En una industria tan competitiva, que avanza tan rápido y donde todo está bastante estandarizado, como la de los teléfonos celulares, no debe ser fácil salir a competir con algo que no sea el precio. Si bien el precio es uno de los determinantes a la hora de decidir una compra, con ciertos objetos considerados aspiracionales -celulares, zapatillas, autos- existen otros factores que resultan más importantes que cuánto se va a reducir el límite de la tarjeta de crédito: nos referimos al aspecto (colores, pantalla) y la tecnología (cámara, batería, capacidad).
Ricardo Meneses es el Director de Diseño Global de Motorola y, con ese título, el responsable de todo lo que vende la marca en cuestiones de telefonía móvil, algo en lo que la marca tiene más historia que ninguna otra. Meneses nació en Chile, vivió en Chicago y ahora está instalado en Brasil, desde donde dirige al equipo global de diseño. Estuvo por segunda vez en Buenos Aires, en coincidencia con el lanzamiento de la nueva línea Razr 60 y Edge 60, junto con todo el ecosistema de accesorios presentados la semana pasada por la marca, con nuevos auriculares y la vuelta de la marca a los relojes inteligentes.
A esta altura de la evolución de los teléfonos móviles, ya se puede decir que hay diseñadores de teléfonos, pero no cuando usted empezó en esto. ¿Qué profesión tiene?
Yo hice diseño industrial. O sea, diseño de objetos, de cosas. Pero en esto el diferencial que tuve fue la pasantía que hice hace 15 años, que duró 2 años. Puedo decir que hice de todo en mi carrera (heladeras, anteojos) pero como este es un mercado muy de nicho, profundicé en entender cómo desarrollar el smartphone.
¿Y qué aprendió?
En Motorola trabajamos mucho con la gestión de materiales, con manejar nuevos materiales, innovar, encontrar nuevos elementos que sirvan para un teléfono. En la época que entré todavía vendíamos el Razr original, que utilizaba aluminio aeronáutico, y todo cambió mucho desde entonces.
¿Por dónde se empieza a diseñar un teléfono?
Comenzamos siempre por alinear filosofías, esto es, hay que estar muy de cerca con la marca. Cuando tenés un departamento de diseño que no está alineado con la marca, el producto final no la refleja. A la filosofía dentro de Moto la llamamos lifestyle tech: tener la mejor tecnología con el mejor estilo. Trabajamos muy de cerca en tres aspectos: color, materiales y terminación.
¿Hay puntos críticos en el diseño?
Tenemos un lenguaje de diseño que trabaja mucho con el área de la cámara. Está estudiado que la cámara tiene que ser reducida visualmente, no tiene que ser grande. Se trabaja mucho con la curva que la rodea, con tener un estilo único en la cámara trasera. Por eso no tenemos mucha área de vidrio o mucha área de metal. Esa es el área más crítica del diseño del smartphone. Cuando hablamos puramente de diseño industrial, el área de la cámara es lo que siempre dicen los consumidores que es frágil, o es muy grande, o no se ve bien. Entonces refinamos mucho esa parte.
Y a todo -la cámara, el chip, la memoria, la batería- hay que darle toda una estética.
Exacto. Se trabaja desde adentro. Obviamente, los chips son cada vez más avanzados y las baterías tienen cada vez más capacidad, y se cargan más rápido. Adentro hay tecnología. Y el trabajo con el diseño es un trabajo en conjunto. Es muy parecido con lo que pasa en la industria automotriz: los componentes internos ya están diseñados.
En la mayoría de los teléfonos los botones están en los mismos lugares, quizás cambia el sensor de la huella digital, pero últimamente ya está siempre en la pantalla. ¿Hay cosas para mejorar en ese sentido?
En el formato de barra ya está como ya todo masticado, está todo bien definido. La cosa es cuando, volviendo a la parte de cómo diseñamos un teléfono en Motorola, se quieren tocar “las reglas doradas”. No te metas en la usabilidad porque no hay nada que hacer. Lo que está probado, así queda. Ahora, cuando entramos en los plegables, hay más para hacer. Ya es la quinta generación del Razr que trabajamos. Si ponés uno al lado del otro, te das cuenta de que son diferentes.
Cuando hablamos de usabilidad en Motorola, ¿lo más importante es el tacto, la textura de los materiales?
Tenemos un cuidado enorme en el tacto. Motorola se distingue en eso, en el uso de texturas y de materiales, en la curvatura, en que se sienta lindo en la mano. No seguimos tendencias del mercado. Había una tendencia muy fuerte en la que todo tenía que ser recto. Y en cuanto a los materiales, hace 10 años ya estábamos trabajando con madera, en el Moto X. Entonces, ya tenemos un conocimiento enorme. Y cuando digo conocimiento, es no solo tener un material diferente, también un material que dure y que realmente funcione en el smartphone. De ahí salieron la gamuza, el cuero vegano, el acetato, alcantara y los nuevos Moto Buds con cristales Swarovski.
¿Y por qué es tan importante para ustedes la alianza con Pantone?
Porque Pantone es el líder mundial que define colores, es quien dicta las reglas en ese tipo de tendencias. Y es algo que no se limita a la industria de los teléfonos celulares, porque Pantone trabaja con la industria automotriz y de la moda. Siempre están dos pasos adelante.
¿Y funciona? ¿La gente está comprando más teléfonos de colores?
En 2023 y 2024, de todo lo que vendimos, el 65% fueron colores no básicos. ¿Qué nos demuestra eso? Que hay una ambición en el mercado para tener acceso a colores y texturas diferentes. Tenemos la certeza de que tenemos un posicionamiento diferente y que realmente tiene sentido para los usuarios.