Tras mudarse a Bogotá, desde su natal Medellín, la creadora de contenido paisa Antonia Jones explicó las que, según ella, serían las diferencias de vivir en una u otra ciudad, empezando por el clima. De acuerdo con Jones, la capital colombiana se parece a lo que en películas y comics dibujan como ciudad Gótica.
“Unpopular opinión. A mí el clima de Bogotá me encanta, a mí las ciudades lluviosas me encantan, como ciudad Gótica… me parece lo máximo. El clima de Medellín también es muy rico, por algo le llaman la ciudad de la eterna primavera, y se entiende el encanto, pero me encantan los días (en los que estoy) congelada, en la cama, mientras llueve”, expresó la mujer.
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Y, contrario de lo que podría pensarse, esto no afecta la caminabilidad de las ciudades. De hecho, según Jones, que ha vivido en ambas ciudades, “Medellín tiene unas lomas divinas, pero eso hace que la ciudad no sea muy caminable. Toca coger carro para ir a todas partes, pero Bogotá es muy caminable: yo, desde mi apartamento, merco, voy al banco y hago de todo (caminando) por la ciudad”.
Siendo artista, Jones encontró que existe una gran diferencia en “el ambiente de la industria musical”, a pesar de que ambas capitales “tienen mucha industria. Hay mucho arte, mucha música… de todo, pero hay una diferencia de géneros. Medellín es un poco más popular y urbano, que me encanta porque estuve en esta escena mucho tiempo. Pero Bogotá tiene ese encanto pop y alternativo, con el que me identifico mucho”.
Finalmente, la vestimenta que suele utilizarse es notablemente diferente entre ambas. Según Jones, la moda responde al clima. Y en el caso de Bogotá permita la inclusión de prendas como buzos, chaquetas y abrigos, pero en Medellín, rara vez se pueden utilizar.
Modelos urbanísticos de Bogotá y Medellín serían un ejemplo en Latinoamérica:
El arquitecto chileno Alejandro Aravena, reconocido internacionalmente por su enfoque en la arquitectura social y ganador del prestigioso Premio Pritzker en 2016, destacó las transformaciones urbanísticas de Medellín y Bogotá como referentes en la mejora de la calidad de vida en las ciudades. Según dijo en conversaciones con la agencia EFE, estas experiencias demuestran cómo la planificación estratégica y la coordinación multisectorial pueden generar cambios significativos, incluso en contextos de recursos limitados.
En su entrevista, el arquitecto fue enfático en que el desarrollo urbano no depende exclusivamente de la economía, sino de la capacidad de las ciudades para crear oportunidades a través de la infraestructura y los servicios públicos. Aravena señaló que el recurso más escaso en las ciudades no es el dinero, sino la coordinación, y destacó que los avances en las capitales colombianas son un ejemplo claro de cómo superar las adversidades mediante una visión política enfocada en la integración social.
Aravena hizo una mención especial a los exalcaldes Enrique Peñalosa, Sergio Fajardo y Aníbal Gaviria, que lideraron proyectos clave en Bogotá y Medellín. El arquitecto valoró la capacidad de estos líderes para coordinar acciones multisectoriales que promovieron la inclusión social en áreas urbanas marginadas.
El arquitecto destacó que las iniciativas implementadas en estas ciudades no solo mejoraron la infraestructura, también transformaron la percepción de los espacios públicos como herramientas para la cohesión social. En este sentido, Medellín, con proyectos como el sistema de transporte público integrado y la construcción de bibliotecas en zonas vulnerables, se ha convertido en un modelo de referencia internacional.
Aravena, quien dirige el colectivo Elemental, especializado en proyectos de alto impacto social, también abordó los desafíos que enfrenta América Latina debido a las migraciones masivas del campo a la ciudad. Y advirtió sobre la consolidación de asentamientos informales en las periferias urbanas, donde la falta de oportunidades y servicios básicos crea un entorno propicio para el crecimiento de fenómenos como el narcotráfico.
De ahí la importancia de implementar políticas urbanísticas que prioricen la integración de estas comunidades en el tejido urbano formal. Según el arquitecto, las experiencias de Medellín y Bogotá demuestran que es posible revertir estas dinámicas mediante una planificación estratégica que combine infraestructura, educación y acceso a servicios públicos.