El estreno de la serie Menem, sobre la vida de Carlos Menem, en Amazon Prime desató una nueva oleada de debates sobre el presidente argentino. En diálogo con Infobae en Vivo, Mariano Varela, creador y productor de la ambiciosa ficción biográfica contó cómo fue el proceso de creación y las reacciones que viene cosechando.
“La figura de Menem fascina porque es imposible armar un consenso sobre él. Es un personaje donde todos proyectan algo distinto, para bien o para mal, y eso hace que nadie se mantenga indiferente”, señaló, sobre la producción que se había mantenido en secreto durante largo tiempo, en una charla con Jesica Bossi, Diego Iglesias, María Eugenia Duffard y Federico Mayol.
El productor exploró el proceso de creación, los riesgos de retratar figuras complejas, el fenómeno de recibir tanto fervor como rechazo apenas horas después del estreno mundial en la plataforma y cómo hoy se vuelve a poner en la agenda pública la discusión histórica, social y cultural sobre los años 90 en Argentina.
El recorrido hasta el lanzamiento de la serie fue, según el showrunner, una travesía repleta de obstáculos: “Inicialmente nadie se animaba a tocar la historia de Menem. Era casi tabú, por la cercanía en el tiempo y porque todavía están vivos muchos de sus colaboradores más estrechos, sus familiares y hasta rivales políticos”. Confesó que, para lograr el desarrollo, debieron recurrir a un equipo de guionistas con experiencia en historias políticas y desde un primer momento definieron una premisa clara: “No estábamos interesados en hacer ni un juicio de valor ni una defensa, sino en retratar las complejidades de una época y de un hombre que interpretó como nadie la Argentina de su tiempo”.
Según el creador, uno de los objetivos logrados es generar debate: “La discusión es inevitable. En algún punto, el fenómeno Menem sigue vigente porque pone sobre la mesa nuestros propios conflictos irresueltos. Hablar de los años noventa es hablar de quiénes fuimos y a dónde no queremos volver, o sí, depende de a quién le preguntes”.
El productor profundizó en la génesis de la producción. Contó que la investigación para construir los capítulos demandó más de dos años y numerosas entrevistas, tanto con allegados al expresidente riojano como con críticos de su gestión. “La mirada panorámica de la serie busca entender la personalidad exuberante de Menem, pero también retratar las sombras y las luces de un período que sigue siendo muy cercano y conflictivo”, explicó.
Uno de los mayores desafíos, reconoció Varela, fue trabajar con fuentes vivas. “Algunos nos abrieron la puerta desde el principio porque entendieron que no íbamos a caer en la caricatura. Otros, en cambio, apenas vieron el primer tráiler, salieron a criticar. Es parte de la historia: Menem genera adhesiones inquebrantables y rechazos furiosos. Eso hizo que la tarea fuera apasionante y, a la vez, agotadora”. Detalló que, al poner en pantalla “los rituales, las fiestas, la política de los 90, hay quienes se sienten reivindicados y quienes se sienten atacados”.
Sobre el proceso de casting y la representación de figuras del ámbito político como de la farándula, el productor fue contundente. “Trabajamos muchos meses buscando actores y actrices capaces de asumir la enorme responsabilidad de dar vida a personas reconocibles, queridas u odiadas. Nos obsesionamos con los detalles para no caer en el ridículo o en la parodia”. Aseguró que la elección del protagonista —Leonardo Sbaraglia— fue particularmente ardua: “No solo tenía que parecerse, sino transmitir esa mezcla de carisma y opacidad, de seducción y misterio”.
La familia Menem siguió de cerca el proyecto. “Nos reunimos con Zulema Menem en varias oportunidades. Su aporte fue fundamental para reconstruir ciertos aspectos íntimos de la vida familiar, aunque por momentos nos señaló desacuerdos”, reveló. Con respeto, evitaron avanzar sobre situaciones de dolor personal, aunque “el límite siempre fue reflejar los hechos públicos sin caer en el morbo”.
Durante la conversación, Mariano Varela destacó que la producción logró atención de medios en España, México y otros países latinoamericanos: “Nos interesa que afuera también vean de qué manera Argentina lidia con su pasado, con sus contradicciones y sus grandes personajes. La historia de Menem no es solo la historia de un político, sino de un país que aún no termina de elaborar lo que pasó.”
En el plano local, la serie reavivó enfrentamientos entre antiguos aliados y rivales del expresidente. “Recibimos mensajes de todo tipo, desde antiguos ministros que se enorgullecen de haber sido parte de ese gabinete, hasta funcionarios actuales que temen que la ficción reinstale ciertas ideas”. El productor afirmó que, incluso antes de su rodaje, recibir amenazas “fue parte del precio, pero también de la importancia histórica que tenía el proyecto”.
El abordaje temático de la serie incluyó tanto momentos de esplendor como de controversia. “No podíamos ignorar los escándalos, los atentados, la privatización de empresas, las fiestas y las tragedias”, narró Varela en Infobae en Vivo. “Cada episodio trata de dar cuenta de la ambigüedad del personaje, capaz de enamorar a multitudes y, al mismo tiempo, protagonizar decisiones muy polémicas”, subrayó.
Al ser consultado sobre la recepción crítica y las posibles acusaciones de parcialidad, el creador confesó: “Sabíamos que nos iban a pegar de todos lados. Algunos nos acusan de glorificar a Menem, otros de demonizarlo. Es imposible dejar contentos a todos, pero ese es el rol de la ficción política: incomodar, preguntar, abrir el debate, no cerrar la discusión”. El creador de la producción cree en que, a largo plazo, la serie puede funcionar como punto de partida para nuevas lecturas sobre el período menemista: “Ni santificación ni condena definitiva. Simplemente mostrar lo que pasó, recrear los hechos y dejar que el público saque sus propias conclusiones”.
A lo largo de la entrevista, Varela remarcó el clima épico y, a la vez trágico, que intentaron darle a la producción. “Los ’90 en Argentina fueron una montaña rusa: desde la euforia de los mundiales hasta el dolor de los atentados. Había que estar a la altura de esa intensidad y mostrar la contradicción como núcleo de la historia”. Destacó el trabajo de vestuario, escenografía y música original como pilares para “sumergirse en una época en la que todo parecía posible y, al mismo tiempo, peligroso”.
Sobre la influencia personal que le generó el proyecto, el productor reflexionó: “Trabajar todos estos años en la figura de Menem te obliga a ver la política y la historia desde todos los ángulos. Aprendí más sobre la Argentina indagando estos personajes ambivalentes que leyendo cualquier manual”.
Finalmente, debatió sobre la posibilidad de que otros presidentes de la era democrática reciban el mismo tratamiento ficcional. “El desafío está en animarse. No hay que tener miedo de contar historias polémicas, siempre que haya rigor y respeto. Al final, la ficción puede ayudar a entender, aunque duela, y a veces, ese dolor es el verdadero motor para repensar la sociedad”, concluyó.