PARÍS.– Friedrich Merz asume sus funciones este martes 6 de mayo en Berlín, al frente de un gobierno de coalición de centroderecha y centroizquierda. El nuevo canciller alemán, que se declara decididamente pro-europeo, tendrá rápidamente la ocasión de demostrarlo. Aunque ese no será sin duda su único desafío.

Presidente del partido conservador demócrata-cristiano (CDU), Merz será elegido oficialmente el por la cámara de diputados (Bundestag) décimo canciller de la historia de la República Federal, nacida de la liberación del 8 de mayo de 1945.

Esa votación es el fruto del parlamentarismo en vigor en Alemania desde hace 75 años, a la vez fuente de orgullo y de nueva inquietud, ante el avance de la extrema derecha, convertida en la principal fuerza de oposición.

El momento en el que Merz firma el acuerdo de coalición

En directa línea con la década Merkel, los adversarios de ayer, demócrata-cristianos y social-demócratas, se aliaron por quinta vez en la historia para formar una coalición de gobierno. Cada uno de los partidos presentó separadamente a sus ministros, cuyas atribuciones —con excepción del ministerio de Relaciones Exteriores, confiado a un conservador— no se alejan demasiado de la tradición.

Momento crítico

Ese ritual de estabilidad, muy respetado en Alemania, contrasta con el ambiente político y económico crítico en el cual Merz, de 69 años, asume sus funciones.

“Esta vez no hay euforia. La confianza de la opinión pública ante el Estado se derrumba”, reconoció hace una semana el nuevo canciller.

Merz muestra el programa de gobierno, acompañado de sus nuevos aliados

En caso de fracaso, la extrema derecha podría ganar las elecciones de 2029 y eso sería el fin de la estabilidad parlamentaria alemana”, agregó Merz.

El partido de derecha radical Alternativa para Alemania (AfD) tiene actualmente 152 diputados en el Bundestag y, sobre todo en el terreno de la inmigración ilegal, la clase política tradicional no consigue frenar su ascenso.

Por otra parte, hace dos semanas, el gobierno saliente de Olaf Scholz anunció para 2025 una parálisis de la economía alemana, particularmente vulnerable a las tarifas aduaneras impuestas por Donald Trump.

El discurso de Merz

“Por habitante, Alemania es más pobre hoy que en 2017. Nunca semejante evolución se produjo en la historia de este país después de la guerra”, señala Stefan Legge, vicedirector del Instituto de Economía de Saint Gallen. Tras dos años de recesión, las infraestructuras padecen la falta de inversiones públicas, agravando así las fallas estructurales del “made in Germany”.

Prioridades

En todo caso, los nuevos ministros han sido nombrados y el contrato de coalición firmado. Las puertas de la cancillería alemana están abiertas para Merz, quien también ha puesto la prioridad en la economía y la defensa de su país.

Fue en un antiguo gasómetro de Berlín transformado en sala de conferencias high-tech donde los tres partidos que componen el nuevo gobierno decidieron firmar el espeso contrato de coalición. El documento, de 146 páginas meticulosamente negociado les servirá de hoja de ruta durante los próximos cuatro años. Para Friedrich Merz, ese sitio es emblemático de la misión principal que se ha fijado su gobierno: reforzar la economía mediante inversiones y reformas.

Los ministros

Sentados en la primera fila de la sala, estuvieron los ministros que lo acompañarán. Siete social-demócratas (SPD), siete de su propio partido, la democracia cristiana (CDU) y tres de su partido hermano, la CDU. El nuevo canciller se ha rodeado de fieles y de expertos. Entre ellos, la nueva ministra de Economía, Katherina Reiche, de 51 años.

Merz y su esposa Charlotte flanqueados por Lars Klingbeil

Esa química originaria de Brandeburgo, demócrata-cristiana y muy conservadora, opuesta al casamiento igualitario, se había despedido de la política en 2015 después de haber sido diputada durante unos 20 años. Partidaria de las centrales nucleares en un país que decidió terminar con ellas durante el gobierno de Angela Merkel, dirigía en Dusseldorf una filial del grupo energético E.on.

Para ocuparse de la misión urgente de modernizar un país muy atrasado en el terreno numérico, Merz escogió a Karsten Wildberger. Sin etiqueta política, ese físico de formación y empresario en grupos de telecomunicación estará al frente del nuevo ministerio de la Modernización del Estado.

El social-demócrata Alexander Dobrint, de 54 años, futuro ministro del Interior, deberá ocuparse de la difícil cuestión del refuerzo de los controles fronterizos para limitar la inmigración ilegal, la otra prioridad que se ha fijado Merz, y uno de los temas que más movilizan a los alemanes. Ese bávaro, diputado desde hace 23 años, había hecho un fugaz y cuestionado paso por el ministerio de Transportes entre 2013 y 2017. Se le reprocha sobre todo no haber invertido lo necesario en la Deutsche Bahn, la empresa de ferrocarriles alemana.

Merz junto a su nuevo gabinete

Johann Wadephul, de 62 años, será el responsable de la cartera de Relaciones Exteriores. Hombre del norte de Alemania, muy cercano al nuevo canciller, es la primera vez en 60 años que un demócrata-cristiano ocupa ese puesto. Wadephul es jurista, experto en política exterior y cuestiones de seguridad dentro de su partido.

Merz, que no ha cesado de repetir que “la voz de Alemania se hará oír nuevamente en Europa y en el mundo” ha hecho de la política exterior una cuestión personal. El nuevo canciller prevé la creación de un Consejo de Seguridad Nacional en la Cancillería, encargado de monitorear esas cuestiones. Wadephul, ex soldado, defensor de la relación transatlántica, mantiene buenas relaciones en la OTAN y siempre fue partidario de la entrega de armas pesadas a Ucrania.

Los social-demócratas contarán con dos personalidades destacadas en el nuevo gobierno: Lars Klingbeil, de 47 años, jefe de grupo parlamentario del partido (SPD), se convierte en vicecanciller y ministro de Finanzas, uno de los puestos clave de los próximos años, ocupado hasta ahora tradicionalmente por el partido liberal. Klingbeil fue uno de los principales negociadores del contrato de coalición, consiguiendo imponer el sello social-demócrata a pesar del malísimo escore de su partido (16,4% de los votos) en las legislativas del 23 de febrero. Hijo de un soldado de la Bundeswehr, miembro del ala derecha del SPD, logró convertirse en poco tiempo en el hombre fuerte de su partido.

Lars Klingbeil y Merz

Todos lo imaginaban y así sucedió: Boris Pistorius, el muy popular ministro de Defensa del equipo de Olaf Scholz, conserva esa cartera que ocupa desde 2023. Encargado de modernizar las fuerzas armadas y muy apreciado por los militares, Pistorius no cesa de clamar en favor de un aumento del presupuesto de defensa y el envío de armas a Ucrania. El hombre político preferido de los alemanes, se dice que, si él hubiera sido el candidato de los social-demócratas a la cancillería en lugar de Olaf Scholz, el partido hubiese tenido una posibilidad de ganar en las últimas legislativas.

En cuanto a Europa, el nuevo equipo de gobierno alemán asume sus funciones en momentos en que la UE se ve confrontada a los mayores desafíos estratégicos y geopolíticos desde el fin de la guerra fría, hace 35 años. Merz demostró ser consciente de esos desafíos multiplicando las declaraciones radicales sobre la degradación de la relación transatlántica y la urgencia de que Europa asuma su propio destino. Y es sin duda en París, donde el nuevo canciller hará —como lo quiere la tradición— su primera visita al exterior este miércoles donde las expectativa son más grandes.