“Mi sueldo no depende de padrinos ni madrinas, yo me banco sola. Cuando arranqué con Pasión Tropical (hoy Pasión de Sábado, por América TV)ya me había ido de casa, necesitaba ese trabajo para mantenerme”. Así recuerda Marcela Baños el punto de partida de su trayectoria televisiva, relacionado no solo con una búsqueda profesional sino también con uno de los momentos más transformadores de su vida personal. El paso del tiempo la llevó a comprender a fondo la “tele”: “Fueron muchísimos años de aprender, de encontrarme a mí misma en la tele. Vas creciendo, vas evolucionando. En la tele te das cuenta de los lugares que no te gustan y te vas corriendo, y aprendés a elegir”.
La historia personal de Baños retrocede hacia una infancia atravesada por la cercanía y los espacios de su barrio, según confió a Teleshow. “La escuela, el club, los bailes… todo pasaba allí, la verdad ese era mi mundo”, recuerda.
“Nací en el Sanatorio Otamendi. Mi viejo venía de vivir en Congreso, y mi mamá de Florida. Se casaron, se vinieron para Palermo y así empezó mi vida con ellos”, detalló la conductora. La presencia de su hermana, dos años menor, y la dinámica familiar reforzaron ese sentido de pertenencia barrial. La experiencia escolar de Marcela también estuvo marcada por la proximidad y la vida de barrio. Asistió al colegio Santa Teresa de Jesús, ubicado cerca de Scalabrini Ortiz y Av. Las Heras.

Los fines de semana en el club y las reuniones en la plaza reforzaban los lazos con amigos, muchos de los cuales compartían la misma escuela o instituciones cercanas. Esta dinámica contribuyó a forjar una personalidad abierta y sociable, aunque, como ella misma reconoció, existían estereotipos dentro del barrio. “Era todo muy familiar, de barrio. Sí, en su momento se decía que era la cheta, sí, esa pavada”, afirmó.
—¿Cuál fue tu primer trabajo?
—Empecé haciendo promociones, era promotora de todos los eventos que se me presentaban. Trabajaba con diferentes marcas, y hasta me iba a Punta del Este para participar de las campañas de verano. Siempre fui bastante independiente por eso. Obviamente en mi casa tenía la comida, el techo, todo lo que necesitaba, pero mis cosas me las pagaba yo con lo que ganaba. Para la edad que tenía, ganaba muy buen dinero.
—También fuiste modelo…
—Hacía desfiles de marcas de moda, donde estaban Nicole, Pampita, Chechu Bonelli, todos los grosos de esa época… Iván de Pineda. Pero sin dudas en ese momento la estrella era Nicole. Estaba buenísimo, fue divertido y además aprendí mucho”.

Su trayectoria en televisión se consolidó al sumarse a la pantalla de Canal 9 con la conducción de Pasión Tropical: “En el 99 entré a la tele y ahí ingresé para hacer Pasión Tropical”, rememora. Tras haber trabajado en desfiles y eventos nocturnos, logra aprovechar cada oportunidad: “Fue de repente—yo venía de trabajar en desfiles, en boliches, de hacer ropa interior en eventos, y todo eso me ayudó”. A la hora del casting, su ingreso resultó sorpresivo: “Me tomaron un casting, yo era la última en hacerlo, después vino la productora ejecutiva, y dijo: ‘Ya tengo lo que buscaba’. Me dijeron: ‘Mirá, hay una tribuna en vivo. Vos tenés que arengar, hacer fiesta, porque va a ser un programa para el fin de semana’, y quedé seleccionada”.
El origen de su relación con Pasión Tropical, luego Pasión de Sábado, marcó el inicio de un vínculo duradero con el público de la música tropical. “Arranqué como conductora directamente. Eso fue una gran oportunidad y también un desafío porque no tenía experiencia en televisión y tampoco venía del palo de la cumbia. Yo conocía lo típico de los boliches, los clásicos como Ricky Maravilla o Gladys la Bomba Tucumana, pero nunca tuve prejuicios y eso fue lo que me salvó”.
El aprendizaje de Baños respecto a la conducción y al universo de la cumbia se construyó junto al programa. “Fui aprendiendo mientras hacía el programa y tardé muchísimos años en encontrarme a mí, a cómo conducir. Después, la vida y las cosas que me pasaban me ayudaron a crecer, madurar y entender cómo es la tele”, expresó en su entrevista con Teleshow. Esa adaptación nunca supuso para ella una mirada prejuiciosa: “Nunca miré la cumbia con una mirada despectiva. Todo lo contrario, lo viví como una oportunidad”.

Su crecimiento en pantalla continuó al ampliar su participación en ciclos del canal y trabajar junto a figuras como Georgina Barbarossa. El salto a América consolidó su sitio en Pasión…, el programa que considera su casa y donde sostiene: “hice carrera y hasta el día de hoy sigo aprovechándola al máximo”.
En uno de los momentos más conmovedores de la charla, Marcela Baños habló abiertamente sobre el abuso que sufrió cuando tenía 21 años y la necesidad de romper el silencio que llegó cuando pudo hablarlo, a los 43.
Todo comenzó con una propuesta para enseñarle a modelar, que se volvió trágica cuando la drogaron y violaron en varias oportunidades. Cuando lo pudo relatar, dijo: “Pude haber caído en una red de trata”.

Hoy, apunta: “No me arrepiento en absoluto de haberlo contado. Al contrario, me hizo re bien. Fue muy positivo poder sacarlo de mí, sacarlo de adentro. Era algo que me perseguía y desde ese día no me persigue más nada ni nadie”.
Explica que el proceso de hacer pública su experiencia fue inesperado, pero sanador: “Ese día no estaba preparado, venía de una situación mental y personal muy heavy de mucho tiempo. Cuando decidí empezar a hablar, fue realmente liberador”.
Hablar del tema no solo la liberó a nivel individual, sino que, según dice, recogió testimonios y muestras de apoyo de otras personas con experiencias similares: “Cuando trato cosas que me han pasado, la gente empieza a hablarme y a contarme cosas muy pesadas. Hay un montón de historias similares y ahí es donde vos ves que la gente se identifica, como me pasa a mí con otras personas”.
La palabra “violación” ya no la carga como tabú: “Hoy por hoy puedo decir la palabra, no me da vergüenza ni me genera una psicología pesada. A veces la gente no la quiere decir, pero a mí no me suena en lo más mínimo. Es una palabra que me llené de orgullo, porque pude superar todo eso”. Su convicción es que visibilizarlo contribuye a la sanación colectiva: “No hay una regla, yo creo que está bueno sacarlo cuando te pesa. Lo importante es hablarlo cuando una lo necesita”.
El impacto en su familia fue enorme; compartirlo con ellos supuso un giro difícil: “Mis padres lo supieron después de muchos años, fue muy fuerte. Mamá se puso muy mal, se afligió mucho porque sentía culpa y no sabía cómo gestionar esa emoción. Pero hay temas que es mejor dejarlos, no seguir maltratando algo que genera mucho dolor”. Sin embargo, su testimonio busca empoderar a quienes aún no pudieron hablar: “Hay gente de ochenta años que nunca pudo expresar lo que le pasa. Qué triste que no puedan sacar eso que los persigue”.
Con madurez y empatía, enfatiza que superar el trauma implica reconocimiento, diálogo auténtico y la voluntad de ayudar a otros: “No por el ego ni por la fama, sino por el hecho de poder decirle al otro que una puede salir adelante”.

El fin del amor
A mediados de este año, luego de cinco meses de debate interno y de dos décadas de relación, otra vez los sinsabores: Baños confirmó su separación de Pablo Visiconde.
—¿Cómo estás después de la separación?
—Estoy bien, de a poco. Son muchos años y, la verdad, estoy viendo oportunidades para continuar, para armar una nueva vida, empezar de nuevo.

—¿Conociste a alguien más o te estás dando tu tiempo?
—No, todavía no. No estoy para conocer a nadie todavía. No conecto porque estoy en un laburo más personal, esta reestructura me hizo ver un montón de cosas mías que nunca había mirado.
—¿Hacés terapia o algo que te ayude con este proceso?
—Sí, hice varios años de terapia, después biodecodificación, coaching… Tengo una base importante de cosas que entiendo racionalmente, aunque emocionalmente a veces no me salen tan bien. Hay líneas que uno tiene que reparar, lugares donde todavía hay que sanar. Aunque parezca mentira, una sigue revisando cosas que le han pasado.

—¿Y cómo lo vivís, este momento de cambio?
—Estoy en la búsqueda, pero ya entendí un poco por dónde va. Estoy queriendo agarrar ese aprendizaje y que sea este el momento donde lo trabajo. Empecé a entrenar de nuevo, busco mis espacios y, bueno, hay que generar rutinas nuevas.
—¿El tema de la maternidad es una cuenta pendiente para vos
—No, para nada. Estuvimos en la búsqueda y no se dio. No pasa nada, está todo bien. No tengo nada pendiente con eso.

—¿Cómo lo viviste en su momento?
—Me puse mal en ese momento, pero después ya entendí que no era algo que yo verdaderamente deseaba, sino más bien un mandato social. Nunca estuve muy prendida con el hecho de ser mamá. Mi mamá quería ser abuela, pero al pasar los años me di cuenta de que era más deseo de los otros o de mi entorno que mío. No era algo propio.
—¿Te plantearías ser madre sola o adoptar?
—No, sola no tendría. Tampoco me planteé mucho lo de adoptar. Por ahora no, y si el día de mañana cambia, lo veré… Pero no es una prioridad.