Los perros se comunican de forma constante, y gran parte de ese intercambio ocurre sin emitir un solo sonido. A través de gestos y expresiones faciales, los canes transmiten emociones, estados de ánimo e intenciones sociales.
Entre esas señales, se destacan el parpadeo y el lamido del hocico, comportamientos que forman parte del llamado lenguaje de apaciguamiento, cuyo propósito es evitar conflictos y reducir tensiones.
Este tipo de gestualidad no solo tiene una función emocional: también cumple un rol fisiológico. Bostezar, por ejemplo, regula la respiración y el nivel de oxígeno, mientras que parpadear expresa relajación y comunica a los demás que no se representa una amenaza.
La mímica como herramienta de convivencia
Diversas investigaciones han demostrado que los perros tienden a imitar gestos de otros perros, especialmente cuando se encuentran cerca. Una mueca juguetona, un bostezo o un parpadeo pueden ser replicados por otro animal, como parte de una estrategia instintiva de cohesión social. Este fenómeno motivó a la bióloga evolutiva Chiara Canori, de la Universidad de Parma, a explorar el papel del parpadeo dentro de la mímica facial de los perros.
Su equipo diseñó un experimento, cuyos resultados se publicaron en Royal Society Open Science, para analizar la reacción de perros adultos ante imágenes de otros perros que parpadeaban o se lamían el hocico.
Un estudio con perros frente a la pantalla
Los investigadores grabaron a tres perros —un terrier, un cocker spaniel y un border collie— en distintos comportamientos: parpadeando, manteniendo la mirada fija o lamiéndose el hocico. Luego combinaron las imágenes en una cuarta serie de clips de poco más de un minuto, alternando gestos cada cuatro segundos.
Los videos se mostraron, en orden aleatorio, a 54 perros adultos de distintas razas, que no conocían a los animales filmados. Además de registrar su comportamiento en vídeo, los investigadores midieron sus signos vitales con monitores cardíacos.
Los resultados revelaron que los perros espectadores parpadeaban un 16% más cuando veían a otro perro hacerlo en la pantalla, lo que sugiere un mecanismo de imitación inconsciente vinculado al bienestar. Durante las proyecciones, no se detectaron signos de ansiedad o alteraciones cardíacas.
Reacciones automáticas con efectos sociales
Según Canori, no se puede afirmar que los perros parpadeen intencionalmente como respuesta a lo que observan. Pero el patrón de conducta indica que el parpadeo podría tener una función social reguladora. Daniel Mills, experto en comportamiento veterinario de la Universidad de Lincoln, refuerza esta hipótesis: “Existe una enorme cantidad de comunicación que ocurre de forma subconsciente”.
Para Mills, incluso si el parpadeo es un reflejo, ha evolucionado como una herramienta relevante para la interacción: una posible manera de decir “estoy tranquilo, y tú también puedes estarlo”.
En contraste, el estudio no detectó una imitación sistemática del lamido de hocico. Sin embargo, sí observó que los perros mostraban más el blanco de los ojos al ver este gesto en pantalla, lo cual es llamativo. Esta expresión facial suele asociarse con emociones intensas —positivas o negativas—, pero en este caso se produjo sin otros signos evidentes de excitación.
Una invitación a observar mejor
El trabajo liderado por Canori aporta nuevas claves sobre la complejidad de la comunicación no verbal en los animales. Para Mills, uno de sus principales méritos es cuestionar las interpretaciones simplistas sobre el lenguaje corporal canino: “Este estudio nos enseña a tener más cautela con las generalizaciones y a observar mejor a nuestros perros para comprenderlos realmente”.
Lejos de ser simples instintos, gestos como el parpadeo o el lamido del hocico forman parte de una red de señales sutiles que los perros usan —quizá desde tiempos ancestrales— para convivir en paz.
Este estudio subraya la importancia de interpretar las señales de los perros con mayor profundidad. Cada gesto, desde un parpadeo hasta un lametón, puede ser mucho más que un simple reflejo o una respuesta instintiva: es parte de una compleja red de comunicación que permite a estos animales mantener el equilibrio social y emocional en su entorno.