya de la Insurrección)

La campaña parece dirigida a cualquier ex guerrillero respetado por los dirigentes de las fuerzas armadas y por otros miembros veteranos del partido, dijeron los expertos.

Murillo teme que, mientras sigan en el poder personas como Arce, los antiguos fieles del partido en las fuerzas armadas les apoyen tras la muerte de Ortega, dijo Kampwirth.

“Podría haber un grupo en el ejército que se uniera en torno a él”, dijo. “Nadie se va a aliar con ella”.

Cortés, de la Universidad de Costa Rica, se pregunta si las medidas de Murillo serán contraproducentes y harán que los leales al partido que forman parte del ejército vayan contra ella.

Murillo y Ortega se conocieron en la década de 1970, cuando los rebeldes sandinistas libraban una rebelión armada contra los Somoza, una dictadura dinástica de derecha que gobernó Nicaragua durante más de 40 años.

Aunque han estado juntos por décadas y ella dirigió casas seguras durante su tiempo en la clandestinidad, Murillo nunca ocupó un cargo de liderazgo en la rebelión y no se le considera una figura revolucionaria importante.

Aun así, cuando Ortega volvió al poder en 2007, ella se convirtió en el verdadero poder detrás de su presidencia. Trabajaba horas interminables y se implicaba en todo tipo de minucias —como servir de vocera del gobierno y repartir títulos de propiedad a los pobres—, lo que provocó fricciones con los veteranos dirigentes del partido leales a Ortega.

En sus casi 20 años en el poder, la pareja, además de expulsar a opositores, ha sido acusada de amañar elecciones y de hacerse con el control de la Asamblea Nacional y de la Corte Suprema.

“Ella sabe que no tiene la fortaleza política que tiene Daniel para sostenerse en el poder”, dijo Dora María Téllez, ex ministra de Salud sandinista que rompió con el partido hace décadas, fue encarcelada en 2021 y ahora vive exiliada en España.

Al eliminarse la separación de poderes, todos los poderes del Estado dependen de Murillo, dijo Téllez. Ella impulsó los cambios constitucionales que crearon el cargo de “copresidenta”, pero cabe destacar que, aunque ostenta el título de copresidenta desde enero, no se ha nombrado a ningún vicepresidente para sustituirla.

La ex guerrillera sandinista Dora María Téllez dijo que Rosario Murillo

Se considera que uno de los hijos de la pareja, Laureano, está siendo preparado para suceder a sus padres. Es cantante de ópera, ha sido asesor en inversiones internacionales y desempeña un papel clave en las relaciones del país con China, Rusia e Irán.

Pero ni siquiera él ha sido elegido para ocupar la vicepresidencia vacante, lo que, según los expertos, subraya el deseo de Murillo de ser la única persona en condiciones de ocupar el lugar de su marido.

Los expertos afirman que la obsesión de Murillo por quién podría suceder a su marido coincide con los rumores que circulan sobre el deterioro de la salud de Ortega. En los últimos meses se le ha visto decaído en sus escasas apariciones públicas, dijo Téllez.

Las detenciones de tantos de sus aliados más cercanos mientras aún vive sugieren que Ortega les ha dado su bendición o ha perdido la capacidad de proteger a las personas más cercanas a él, dijo.

Murillo ha intentado ganar adeptos entre los miembros más jóvenes del partido gobernante, conocido formalmente como Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

“Algo que esto demuestra es que nadie es intocable en el FSLN”, dijo Kai Thaler, profesor de estudios globales de la Universidad de California en Santa Bárbara. “También muestra muy firmemente que la lealtad de muchos años al partido, y a Daniel, no te va a proteger”.

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