Mario Grinman, presidente de la CAC

“En lo personal y en la institución que me toca presidir, tenemos muy en claro cuál es el camino para nuestro país. Podemos debatir. Me parece bárbaro. Podemos tener disensos. Me parece genial. Podemos coincidir, y seguramente vamos a coincidir todos, que la carga impositiva de nuestro país es tremenda, es tremenda. Pero también sabemos que no se puede cortar de la noche a la mañana. No hay ninguna manera de solucionarlo rápidamente”, destacó esta mañana Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), en la apertura del Council de las Américas.

El discurso de apertura fue un fuerte respaldo a la gestión de Javier Milei y también, de alguna manera, un pedido a apoyo a los candidatos de La Libertad Avanza en las próximas elecciones legislativas, o al menos asegurar el rumbo que se lleva hasta el momento.

“Podemos optar por el bien o por el mal”, resumió.

Mario Grinman, Javier Milei y Susan Segal, titular de ASC/COA

“No somos liberales desde diciembre de 2023, lo somos desde siempre, siempre tuvimos la misma postura, el mismo ADN. Estamos muy cómodos con este Gobierno, aunque nos involucramos en política partidaria”, dijo.

El tradicional encuentro empresarial se realiza en el hotel Alvear porteño y contará con la apertura del ministro de Economía, Luis Caputo, y el cierre del presidente Javier Milei.

Con respecto al contexto legislativo y el debate sobre los vetos presidenciales que se discutieron ayer en Diputados y luego se hará lo propio en el Senado, Grinman destacó: “El Congreso logró ayer voltear un veto presidencial. No tengo memoria de algo así, pero más allá de eso, considero un asquito la posición de los legisladores. Los jubilados están históricamente mal. Por supuesto, los jubilados están mal pagos; han estado mal pagos históricamente, y su situación se volvió más difícil después de casi cuatro millones de nuevos beneficiarios que nunca aportaron”.

Griman pidió fondos genuinos para esas iniciativas legislativas.

Contexto político

Grinman enumeró su postura con una serie de ejemplos: “Podemos optar por un creciente peso del Estado sobre el sector privado, por regulaciones por doquier o podemos optar por la reducción del Estado y liberar todas las trabas posibles para que el sector privado se pueda desarrollar. Podemos persistir en un proteccionismo aislacionista alejándonos del mundo, o podemos hacer las cosas para insertarnos en un mundo globalizado; poder intercambiar bienes, servicios, aumentar nuestra matriz productiva de exportación. Podemos optar entre las prebendas o las reglas claras. Podemos optar por alinearnos con países que tienen una ideología tremendamente diferente a las nuestras, con gobiernos autocráticos que no respetan la democracia, que no respetan los derechos humanos, o podemos optar alinearnos con países que sí están encaminados correctamente”.

Y continuó: “Podemos abrazarnos a la corrupción más descarada, o bien regirnos por la ética. Podemos elegir frases almibaradas que quedan bien, que gustan bien, que suenan lindos, o adoptar a veces por formas bruscas que pueden parecer agresivas, pero que dicen la verdad. Podemos transitar el camino del cortoplacismo. Así fue. O podemos adoptar un modelo a largo plazo que nos genere certidumbre”.

Grinman elogió y defendió a Milei y tuvo un capítulo aparte para la ex presidenta Cristina Kirchner y el gobernador bonaerense Axel Kicillof.

“No tenemos presos políticos, tenemos políticos presos por corrupción”, dijo. Y agregó, con respecto a titular del ejecutivo provincial: “En el año 2012, el ministro de Economía de aquel entonces, refiriéndose a la estatización de YPF, dijo: ‘Tarados son los argentinos que creen que el Estado tiene que seguir las reglas y los estatutos del YPF”. Esa picardía criolla que nos lleva ahora a tener una deuda de USD 18.000 millones, que de la mejor manera que termine siempre va a ser un fangote de plata que vamos a tener que pagar los argentinos, es producto de la picardía criolla. Dos caminos: la sinceridad, el sacrificio, la paciencia, calmar las ansiedades, o el de la picardía criolla, que ya sabemos cómo termina».