Miles de personas se congregaron este viernes en el centro de Tiflis para conmemorar el aniversario del inicio de las protestas a favor de la integración europea en Georgia, tras la suspensión de las negociaciones entre el gobierno georgiano y la Unión Europea (UE).
La avenida Rustaveli, próxima al Parlamento, se convirtió en el epicentro de una multitudinaria manifestación, en la que destacaban las banderas de la UE, Estados Unidos, Ucrania y Georgia.
La marcha reunió a ciudadanos de distintos sectores: estudiantes, docentes, opositores y representantes de organizaciones civiles. Partieron desde la Universidad Estatal de Tbilisi y el edificio histórico de la Radiodifusión Pública hasta el Parlamento.
Según Le Monde, la sociedad georgiana mantiene un amplio respaldo a la integración europea, expresado en repetidas ocasiones por cientos de miles de manifestantes, que rechazan el llamado “régimen ruso”.
El movimiento ciudadano tomó el impulso tras el anuncio del primer ministro Irakli Kobajidze el 28 de noviembre de 2024, cuando el gobierno comunicó que las conversaciones con la UE quedarían suspendidas al menos hasta 2028.

Este cambio supuso un giro drástico en las expectativas proeuropeas, la sociedad, que apenas 11 meses antes celebraba el estatus de país candidato a la adhesión europea. Desde entonces, Georgia atraviesa un periodo de movilizaciones permanentes y tensión política creciente.
Las fuerzas policiales desplegadas en los alrededores garantizaron un ambiente vigilado, aunque se mantuvo la calma durante la jornada.
Según la agencia EFE, los manifestantes entonaron consignas como “¡No podrán sofocar la voz del pueblo!”, “¡No permitiremos cerrar el camino a Europa!” y “¡Abajo el Gobierno!”. Juveniles, protagonistas del último año de protestas, ocuparon un papel central en la movilización.
La ministra de Exteriores, Maka Bochorashvili, argumentó en una entrevista con la televisión pública que para 2030 Georgia estará más preparada para integrarse en la UE que otros Estados candidatos.
Además, atribuyó a Bruselas la suspensión del diálogo, señalando que esta fue desencadenada por leyes promovidas desde el oficialismo sobre la transparencia de financiamiento extranjero y la prohibición de propaganda LGBT. “Bruselas fue quien, de hecho, congeló el diálogo”, declaró.

Durante la manifestación, Tinatin Bokuchava, presidenta del Movimiento Nacional Unido, acusó al partido gobernante Sueño Georgiano de romper los lazos con Europa. Bokuchava resaltó que la integración europea constituye una “elección histórica” para la población y advirtió: “La gente no se cansará de luchar por el futuro europeo y contra la influencia de Rusia”, citó EFE.

Las protestas tras el anuncio gubernamental derivaron en enfrentamientos graves, especialmente en diciembre pasado, cuando resultaron heridos más de 500 manifestantes y 170 agentes policiales; cerca de 50 personas fueron detenidas.
Durante las elecciones municipales de octubre, intentos de irrumpir en el palacio presidencial finalizaron con detenciones de organizadores y decenas de participantes, lo que marcó una respuesta estatal más estricta.
En el último año, se intensificó la imposición de leyes restrictivas que afectan la libertad de expresión y la participación ciudadana. Destacan la reactivación del delito de alta traición y una versión más severa de la ley de “influencia extranjera”, que regula el financiamiento de ONG y medios de comunicación.
Como resultado, han iniciado investigaciones penales contra entidades independientes, como la Sociedad Internacional para Elecciones Justas y la Democracia (ISFED) y disuelto la Oficina de la Función Pública, exponiendo a funcionarios a despidos por motivos políticos.
Previo a la movilización, la expresidenta Salomé Zurabishvili instó a la ciudadanía a participar, ratificando el compromiso georgiano con la integración europea, la democracia y la libertad. “Georgia no será esclavizada por Rusia”.

“El régimen no bloqueará nuestro camino hacia Europa. Nuestra decisión es inamovible y firme… #GeorgiaGanará”, expresó Zurabishvili.
Sin embargo, el gobierno descalificó a los convocantes. El alcalde de Tiflis, Kakha Kaladze, consideró que representan una “minoría” con intenciones de modificar la situación “por la fuerza”, aludiendo a la defensa de la paz y la soberanía nacional.
Kaladze insistió en que la suspensión de las negociaciones se decidió fuera de Georgia y advirtió: “Quien vaya contra la constitución enfrentará una respuesta apropiada”.

Desde la oposición, el Movimiento Nacional Unido calificó las protestas del último año como “sin precedentes”, resaltando la perseverancia ciudadana frente a la represión. Su secretario general adjunto, Irakli Pavlenishvili, afirmó: “La protesta continúa hasta la victoria, hasta que quede clara la elección de Georgia entre Este y Oeste”, según informó el diario Anewz.
(Con información de EFE)