La niña de diez años herida, hace ocho días, por la explosión de una maqueta escolar en el lnstituto Comecial Rancagua, en la ciudad de Pergamino, muestra signos alentadores tras su traslado al Hospital Garrahan y una intervención quirúrgica de más de once horas.
Según el jefe del área de Terapia Intensiva, Daniel Buamscha, la nena “ya respira por sus propios medios y responde a órdenes simples”, una señal de recuperación que marca un hito en el proceso posoperatorio.
El incidente, ocurrido el jueves 9 de octubre durante un experimento escolar, le provocó un traumatismo craneofacial severo cuando un fragmento metálico impactó en el maxilar superior izquierdo de la menor y penetró hasta la cavidad intracraneal.
El objeto quedó alojado a solo dos milímetros de la arteria carótida, lo que puso en riesgo su vida de manera crítica. “La cercanía del objeto a la carótida implicaba un riesgo vital extremo”, clarificó Javier González Ramos, jefe del servicio de Neurocirugía.
La intervención quirúrgica, que se extendió por más de once horas, requirió la participación de un equipo multidisciplinario de siete áreas médicas. González Ramos detalló: “Gracias al trabajo conjunto, se logró extraer la esquirla metálica sin sangrado ni complicaciones”.
El procedimiento incluyó técnicas de neurocirugía y reconstrucción facial de alta complejidad, como una craniectomía descompresiva, polectomía del lóbulo temporal, abordajes combinados de base de cráneo y rostro, extracción controlada del fragmento metálico y una traqueotomía para optimizar la ventilación.
El abordaje integral fue posible por la rápida movilización de los equipos médicos, incluso en un día feriado, en referencia al pasado 10 de octubre. “Fue un trabajo excepcional. En menos de cinco horas desde su llegada, los equipos médicos se hicieron presentes en un día feriado para operarla. Esto solo es posible gracias a la capacidad técnica, la tecnología de avanzada y el compromiso humano con el que cuenta el Hospital Garrahan”, resaltó González Ramos.
Tras la primera operación, la paciente permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos bajo monitoreo constante, con soporte hemodinámico y sedación analgésica. “Para garantizar su comodidad y controlar el dolor”, especificó Buamscha, el equipo mantuvo un seguimiento estricto debido a la magnitud del traumatismo. El domingo se realizó una toilette quirúrgica y el martes se suturó toda la herida facial.
Los especialistas anticipan que el proceso de recuperación continuará con un despertar “paulatino y controlado” para evaluar posibles secuelas. “La prioridad era preservar la vida de la menor y eso se logró, aunque la etapa que comienza es compleja y pueden surgir eventualidades”, expresaron los profesionales.
Antes de su traslado al Garrahan, la paciente recibió atención inicial en Pergamino, donde, según Buamscha, se aplicó un “primer nivel de atención muy acertado”, con el uso de respirador artificial y fármacos para mantener la circulación sanguínea y la presión arterial, asegurando así la función cardíaca y evitando el compromiso de otros órganos.
Ángeles, la madre de la menor, hacia el final del video que realizó el nosocomio, agregó: “Nosotros queremos agradecer a todo el personal del Hospital Garrahan, la atendieron de maravilla”. Y luego, Javier, el padre de la pequeña, añadió: “Gracias a ellos hoy nuestra hija se está recuperando favorablemente”.
Cómo fue el accidente en Pergamino
La explosión se produjo durante la demostración de un experimento que simulaba la erupción de un volcán. Un video registrado en el lugar muestra cómo, en cuestión de segundos, la situación se descontroló: un estruendo violento, comparable al de un artefacto de pirotecnia o bien una bomba casera, dispersó fragmentos de metal y restos del material como esquirlas, alcanzando a numerosos asistentes.
Antes de la dramática detonación, una alumna del colegio explicó de qué trataba el experimento y detallaba el interior del volcán artificial: “En la parte de adentro tiene dos tubos de metal, en esos tubos lo que vamos a mezclar es azufre picado, con carbón picado y también una sal especial», comenzó a detallar.
Luego prosiguió a detallar: “Esta combinación va a formar la pólvora que lo que va a hacer es lo que va a explotar. Para hacer esto estuvimos, como unas cuatro semanas para esperar que se seque el barro, pisar bien todo el telgopor para que quede la forma, tener mucho cuidado con lo que vamos a mezclar y, luego de todo eso, tenemos ese volcán», detalló la alumna a lo que una profesora del colegio anticipó: “Lo hacemos erupcionar”, dijo y felicitó con aplausos la explicación de la alumna que procedió a encender el experimento antes del inesperado desenlace.