Los hijos de Mario Vargas Llosa impidieron que se despidiera de Isabel Preysler. FB.

El 13 de abril de 2025, el mundo literario y cultural sufrió una gran pérdida con la muerte de Mario Vargas Llosa, el Nobel de Literatura peruano que dejó un legado literario imborrable.

A los 89 años, el escritor peruano falleció en Barranco, rodeado únicamente por sus hijos y su exesposa Patricia Llosa. Sin embargo, detrás de esta despedida íntima y silenciosa, se esconde una revelación aún más desgarradora: Isabel Preysler, la mujer con la que Vargas Llosa compartió ocho años de su vida, fue excluida de su última despedida.

No solo fue apartada de las ceremonias, sino que ni siquiera se le permitió una última llamada de despedida. Fuentes cercanas al escritor aseguran que él mantenía sentimientos latentes hacia Preysler hasta sus últimos días, pero los hijos de Vargas Llosa impidieron cualquier acercamiento.

Mario Vargas Llosa no le habría escrito carta a sus hijos. (Foto: Difusión)

El deseo de una última conversación

Meses antes de su fallecimiento, Mario Vargas Llosa habría expresado su deseo de hablar por última vez con Isabel Preysler. Según allegados, el escritor no quería reavivar un romance, sino simplemente cerrar un ciclo, poner fin a una historia que marcó profundamente su vida.

Este gesto de reconciliación o, al menos, de cierre, no fue posible. Los hijos de Vargas Llosa, Álvaro, Gonzalo y Morgana, se mostraron rotundos en su negativa a permitir que Preysler se acercara.

Según ellos, la socialité no merecía estar presente en esos momentos, pues consideraban que nunca mostró un interés genuino por el bienestar de su padre. La decisión de los hijos dejó claro que cualquier intento de reconciliación o cierre con Isabel Preysler estaba fuera de su alcance.

El periodista Sergio Pérez, del programa español ‘Espejo Público’, afirmó que los hijos del autor siempre vieron con recelo a Preysler y que incluso evitaban mencionarla por su nombre, refiriéndose a ella como “esa señora”.

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La ruptura con Preysler: entre celos y reproches

La relación entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler terminó en 2022, y aunque la ruptura fue presentada públicamente como “civilizada”, las tensiones detrás de la separación fueron evidentes. En privado, ambos vivieron tormentas emocionales, celos infundados y reproches mutuos.

La versión oficial de Isabel apuntaba a “discusiones continuas” y “actitudes posesivas” de parte del escritor. Sin embargo, amigos cercanos de Vargas Llosa insisten en que él nunca dejó de quererla, y que su deseo de mantener una relación amistosa con ella era sincero.

En abril de 2023, durante una charla literaria, el escritor dejó entrever que aún respetaba profundamente a Isabel, y aunque no habló de ella en público, su actitud evidenció que el amor nunca se extinguió por completo.

La frase que lanzó, “Sí, claro que sí. Por supuesto”, al ser preguntado sobre la posibilidad de mantener una amistad con ella, fue interpretada por muchos como una confesión de que, aunque los obstáculos eran grandes, el amor seguía vivo en su corazón.

Un funeral privado y la ausencia de Preysler

La despedida de Mario Vargas Llosa fue todo menos pública. A pesar de la importancia del escritor y su reconocimiento internacional, la familia organizó un velorio completamente privado en su residencia en Lima.

Se evitó la presencia de los medios y de cualquier exposición pública. El Gobierno peruano decretó duelo nacional, pero en el hogar del autor, el ambiente era completamente distinto: sobrio, discreto, controlado.

Se alejó deliberadamente de todo lo que alguna vez tuvo que ver con Isabel Preysler. La figura de la socialité española, que tantas veces había estado al lado de Vargas Llosa en su vida personal y pública, quedó completamente al margen.

En Madrid, donde Isabel Preysler reside, reinó el silencio. La mujer que compartió la vida de Vargas Llosa durante ocho años no rompió su hermetismo. No emitió declaraciones, ni siquiera a través de sus redes sociales.

Se mantuvo al margen, posiblemente por respeto a los momentos difíciles que su expareja había vivido en sus últimos días. Pero también podría haber sido por orgullo, por una herida que, quizás, aún no sanaba. Su entorno tampoco se pronunció, lo que reforzó la idea de que esta historia terminó definitivamente, sin posibilidad de redención o reconciliación.

La despedida amarga de un amor no resuelto

El funeral de Vargas Llosa fue, en muchos aspectos, una despedida amarga. Aunque el autor de La Fiesta del Chivo recibió el respeto y la admiración de muchos, su muerte fue marcada por la ausencia de la mujer que, aunque ya no formaba parte de su vida, seguía ocupando un lugar importante en su corazón.

En sus últimos días, Mario Vargas Llosa murió enamorado, pero alejado de Isabel Preysler. Los intentos por encontrar un cierre a su historia con ella fueron bloqueados, y en lugar de una despedida reconfortante, la relación terminó en el silencio, sin redención posible. La historia de amor entre Vargas Llosa y Preysler, llena de pasiones, celos y distancias, culminó de manera sombría, como muchas historias no resueltas que la vida nos presenta.

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler estuvieron juntos hasta el 2022.