La muerte de Mario Vargas Llosa, ocurrida el 13 de abril de 2025, cerró un capítulo fundamental en la historia de la literatura. El escritor peruano, quien recibió el Premio Nobel de Literatura en 2010, dejó un legado imborrable que vive en la memoria de sus seguidores. En sus últimos días, estuvo rodeado de su familia, quienes lo acompañaron en todo momento, compartiendo los últimos momentos de su vida.

En una entrevista exclusiva para El Comercio, su hijo mayor, Álvaro Vargas Llosa, relató detalles íntimos sobre cómo vivió su padre la etapa final de su vida. Según contó, Mario Vargas Llosa era plenamente consciente de su deterioro físico y de la cercanía de su muerte.

“Era consciente del deterioro en la última etapa y tanto en ello hacía comentarios resignados, con cierto humor negro”, compartió Álvaro, quien destacó cómo su padre, aunque enfrentaba la pérdida de vitalidad con frustración, mantenía una actitud serena y de aceptación. A pesar de los momentos de desesperación, Mario hallaba consuelo en las pequeñas alegrías que le ofrecía su familia.

Álvaro Vargas Llosa confiesa que su padre Mario estaba consciente del deterioro de su salud y ‘resignado’ a sus últimos días

Durante esos últimos días, la familia Vargas Llosa se reunió en Lima para acompañar al escritor. Lo pasearon en silla de ruedas por la ciudad y aprovecharon esos momentos para leerle fragmentos de sus propias obras y otros textos que consideraban significativos, la música clásica fue parte del repertorio que solía oír en su casa en Lima. En los momentos más difíciles, incluso hubo quienes se animaron a cantarle música criolla, pues, como mencionó Álvaro, “la sensibilidad auditiva es lo último que se pierde”.

A medida que su salud se deterioraba, la familia no solo se dedicó a atender sus necesidades físicas, sino también a mantener la conexión emocional. En las últimas horas, se turnaron para leerle en voz alta y compartir con él recuerdos literarios. Álvaro recordó cómo, en ese momento tan emotivo, le susurró al oído: “Hubiera preferido irme antes que tú”. Este profundo vínculo familiar estuvo presente en todo momento, creando un ambiente lleno de amor y respeto, con quien consideró, desde siempre, su mejor amigo.

En cuanto a sus últimos deseos, Mario Vargas Llosa había tomado decisiones con antelación, buscando que su despedida fuera lo más privada y discreta posible. La familia respetó completamente su voluntad, asegurándose de que su legado literario fuera lo único que se mantuviera en el centro de la atención, evitando ceremonias públicas que pudieran restar protagonismo a su obra. Así, la familia cumplió con sus deseos, permitiéndole partir en los términos que él mismo había elegido.

Mario Vargas Llosa envió una carta a su nieto poco antes de morir. (Foto: El Independiente)

Mario Vargas Llosa tuvo que ocultarse para pasear por Lima

En sus últimos tiempos en Lima, Mario Vargas Llosa visitó los lugares icónicos de sus obras literarias. En una entrevista a La Nación de Argentina, su hijo Álvaro confesó que eligieron los sitios más cercanos a la ciudad debido a que su salud no le permitía viajar más allá.

Sin embargo, sorprendió al detallar que salir de casa e ir a tomarse una foto fuera del bar La Catedral o el Colegio Leoncio Prado requería de un trabajo previo pensando en el vestuario, las horas y más detalles para evitar exponer a Mario y no causar desorden en las calles.

“Estos paseos los hacíamos casi en clandestinidad. Elegíamos horas, vestimenta, todo tipo de detalles para que no se diera cuenta la gente, porque adonde iba y lo reconocían, se arremolinaba la gente, y eso para su salud era malísimo”, mencionó el primogénito de los Vargas Llosa.

Mario Vargas Llosa visitó el lugar del desaparecido bar

Todo salió con éxito y Mario pudo despedirse de los espacios que lo inspiraron a escribir aquellas obras que, hasta el día de hoy, siguen convirtiéndose en historia.