El anuncio de la suspensión de exportaciones de armas a Israel por parte de varios países europeos se ha presentado como una reacción directa a la aprobación, en la madrugada de este viernes, de un plan militar israelí para ocupar completamente la Ciudad de Gaza. En este contexto, el debate político y diplomático en torno a la ofensiva ha escalado, generando críticas y llamados a reconsiderar la estrategia adoptada por el Gobierno de Benjamín Netanyahu.
El Gabinete de Seguridad del ejecutivo israelí aprobó un plan militar para ocupar la Ciudad de Gaza, situada en el norte del enclave palestino. La decisión fue comunicada oficialmente por la oficina del premier israelí.
Según el comunicado, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se prepararán para avanzar sobre la ciudad, al tiempo que se comprometen a garantizar la provisión de ayuda humanitaria a la población civil ubicada fuera de las zonas de combate. La operación marca una nueva escalada en el conflicto y se produce en un contexto de intensas tensiones en la región. El grupo terrorista Hamas criticó el plan como un “nuevo crimen de guerra” y advirtió que la operación le costará muy caro. “Es sacrificar a los rehenes”, manifestó.
Ante esta situación, el primer ministro británico, Keir Starmer, calificó la medida israelí como “errónea”, instando públicamente a su reconsideración inmediata. A través de un comunicado, apuntó: “La decisión del Gobierno israelí de intensificar aún más su ofensiva en Gaza es errónea, y le instamos a que la reconsidere de inmediato. Esta acción no contribuirá en nada a poner fin a este conflicto ni a garantizar la liberación de los rehenes. Solo provocará más derramamiento de sangre”.
El líder laborista agregó que la crisis humanitaria en Gaza se intensifica diariamente y que “lo que necesitamos es un alto el fuego, un aumento de la ayuda humanitaria, la liberación de todos los rehenes retenidos por Hamas y una solución negociada”. También fue tajante al afirmar que Hamas no puede influir en el futuro de Gaza y debe abandonar el territorio, además de desarmarse.
Por su parte, el canciller alemán, Friedrich Merz, anunció una medida sin precedentes: la suspensión de toda exportación de material militar que pueda emplearse en la Franja de Gaza. Según explicó Merz, “en estas circunstancias el Gobierno Federal no aprobará hasta nuevo aviso ninguna exportación de material militar que pudiera utilizarse en la Franja de Gaza”.
Explicó que no resulta claro de qué manera el plan presentado por el gobierno israelí puede llevar al desarme de Hamas, la liberación de los rehenes y el inicio de negociaciones para un alto el fuego, además de mostrar su “profunda preocupación” por el sufrimiento civil.
Las reacciones no se han limitado a Alemania y Reino Unido. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, expresó su condena “con firmeza” a la iniciativa israelí, opinando que ésta solo “provocaría más destrucción y sufrimiento”. Desde sus redes sociales, instó a un alto el fuego permanente, la entrada masiva de ayuda humanitaria y la liberación de los rehenes en manos de Hamas. Además, el funcionario defendió la necesidad de materializar la solución de dos Estados, enfatizando la urgencia de un Estado de Palestina “realista y viable”.
Formaciones españolas de izquierda, Sumar y Podemos, se dirigieron a la comunidad internacional solicitando una reacción enérgica para detener lo que definen como el accionar del “Estado genocida de Israel”.
En Países Bajos, el Gobierno anuló tres licencias previamente otorgadas para la exportación de componentes de barcos militares destinados a Israel, justificando la decisión por el “riesgo de uso final no deseado” en operaciones militares sobre Gaza y el agravamiento de la emergencia humanitaria. El ministro neerlandés de Exteriores, Caspar Veldkamp, comunicó que esta decisión se tomó “debido al empeoramiento de la situación en la Franja de Gaza” y “al riesgo de un uso final no deseado” de los suministros bélicos.
A través del canal público NOS, el Ministerio neerlandés informó que desde el 7 de octubre de 2023 se concedieron ocho licencias de exportación de material militar hacia Israel, incluidas algunas para piezas del sistema antiaéreo Cúpula de Hierro (Iron Dome), de las cuales ahora tres han quedado revocadas.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, también repudió la medida israelí. Los planes de “ocupación militar total” de la Franja de Gaza por parte del Ejército de Israel deben “detenerse de inmediato”, advirtió, al tiempo que aseguró que violarían el derecho internacional y podrían causar más muertes y desplazamiento forzado.
“Van en contra del fallo de la Corte Internacional de Justicia en el que se establece que Israel debe poner fin a su ocupación lo antes posible, así como contra la solución acordada de dos Estados y contra el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación”, subrayó el alto comisionado en un comunicado.
La puesta en marcha de este plan por parte de Israel, que ya ha aprobado la ocupación de la ciudad de Gaza, capital de la Franja, provocaría “más sufrimiento insoportable, destrucción sin sentido”, y la comisión de crímenes de guerra y lesa humanidad, agregó Türk.