En las últimas horas del sábado, con una muestra en el CC Rojas en el horizonte, el pintor Juan Lecuona murió a los 68 años, finalizando así una carrera en la que fue uno de los artistas fundamentales del regreso de la pintura y la revalorizaron las técnicas clásicas en los primeros años de la democracia.
Nacido en Buenos Aires en 1956, Lecuona construyó una destacada trayectoria entre San Pablo, donde residía, y su ciudad natal, por la que recibió, entre otros galardones, el Premio al Artista del Año, otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte (1995), y el Gran Premio de Honor del Salón Nacional (2003).
Lecuona inició su carrera durante la década del ‘80, período en el que cofundó el Grupo Babel y coincidió con el retorno de la pintura a la escena artística local, del que también formaron parte Eduardo y Héctor Médici, Nora Dobarro y López Armentía.
Entonces, fue un referente de lo que se llamó la transvanguardia argentina, donde un grupo de artistas revalorizaron las técnicas clásicas en un retorno a la pintura figurativa y el uso de técnicas tradicionales como el dibujo, la pintura y la escultura, después de un dominio del arte conceptual.
En aquellos años, a partir de la figura del triángulo y la serie de calas, de plomo y hierro, va del grabado a la pintura, revela una búsqueda que experimentaba en las diferente técnicas. En los ‘90, el molde de modista del cuerpo femenino se convertirá en el patrón dominante de su estética, que se podrán ver esta semama, a partir del 6 de agosto, en la muestra Costuras suspendidas Juan Lecuona en los años 90 del Centro Cutural Rojas.
En sus últimas obras, su método combinaba innovación técnica y una indagación constante sobre la luz: aplicaba la técnica del marouflage, que consiste en adherir papel sobre lienzo para obtener efectos particulares en la absorción y el juego lumínico.
Lecuona prefería grandes formatos y estructuras poco convencionales, y buscaba variaciones de color y luz a través de sucesivas capas de pintura.
“La obra de Lecuona es deconstructiva, es decir que muestra cómo un conjunto ha sido construido. Precisamente uno de los rasgos de mayor interés de la singular producción de este artista reside en el hecho de que, al tiempo que habla del presente reflejando el espíritu del tiempo (Zeitgeist), se vuelve hacia sí misma y muestra, de modo autorreferencial, los distintos momentos de su génesis», escribió Elena Oliveras.
Muchas de sus obras recientes, presentadas en la galería Jorge Mara – La Ruche nacieron entre Buenos Aires y San Pablo, ciudades que lo inspiraron en sus composiciones, con bloques y contornos que evocan paisajes urbanos difusos, en los que la rigidez aparente se ve modificada por pequeñas alteraciones intencionales.
Su labor fue reconocida con becas de la Fundación Antorchas y Sacatar, el Gran Premio de Honor en el Salón Nacional, el Premio Trabucco de la Academia Nacional de Bellas Artes y el Premio de la Fundación Fortabat, entre otros galardones.
Expuso individualmente en galerías y museos de Buenos Aires, San Pablo, Bogotá, Santiago, Houston, Valencia, Madrid y Miami. Además, participó en destacadas muestras colectivas en ciudades como París, Lisboa, Caracas y Río de Janeiro.
Entre sus exposiciones más relevantes figuran retrospectivas y antologías como Bifurcaciones – Obras 1984-2014 en San Juan y muestras individuales en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén y en la Galería Jorge Mara – La Ruche.
Fotos: @juanlecuona.pintor