Una investigación científica reciente de la Ocean-Land-Atmosphere Research anticipa que el clima del Mediterráneo central se moverá entre períodos de sequía y lluvias intensas, un cambio que altera la imagen tradicional de la región y complica la vida agrícola y cotidiana en países como Italia.
Un equipo internacional de científicos logró proyectar, mediante un nuevo modelo de predicción, una década especialmente seca entre 2045 y 2054, seguida de años más lluviosos. Este panorama, además de alertar sobre la inestabilidad, exige nuevas estrategias para administrar el agua y adaptarse al cambio climático en el sur de Europa.
La clave: detectar patrones para anticipar el clima
La investigación, encabezada por Gianni Bellocchi de la Universidad Clermont-Auvernia, Nazzareno Diodato y Rajib Maity, se centra en el Mediterráneo central, con especial énfasis en Italia y su red de ríos y cuencas. Para analizar el comportamiento del clima, los científicos se apoyaron en el Índice de Precipitación Estandarizado (SPI-6), una herramienta que compara las lluvias de distintos períodos para determinar si un semestre fue más seco, normal o más lluvioso de lo habitual.
El modelo empleado, conocido como DDMX/PARMA(TVAR)X-CSD, combina datos históricos con información sobre grandes patrones atmosféricos y presión del aire en la región. Esto le permite detectar cambios y anticipar cómo podrían comportarse las lluvias y las sequías en los próximos años. Los resultados respaldan la confianza en el método: al comparar sus predicciones con lo que efectivamente sucedió en las últimas tres décadas, el modelo se acercó bastante a la realidad, mostrando una herramienta útil para prever tendencias de largo plazo.
Según Maity, “nuestro enfoque simplifica el pronóstico del clima regional y sirve como alternativa a los modelos globales, que muchas veces pasan por alto particularidades locales como ciertas variaciones de temperatura y lluvias”. Bellocchi señaló que los mayores avances se dan cuando se pueden analizar los detalles de cada zona, algo que este método permite lograr.
Pronóstico: años de extremos y por qué ocurren
El modelo advierte sobre una sequía prolongada entre 2045 y 2054, seguida de un periodo más húmedo, ilustrando el nuevo patrón: años secos y años lluviosos se alternarán con mayor fuerza que antes. En las últimas décadas, la zona mediterránea ya vivió sequías graves entre 2015 y 2018 y nuevamente entre 2021 y 2023, lo que confirma esta tendencia. Según la Ocean-Land-Atmosphere Research, el cambio climático acentúa estas oscilaciones.
El sistema de predicción tiene en cuenta factores como el comportamiento de grandes corrientes atmosféricas y la presión del aire en el mar. Por ejemplo, en invierno, cuando se intensifica un patrón climático llamado SCAND, suelen aumentar las lluvias, mientras que otro fenómeno, la Oscilación Ártica (AO), en su fase negativa, tiende a favorecer inviernos más húmedos en el sur de Europa. Analizar estas variables es fundamental para anticipar si la región enfrentará meses extremadamente secos o lluviosos, de acuerdo con la Ocean-Land-Atmosphere Research.
Implicancias en el uso y la gestión del agua
Las consecuencias de estos hallazgos para la gestión del agua y la agricultura son directas. La alternancia entre sequías y lluvias intensas exige infraestructuras más inteligentes y políticas preventivas, como la modernización de sistemas de riego, la reutilización de aguas y la inversión en tecnologías de desalinización. Sectores como la agricultura y la producción energética, que consumen más agua, deben adaptarse para no quedar vulnerables ante la escasez repentina o los excesos de precipitaciones.
El estudio también advierte sobre las limitaciones del modelo utilizado. Si bien ayuda a prever tendencias generales y a anticipar la alternancia entre sequías y lluvias, puede no captar con precisión la intensidad de los eventos más extremos.
Además, su eficacia depende de la calidad de los datos históricos y de la posibilidad de contar con información actualizada sobre cambios globales, como el aumento de gases de efecto invernadero. Los investigadores están trabajando en perfeccionar la herramienta, sumando nuevas fuentes de datos y técnicas de inteligencia artificial para reducir la incertidumbre de las predicciones.
Frente a la previsión de un aumento global del consumo de agua de entre un 20% y un 30% para 2050, los expertos insisten en la necesidad de políticas integrales que garanticen el acceso al agua ahora y en el futuro.
La evidencia reciente, como la disminución de agua en los Alpes italianos y el agravamiento de la sequía en el centro de Italia, refuerza la importancia de modernizar los sistemas de riego, apostar por la reutilización y diversificar las fuentes de suministro.
La conclusión del trabajo de la Ocean-Land-Atmosphere Research es clara: el Mediterráneo central deberá prepararse para un clima cada vez más impredecible, alternando entre dos extremos. Herramientas como las desarrolladas por este grupo ofrecen nuevos datos y orientaciones para responsables políticos y comunidades, permitiendo anticipar y mitigar los impactos de la sequía y las lluvias torrenciales en una región fundamental para la economía y la seguridad alimentaria.