
Los túneles del subte de Londres esconden una historia milenaria: el famoso “mosquito del metro” surgió mucho antes de la modernidad, conectado con las primeras civilizaciones agrícolas.
Un equipo científico publicó en la revista Science un hallazgo que desmonta la leyenda urbana sobre esos insectos.
Se creyó que era un mosquito que había aparecido en Londres con la red del subte y que se alimentaba de las personas que usaban ese transporte.

Pero el nuevo análisis genético cambió el relato. Fue llevado a cabo por Yuki Haba y Carolyn McBride de la Universidad de Princeton, junto con integrantes del consorcio PipPop.
También participaron investigadores del Wellcome Sanger Institute de Reino Unido, el Museo de Historia Natural de Londres, la Universidad de Stanford y grupos de Europa, Asia y América.
El mito se desmorona

El nombre científico del mosquito del metro es Culex pipiens f. molestus. La historia tradicional aseguraba que, tras cavar los túneles del metro, surgió una población capaz de reproducirse bajo tierra y preferir la sangre humana.
Esa versión impulsó la imagen de los animales que pueden adaptarse a ecosistemas extremos creados por personas. Fue ilustrativo: la especie supuestamente cambió una vida aérea y una dieta de aves por la oscuridad y los humanos.
No faltaban voces que sospechaban que los mosquitos molestus poseían una relación con el ser humano anterior a la modernidad urbana. Viejas crónicas de Egipto o Italia daban indicios, aunque sin pruebas genéticas concretas.
Resolver este dilema tenía importancia hospitalaria y epidemiológica. El insecto puede transmitir enfermedades como filariasis y virus del Nilo Occidental en diversas partes del mundo.
ADN y pasado inesperado

El grupo internacional recolectó material genético de 357 mosquitos en 77 regiones del Paleártico occidental. Analizaron ejemplares del presente y otros conservados en museos y cubrieron casi un siglo de historia.
Las dos variantes de la especie poseen un aspecto idéntico, lo que obligó a examinar el ADN para diferenciar sus verdaderos orígenes y rutas evolutivas.
Los genomas completos permitieron identificar una separación entre las dos variantes previa a los túneles del metro. Los modelos estadísticos y el análisis de los llamados “SNPs” ayudaron a estimar los tiempos y las regiones implicadas.

“Nuestra investigación indica que molestus evolucionó sobre la superficie, en la región mediterránea o en el Medio Oriente, hace más de 1.000 años, posiblemente cerca de las primeras civilizaciones agrícolas”, escribieron los investigadores.
El mosquito viajó junto a las migraciones humanas y consiguió expandirse desde el Viejo Mundo hasta América y Australia. En climas fríos del norte de Europa adoptó la vida subterránea, mientras que en sitios cálidos aún conviven las dos variantes en la superficie.
El equipo revisó 22 ejemplares históricos de Londres, recolectados entre 1940 y 1985, y no encontró grandes cambios en su genética en ese periodo.
La tecnología de secuenciación de ADN antiguo permitió fechar la separación genética entre 1.300 y 12.500 años atrás utilizando nuevos métodos y referencias museológicas.
Mosquitos, virus y ciudades

El estudio revela que este mosquito no es fruto de la urbanización acelerada, sino de vínculos de larga data con la vida humana. Ahora, la hibridación entre las dos variantes podría aumentar el riesgo de virus del Nilo Occidental para las personas.
“Esperamos que nuestro trabajo abra la puerta a investigar los posibles vínculos entre urbanización, flujo génico y transmisión viral”, afirmaron los autores.
Plantearon la necesidad de usar técnicas genéticas más precisas y la ampliación geográfica de los estudios. También destacaron limitaciones en la cobertura de muestreo.
La investigación sugiere que rasgos antiguos de la fauna urbana están más presentes de lo que la biología suponía y reivindica la importancia de comprender cómo estos procesos impactan en la salud de las ciudades actuales.