El Bitcoin superó los US$124.500 y reavivó el debate sobre si alcanzó un nuevo techo REUTERS/Dado Ruvic/Illustration

Los tenedores de capitales que operan en el sistema financiero argentino preguntan cada vez por los CEDEARs, que son certificados que permiten invertir los pesos en empresas de Wall Street, bonos en dólares e incluyen criptomonedas, como Bitcoin.

Aunque todavía no ocupan más del 1% de las carteras de mediano y largo plazo, en las que se destina a las acciones un 60% del capital invertido y a los bonos el 40%, se mueven en forma autónoma a las políticas monetarias, como la del ministro de Economía, Luis Caputo. Es que las herméticas reglas de generación de controles impiden imprimir cryptos para financiar ningún déficit. Funcionan como un banco en el ciberespacio.

A pesar de representar, teóricamente, un potencial refugio contra los manejos políticos discrecionales del dinero, más del 95% de los inversores en Argentina no incorporó crypto en las carteras de inversión administradas por los bancos, las agencias bursátiles y las extrabursátiles.

Ni siquiera el 49 mil por ciento de incremento en la cotización que acumuló Bitcoin en los 16 años de existencia cumplidos fue un suficiente aliciente para asumir los riesgos de la enorme volatilidad que aún tienen.

Cualquiera puede actualmente acceder a Bitcoin y Ethereum hasta en pesos, con sólo abrir una cuenta comitente en una entidad autorizada a operar en las Bolsas. A través del agente elegido, se puede ingresar en CEDEARs de ETFs (Exchange Traded Fund) desde el mercado local.

También entrar en la llamada Dollar hedge, donde su tenencia convive con la de plata y oro. Y luego hay una tercera vía, la Crypto Complex, que tiene retonos mucho más altos que Standart Poors, pero es más volátil que los CEDEARs y Dolllar hegde.

Incertidumbre en los mercados

El interés que despierta Bitcoin es proporcional a la incertidumbre que gana a los mercados regulados por el manejo discrecional de las monedas y las políticas fiscales confiscatorias.

Los inversores locales, atrapados entre el dólar y las tasas, consultan cada vez más a los asesores financieras sobre cómo escapar a esa trampa monetaria.

Por ejemplo, el pasado martes, Isabel Botta, Product Manager, y Paulino Seoane, Head Investment Ideas de Balanz Capital, procuraron esclarecer esas inquietudes mediante una charla online y gratuita sobre cómo incorporar cripto estratégicamente en las carteras.

Aunque se consolidó como refugio alternativo, más del 95% de los inversores locales aún no incorpora cripto en sus carteras REUTERS/Remo Casilli/Illustration/File Photo/File Photo

El volumen transado tuvo un salto importante desde enero del año pasado, cuando se autorizó su ingreso entre los fondos que operan en las bolsas del mundo (como el Nasdaq y la Bolsa de Nueva York) y, de este modo, se habilitó la posibilidad de invertir en el precio de Bitcoin sin poseer la criptomoneda directamente.

Algunos ejemplos de ETFs (Exchange Traded Fund) de Bitcoin incluyen el iShares Bitcoin Trust (IBIT) de BlackRock y el Fidelity Wise Origin Bitcoin Trust (FBTC).

Hasta 2023, su manejo estaba restringido a un público muy selecto de entendidos en las complejidades tecnológicas que la protegen. Así se llegó a 21 millones las bitcoins por acuñar, una cantidad que puede ser insuficiente para contener cambios dramáticos en los precios a medida que varía la demanda.

El riesgo es que las “ballenas”, que son individuos o entidades que poseen grandes cantidades de Bitcoin, influyan considerablemente en el mercado si movilizan cuantiosas transacciones.

Gran volatilidad

Si bien la volatilidad ha ido descendiendo a medida que aumenta el stock que respalda el valor que cobra, desde que comenzó, el precio fue considerablemente volátil, debido a varios factores.

En primer lugar, el mercado de criptomonedas sigue siendo relativamente pequeño y menos líquido en comparación con los mercados financieros tradicionales, lo que significa que las grandes operaciones pueden tener un impacto significativo en los movimientos de precios.

En segundo lugar, el valor de Bitcoin, aunque se fije de manera inexpugnable, depende del sentimiento público y la especulación reflejados en la oferta y la demanda, lo que genera cambios de precios a corto plazo.

La cobertura de los medios, las opiniones influyentes y los avances normativos crean incertidumbre, afectan a la dinámica de la oferta y la demanda y contribuyen a las fluctuaciones de los precios.

Como la primera criptomoneda del mundo, recorrió un largo camino en términos de valor y su máximo histórico en diciembre de 2024, cuando superó los $ 108.000.

¿Llegó al techo?

En esta última semana, el Bitcoin (BTC) atravesó esa barrera y llegó a 124.500 dólares, con lo que la duda vigente en el mercado es si llegó al techo, o no, como señala Juan Rodríguez, conductor del canal de YouTube “Bitcoin y Criptos”, quien cree que aún hay espacio para un nuevo impulso que le permita superar ese nivel antes de una corrección más prolongada.

La incertidumbre sobre el dólar y las tasas impulsa consultas a asesores financieros para diversificar inversiones REUTERS/Edgar Su

Los más optimistas justifican su convicción de que está firme en que el precio se mantiene desde hace más de 120 días por encima de los 100.000 dólares. En 2011, 2013, 2017 y 2021, la dinámica fue la misma: subidas exponenciales culminaron en precios récord, para luego dar paso a caídas significativas que duraron cerca de doce meses.

Sin embargo, antes de que esos retrocesos se consolidaran, el mercado registró un último repunte. Son subibajas no aptos para un inversor convencional argentino, la mayoría, que prefiere comprar dólares cable y posicionarse en bonos del Tesoro de Estados Unidos al 3,5% anual.

Setiembre, mes clave

Otra referencia radica en que septiembre es un mes que históricamente funcionó como punto de inflexión para Bitcoin.

En 2013, cuando la moneda alcanzó por primera vez los 1.000 dólares, septiembre se presentó como un mes de corrección, antes de que en octubre y noviembre se produjera el último ascenso.

Y cuando el precio retrocedió en septiembre, después escaló hasta los 20.000 dólares en diciembre. En 2021, la historia se repitió: un septiembre bajista dio paso al máximo de aquel entonces de 69.000 dólares en noviembre.

Los inicios

La primera transacción de Bitcoin, que consistió en el envío de 10 unidades a un desarrollador, tuvo lugar el 12 de enero de 2009.

Fue creada por un grupo de personas desconocidas, bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, y desde entonces su circulación creció a 21 millones de unidades encriptadas en un blindaje llamado blockchain, y se erigió en la principal criptomoneda por capitalización de mercado.

No hay un token físico de BTC, por lo que opera como una divisa digital.

Desde entonces, viene ganando adeptos como almacén alternativo de valor y sistema de pago, de manera que transforma el sector financiero. A medida que fue evolucionando, allanó el camino para muchas altcoins que ya existían y marcó un antes y un después en las soluciones de pago digital.

Principalmente desde entonces, las inversiones en Bitcom vienen ocupando mayor espacio en el convulsionado mundo de las finanzas, pero muy lejos del crecimiento exponencial de su precio en dólares durante los 16 años que lleva de existencia, incomparable para el resto de los activos que cotizan en las pizarras de todo el planeta.

Las transacciones de Bitcoin son totalmente transparentes y no se pueden censurar, lo que supone un medio global resistente a las trabas regulatorias para el intercambio financiero.

Es un sistema financiero respaldado por una red informática descentralizada, formada por lo que se conoce como “nodos”, en lugar de una banca centralizada o entidad gubernamental, promoviendo así la descentralización.

La tecnología subyacente de blockchain almacena y verifica los datos registrados de las transacciones, permitiendo a los usuarios enviar y recibir transacciones de forma transparente, segura y anónima sin intermediarios.

Los mineros las validan resolviendo problemas matemáticos complejos con potencia computacional. El primer minero en encontrar la solución recibe una recompensa en criptomonedas, creando así nuevos Bitcoins.

Tras la validación, los datos se añaden a la blockchain existente, y se convierten en parte del registro permanente.

Con información de NA