Para Nicolás Behringer, la resiliencia no fue una elección, sino una necesidad. Hasta los 13 años vivió en la calle y, seis años atrás, tras la muerte de su padre, asumió el rol de tutor legal de su hermana. Un joven que debió crecer de golpe entre la soledad, la adversidad y el azar, y que hoy transforma esa historia en talento sobre el escenario de La Voz Argentina, donde fue ovacionado y elegido para seguir cantando una noche más.

Detrás de los aplausos, habitó un chico que se encontraba en completa soledad: sin amigos, sin familia, sin nadie que lo escuchara. Sin nada material tampoco, solo la música. “Estaba muy solo todo el tiempo. No tuve una infancia regular. No todo el mundo quiere hacer que sus hijos se junten con el nene que no tiene un techo”, relató. Ese aislamiento no solo dificultó sus vínculos, sino que forjó en él una mirada diferente sobre la vida: “Me costó mucho relacionarme hasta que fui más grande. Fue tan atípica mi infancia que fue muy, muy complejo adecuarme a la vida normal… pero eso me hizo pensar también de maneras extrañas, me hizo pensar más en grande”.

Las experiencias que vivió en la calle, que destacó que fueron ‘98% positivas’, marcaron al Nicolás de hoy: una persona empática, con deseos de superarse, luchadora frente a las dificultades y agradecida con quienes lo apoyan y valoran su talento. “Me pasó en La Voz, que fue cuando me eligieron por los votos que dije ‘wow’. Cuando era chico y estaba en la calle, la gente me ignoraba completamente. Y hoy me veo acá y hay gente que me votó para ver una presentación más mía… Para mí es un montón. Es un privilegio enorme, ver al chico ese que lo ignoraban todos y ahora la gente lo aprecia y lo valora así”.

— ¿Cómo surgió la idea de ser cantante callejero?

— Con las ganas de querer dedicarme a lo que amaba y dejar de cantar, literalmente, 12 horas que laburaba, 13 horas, estar cantando porque estaba todo el día trabajando, y mientras seguía trabajando estaba cantando bajito, pero la música siempre era parte de lo que yo estaba haciendo.

— ¿Tuviste miedo de dejar un trabajo seguro y lanzarte a cantar en la calle?

— Mucho, mucho. Tenía pánico, no miedo. Me acuerdo de que salí con la idea de ser artista callejero y pensaba: “¿Será que se puede vivir de esto?”. Un día dije, bueno, voy a hacer la prueba, me voy a comprar un equipo. No tenía ni idea de nada. El primer micrófono y el primer equipo que veo, me lo compro y salgo a cantar una vez. Y tuve un resultado lindo. Después descubrí que es muy relativo tener un buen resultado. Porque capaz que un día te va bien, capaz que en una tarde hacés lo que alguien en cinco días de trabajo hace o en una semana… pero otro día no hacés nada. Yo creo que alguien no tiene que mandarse al 100% con eso, porque te puede pasar cualquier cosa. No sabés si te vas a encontrar con alguien que esté muy mal afuera, alguien que esté muy bien, gente que te dé mucho amor… Todo puede pasar en la calle.

— ¿Te tocó vivir momentos difíciles?

— El 98% fueron buenas, pero ese 2% que fueron feas, fueron bastante intensas. Me ha pasado de lidiar con gente loca, con gente borracha, con gente mala, gente que dice ser artista y que defienden un punto como si fuera una mina de oro. Hay personajes que no se mueven de un lugar y, si vas y no sabés, puede haber problemas. No es una mafia, pero hay personajes así.

— ¿Qué hacías en los días malos, cuando no alcanzaba la plata para sobrevivir?

— Trataba de buscarle la manera. Trataba de ver qué podía evaluar para el otro día ser distinto, qué podía mejorar. Es como un maestro, toda esa situación.

— ¿Cómo es ser tutor de tu hermana? ¿Qué edad tenías?

— Hoy tengo 28, tenía 22. Yo creo que hay muchos chicos que son padres jóvenes. Y la tutoría te pone en un rol paterno. Si bien yo soy el hermano, al estar solo uno inevitablemente asume un rol así porque querés que esté bien, tenés que darle de comer, que haya un techo, la escuela, todas las cosas. Fue buscar ese equilibrio entre atender lo que amo y atender a los que amo.

— ¿Te costó hacer ese “click”, de dejar de ser solo el hermano para ser una figura paterna para ella?

— Sí, sí, sí. Al estar creciendo tan solo tantos años, cuando ella aparece, yo estuve más presente para ella, pero estaba más mi papá que era… ¡eran dedo y uña! El vínculo que tenían era impresionante. Entonces, cuando él se va, fue estar yo en ese lugar. Al quedar los dos.

— ¿Se puede saber qué es lo que le pasó a tu papá?

— Él falleció de un infarto. Fue algo que fue de un momento al otro y no lo esperábamos. Muy, muy abrupto.

— Leí que tu hermana había dicho que en cierto sentido fue una muerte indigna para él. ¿Por qué lo vio así?

— Porque ambos queríamos algo mejor para él. Era una persona tan buena en tantos sentidos que de alguna manera ambos queríamos darle mucho más. Como tener la abundancia económica para poder darle cosas más materiales, algunas comodidades… poder verlo disfrutar porque él era un tipazo y se lo merecía. No haberlo conseguido de alguna manera se siente como un poco indigno.

— ¿Qué crees que te hubiera dicho él si te viera ahora?

— Que estaría orgulloso, que estaría muy feliz de cómo fueron las cosas, de cómo las llevé, de cómo las llevamos. No solo las llevé yo, mi hermana también. Creo que estaría muy contento de que haya cantado un tema de hoy en La Voz.

— Antes de esta edición, ¿habías pensado en entrar a La Voz Argentina?

— Cuando era chico, una vez me había anotado en Elegidos, hice un video y está todavía en YouTube, aunque no cantaba nada. En ese momento no estaba preparado. Siento que el camino en la calle me preparó para todo. Hay cosas que me voy a llevar que no tienen precio, yo siento que el camino que hice me llevó a que en este momento tuviera que estar porque tampoco hubiera sido un buen mensajero de lo que sea que tengo que traer para la gente que lo necesite.

— ¿Vos te considerás un mensajero, a través de la música?

— Yo creo que todos los artistas somos medio mensajeros, porque es como información que te cae, viene de otro lado. Siempre llega a través de la inspiración, o es algo que ya existe y nosotros sintonizamos y lo traemos acá, lo compartimos con la gente que amamos.

— Para terminar, me gustaría saber: ¿cómo te ves a futuro?

— Me veo como uno de los artistas referentes de la Argentina y reconocido internacionalmente, también. Pero no por el hecho de que alguien me ovacione, sino porque otros puedan encontrar la misma felicidad que encontré yo en la música. Que puedan encontrar incluso música cuando no haya nada. No voy a ser ese artista que busca solo ser enaltecido; quiero compartir lo lindo que me dio la música, estar para esa gente que, como yo en algún momento, no tenía nada, y que la música le sirva para salir adelante. Ojalá también pueda guiar a otros, aunque sea un poquito, con lo que he aprendido, para que puedan encontrarse a sí mismos.