En un rincón remoto y oscuro del planeta, más allá de los 200 metros de profundidad, se extiende un vasto mundo desconocido: las profundidades marinas. Este reino subacuático, que cubre más del 90% del océano y representa dos tercios de la superficie terrestre, sigue siendo uno de los ecosistemas más misteriosos de la Tierra.
Su relevancia es incalculable, ya que juega un papel muy importante en la regulación del clima global, absorbiendo gran parte del calor adicional generado por las actividades humanas y capturando una significativa fracción del dióxido de carbono liberado a la atmósfera. Sin embargo, a pesar de su importancia vital, el océano profundo sigue siendo casi un enigma.
En la vasta extensión de su lecho marino, los humanos han logrado observar apenas el 0,001% de su superficie.
El dato fue revelado por un reciente estudio publicado en Science Advances, subraya lo lejos que estamos de entender los ecosistemas subacuáticos más allá de las zonas costeras.
Para poner en perspectiva esta cifra, los expertos comparan este dato como si la única referencia que tuviéramos del planeta se basara en la observación de un área menor que la de la ciudad de Houston, Texas.
En comparación con el océano profundo, este área sería diminuta. Esta limitación en la capacidad de explorar y observar es uno de los principales obstáculos para comprender las complejas interacciones de la vida marina y cómo estos ecosistemas, tan alejados de los ojos humanos, pueden estar respondiendo a las presiones ambientales.
Más del 65% de las observaciones visuales realizadas se concentran en tres países: Estados Unidos, Japón y Nueva Zelanda.
La importancia del océano profundo para el clima global
Las profundidades marinas no son solo un refugio para seres de extraña biología, sino que también desempeñan un papel fundamental en la salud del clima global.
El océano profundo actúa como un gigantesco regulador térmico, absorbiendo alrededor del 90% del calor extra que generamos y cerca del 30% del dióxido de carbono emitido por las actividades humanas.
Esta función es determinante para mitigar el cambio climático y evitar que las temperaturas globales alcancen niveles extremos, según los expertos.
Sin este proceso, la vida tal como la conocemos en la Tierra sería prácticamente insostenible.
Además, los ecosistemas de aguas profundas generan oxígeno, regulan el clima global y suministran recursos biológicos fundamentales para la humanidad, como alimentos y productos farmacéuticos.
Diversas especies de vida marina, que habitan en las profundidades, han sido clave en el descubrimiento de compuestos con propiedades medicinales. En otras palabras, lo que aún desconocemos sobre estas áreas podría ser crucial no solo para la preservación de nuestros ecosistemas, sino también para el bienestar humano.
Ciertos hábitats marinos, como los cañones submarinos, han recibido una atención mucho mayor que otros, como las elevaciones o las llanuras abisales.
Esta concentración de esfuerzos en unas pocas características geomorfológicas limita nuestro conocimiento sobre la biodiversidad que podría existir en áreas menos exploradas. Según los investigadores, de los 9.472 cañones submarinos identificados globalmente, solo 442 han sido observados visualmente, lo que deja gran parte de esta estructura geológica sin explorar.
“Si todo esto permaneciera en la atmósfera, la vida en la Tierra sería prácticamente imposible”, señala Katy Croff Bell, presidenta de Ocean Discovery League, National Geographic Explorer y autora principal del estudio.
Los riesgos de una minería sin precedentes
El creciente interés por la minería en aguas profundas, impulsado en gran parte por el deseo de extraer recursos minerales esenciales para la tecnología moderna, ha traído consigo un aumento de las expediciones a estas zonas previamente inexploradas.
Sin embargo, esta actividad también genera alarmas en la comunidad científica, que teme que los impactos medioambientales sean devastadores e irreparables.
Los ecosistemas en las profundidades marinas son extremadamente frágiles y su restauración, en caso de daño, podría ser una tarea casi imposible.
Si bien la minería en aguas profundas podría traer enormes beneficios económicos, los expertos insisten en la necesidad de realizar más investigaciones antes de permitir cualquier actividad extractiva en estas zonas.
“Necesitamos entender mejor qué tipo de impactos tendrán estas actividades en las profundidades marinas, y si los ecosistemas podrán recuperarse”, adviertió Croff Bell.
La necesidad de una mayor investigación global
El estudio de Science Advances subraya la urgente necesidad de ampliar la investigación en las profundidades marinas. A medida que la tecnología avanza y las herramientas para la exploración se vuelven más accesibles, la esperanza es que podamos incrementar la cobertura de observación en las zonas aún inexploradas.
Sin embargo, este proceso lleva tiempo y recursos, y el desafío es que no contamos con los miles de años necesarios para completar una exploración exhaustiva del fondo marino.
Mientras tanto, la falta de datos completos y la concentración de los esfuerzos de investigación en ciertos países y áreas geográficas dificultan la creación de una visión integral de las profundidades oceánicas.
En este contexto, la recopilación de datos visuales y la ampliación de la exploración en lugares más remotos se convierten en pasos cruciales. Con cada nueva inmersión, surgen descubrimientos sorprendentes que amplían nuestra comprensión de estos ecosistemas.