Lejos de los premios, los shows y hasta las luces del éxito, busca aprovechar al máximo los momentos que le regala la vida, esos instantes donde, entre giras y grabaciones, puede pasar tiempo con sus dos hijos. “Es lo más lindo del mundo ser papá. Los chicos me hacen las cosas más fáciles, son unos fenómenos los dos”, destaca Nahuel Pennisi, en una charla con Teleshow, mientras piensa en sus pequeños, Mateo y Alma.
Con ellos, Nahuel comparte sus pasiones: la música y el fútbol. Fanático de Boca Juniors, y simpatizante de Defensa y Justicia por sus orígenes, relata cómo disfruta del amor xeneize junto a sus pequeños. Pegado a la radio, el cantante sigue paso a paso la campaña del equipo de Miguel Ángel Russo. “Cuando fue la época del Mundial, que salió La T y la M con el tema para la selección, jugábamos con Mateo. También hay un tema de las tres estrellas que cantaba Duki y que nombra todos los jugadores y mi hijo se la sabía. Y eso fue lo que empezó a acercarlo al fútbol. Él es de Boca”, dice con orgullo y alegría.
Sin embargo, también revela: “¿Pero vos sabés que Alma me salió de River?”. Luego de unos segundos piensa y agrega entre risas: “Mi viejo es de River. Mi hija hizo lo mismo que yo le hice a mi viejo. Con mi papá siendo de River, yo fui de Boca por mi abuelo. Me parece que mi hija me devolvió la traición”.
Justamente, entre juegos y canciones, Mateo y Alma incentivan al artista a probar diferentes géneros y hasta indagar en música infantil, lo que ahora se convirtió en un anhelo para el cantante. “Estoy haciendo un ciclo en las redes que se llama Melodía para mis hijos, que justamente un poco va marcando eso, canciones de la infancia, así que ojalá que pronto sean un disco”, comentó Pennisi, quien el 15 de noviembre se presentará en el Teatro Broadway.
— Estás en tu mejor momento, empezaste cantando en la peatonal de Lomas de Zamora y ahora llenás teatros.
— Estoy en un momento muy lindo donde me sigo descubriendo como persona. También me gustan los desafíos, me gusta tirarme a la pileta en el buen sentido. Si uno salta al vacío, la red aparece sola. Pero no va a aparecer antes de que vos saltes. Va a aparecer cuando vos des el paso. Es dar el paso, jugar con esa intuición y también confiar, confiar en las cosas que la música me está dando. No sé qué pasará de acá a un par de años, en algún momento me gustaría hacer un disco de música infantil.
— Tus hijos van a ser claves….
— Mis hijos me inspiran todo el tiempo, haciendo canciones de María Elena, o de Canticuénticos, Magdalena Fleitas. Los hijos también te enseñan a mirar las cosas de otra manera, desde otro lugar, con otro concepto y otro compromiso. Es como que uno crece muchos años de golpe, de madurez emocional y madurez mental.
— ¿Qué les enseñás vos y qué te enseñan ellos?.
— Yo trato de enseñarles a entender las cosas. En los momentos donde aparecen las crisis de llanto, donde los chicos por ahí quieren algo y no se lo podemos dar porque, no se… quieren un chocolate y estamos a diez minutos de comer, entonces, ¿cómo le explicas que no? Trato de ser tranquilo. En vez de decir: “Esto no lo hagas”, les hablo despacito, les explico, me tomo el tiempo, medio maestro jardinero. Y ellos me enseñan a mí la curiosidad, la pureza, la honestidad. A veces me hacen cada pregunta que me deja sin palabras.
— Como por ejemplo, ¿cuál?
— Y Mateo me dijo el otro día: ¿Hay aves que duermen mientras vuelan? Digo qué pregunta que tiraste. Entonces me ponía a pensar. Y yo digo no creo. Y se me ocurrió el cóndor, porque los cóndores planean. Y Mateo, de cinco años, me dice: “Preguntale a Chat GPT”. Y entonces era muy divertido jugar: “Che, ¿qué animales vuelan y duermen al mismo tiempo?”. Y bueno, nos tiraron unos nombres. Y después Mateo me dice: “Decile a Chat GPT que invente un cuento”. Y empezamos a inventar cuentos, ponemos personajes. La IA nos facilita la vida en muchos aspectos y la aprovechamos.
— ¿Cómo va a ser tu show en Buenos Aires?
— El 15 de noviembre voy a estar en el Broadway por primera vez. Es un teatro que ya conozco. Algunas veces voy a cantar con algunos invitados, pero nunca toqué solo. Va a ser una linda experiencia, es presentar una gira que se llama Libre, justamente pensando en mi libertad, en la vida, la música. También jugando un poco con diferentes momentos de mi vida, contando historias, jugando con otros elementos como audios, recuerdos, videos. Y además voy a estar solo, le da como un toque íntimo.
— ¿Cómo describís esta etapa de tu vida? ¿Qué momento te inspiró para hacer este show?
— Estoy en una etapa de redescubrirme como persona, como artista también, uno va pasando por distintas instancias donde va aprendiendo cosas, de los vínculos, a soltar cosas, a confiar en otras. Estoy en un momento de madurez, de mucha libertad también. Por eso el nombre del espectáculo. Cuando arrancamos este año me ponía a pensar en un nombre que yo vengo escuchando hace muchísimos años, que me inspira todo el tiempo, la Negra Mercedes Sosa. Y Mercedes, una de las cosas que tenía en su cancionero popular, es libertad para elegir. Ella elegía cantar un tema de Charly, de Fandermole, de Caetano, de Violeta Parra. Y así fue armando un repertorio que fue tan grande, tan contundente, que lo hizo desde la libertad y también desde las ganas de ser ella.
— ¿Qué pensás que diría Mercedes Sosa sobre vos?
— Tengo muchos amigos que la conocieron a Mercedes, mismo Popi Spatocco que es un reconocido productor, es como un padre para mi de la música, él me fue dando oportunidades y confiando en mí. Y él fue el pianista de Mercedes durante muchos años y me decía que cuando Mercedes cantaba, la gente se callaba, hacía silencio, un poco lo que pasa cuando me toca cantar a mí. Después Fabián Matus, que era el hijo de Mercedes y Gerardo Rozín, otro gran amigo, decían: “La negra, si te veía te iba a invitar, te llevaba de gira porque lo que hacés es parecido a lo de ella, tiene un sentido común”. Hubiera sido lindo conocerla, igual que con Spinetta, pero por algo no los conocí, los tengo en el corazón de otra manera. La música argentina nos dio mucho, si bien afuera también hay mucho por descubrir, los fenómenos mundiales que aparecen, pero Argentina la verdad que tiene una profundidad realmente increíble.
— ¿Cómo te sentís después de ganar el premio Gardel?
— Estoy muy contento. Fue un premio hermoso, inesperado. No pensaba que lo podía ganar porque era una terna reñida, difícil. Estaban unos genios del pop. Era una terna con Tini Stoessel, con Diego Torres y con Axel. Así que yo digo bueno, estos son genios que vienen haciendo pop hace un montón y por eso no me lo imaginé. Fue una sorpresa doble.
— Del uno al diez, ¿cuánto ansiabas tener este premio?
— La verdad, de querer tenerlo, lo quería tener. Te tiro un nueve porque es un disco que lo producimos nosotros, que salió de la cocina de casa, con canciones que iban apareciendo, que después las llevamos a una maqueta e hicimos todo el proceso nosotros. No hubo un productor que se ocupó de todas las canciones absolutamente, sino que lo fuimos haciendo y por eso vale doble para mí.
— ¿Sos competitivo?
— Me gusta mucho el superarme día a día y los desafíos, pero igual me gusta mucho la competencia porque soy re futbolero y de chiquito hacía deporte, hacía atletismo, corría. Ahí sí, si llegás primero ganás y si llegás último, estás al horno. La música lo que tiene de lindo es que tiene criterios muy personales y una canción que por ahí a vos te representa una dificultad, que fue difícil grabarla y todo, capaz que hay gente que le llega y gente que no, y no hay una fórmula. Eso es lo lindo de la música, descubrirte vos y ver si eso tiene magia y llega al público.
— ¿Cómo reaccionaron tus hijos cuando ganaste el Gardel?
— Me miraron por la tele. “Cantaste bien papá”, me decía la más chiquita y Mateo me decía en un video: “Felicitaciones, bueno, y pero, ¿qué ganaste? ¿Dónde está el premio?”. Estaba muy ilusionado y yo comparto con mi familia todo lo que hago y de la forma que sé hacerlo, con mi honestidad, con mi sencillez, porque no tengo otra manera. A veces sufrimos el tema de que me tengo que ir de gira o estoy poco en casa, pero bueno, eso hace que los momentos sean mucho más valiosos.
— ¿Cómo lo llevas internamente?
— Es un desafío. A mí me gustaría estar más tiempo con ellos, por supuesto, pero también soy una persona que necesita sus momentos de soledad, espacio con uno mismo. Cuando me toca estar solo aprovecho para pensar otras cosas, para imaginarme otras ideas, para experimentar, componer, juntarme con amigos. Que eso da mucho ánimo y mucho incentivo para después criar a los hijos, porque también es intenso.
— ¿Entienden cuál es el trabajo de papá y que tengas que irte de gira?
— Sí. El año pasado tuve la experiencia de llevarme a Mateo de gira un día, me lo llevé a Mar del Plata porque tocábamos y volvíamos en el día, entonces dije: “Este es el momento para que vea cómo es”. Fuimos en el micro, él se sorprendió mucho porque los micros de gira tienen camas, entonces nos tiramos un rato a dormir y él miraba por la ventana y me decía: “Estoy en una cama durmiendo y miro por la ventana y esta la calle”. Y jugar con todas esas cosas que él descubre a mí me hacen recordar a cuando yo era niño, que descubría algo, lo más mínimo del mundo, y ya me sorprendía. Estar ahora del otro lado, y mostrarle lo que hago y que él esté cerquita, es maravilloso.