La líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, afirmó este domingo que su partido está dispuesto a ponerse con sus aliados al frente de un gobierno de “alternancia pragmática” una vez que caiga mañana, como se espera, el Ejecutivo del centrista François Bayrou.
“Lo que necesita nuestro país es una alternancia pragmática” y la Agrupación Nacional (RN) con sus aliados “está dispuesta a asumir esa responsabilidad”, subrayó Le Pen en un discurso en su feudo de Hénin Beaumont (norte), en el que afirmó que su delfín, Jordan Bardella, sería “un primer ministro pugnaz”.
Bayrou se va a someter este lunes a una moción de confianza que él mismo ha convocado para refrendar su proyecto de presupuestos para 2026, y el voto contrario que anuncian todos los partidos de oposición le obligará a dimitir, lo que abrirá un nuevo capítulo de crisis política en Francia.
En ese caso, será el presidente francés, Emmanuel Macron, el que tendrá que decidir entre varias opciones: nombrar a un primer ministro (incluido el propio Bayrou) para formar un nuevo gobierno que pueda conseguir el visto bueno de la Asamblea Nacional, que está extremadamente fragmentada y polarizada, o convocar elecciones legislativas anticipadas.
Le Pen consideró que “Francia está en asfixia democrática” y responsabilizó de esa situación al presidente francés y a “los partidos del sistema”, a los que culpa de haber impedido con la estrategia del llamado ‘cordón sanitario’ que su partido obtuviera una mayoría que le permitiera gobernar tras las legislativas de 2024.
Avisó de que si Macron “decide ganar tiempo” y nombrar a otro primer ministro, sus diputados serán “los abogados de los franceses” y si no los tiene en cuenta “será censurado”, advirtió.
Varias veces repitió que sus diputados no van a tratar de evitar unas elecciones anticipadas para mantener el puesto, y tampoco ella, que por su reciente condena por financiación irregular no podría presentarse a unos nuevos comicios y quedaría privada de escaño.
“Estoy dispuesta a sacrificar todos los mandatos de la tierra” por los “intereses de los franceses”, señaló antes de insistir en “reclamar con fuerza una alternancia tan rápida como sea posible, porque es urgente”, ya que “Francia y los franceses están en situación de desesperanza democrática”, dijo.
La líder de la extrema derecha presentó Francia como “un país parado” y “en declive”, que sufre “un hundimiento acelerado de las finanzas públicas” que se ha traducido en unos tipos de interés al nivel de Italia y Grecia.
“Ahora -resumió- el hombre enfermo de Europa es Francia” y eso por “culpa” de Macron.
Según su análisis, la crisis presupuestaria es consecuencia de la “crisis democrática” que vive Francia.
Quiso dejar claro que su partido, aunque no se considera responsable de la situación de las finanzas públicas, no pretende ocultar este problema “debajo de la alfombra”, sino que precisamente cree que hay una “imperiosa necesidad” de corregir esa situación.
Para abordar el problema del déficit, Le Pen se negó a incrementar los impuestos, después de recordar que “Francia es el país con la mayor fiscalidad del mundo”.
Su propuesta pasa por reducir el gasto público con cuatro ejes de acción, en primer lugar con un recorte de los dispositivos en las políticas dirigidas a los inmigrantes, con la que el RN estima que se podrían ahorrar 20.000 millones de euros anuales: “Ése es el dinero que hay que ir a buscar, no el de los franceses”.
Los otros ejes son disminuir “los gastos públicos tóxicos”, como las ayudas a las energías renovables, recortar la contribución a la Unión Europea, y luchar contra el fraude social o fiscal.
(Con información de AFP)