Las redes sociales tienen el poder de convertir cualquier tema en tendencia y uno de esos fenómenos fue la llamada “dieta del metabolismo acelerado”. Esta corriente que busca estimular el gasto calórico energético incluso durante los períodos de reposo. Su novedad y éxito fueron tales que celebridades como Jennifer López se unieron a esta moda, que ha generado tanto interés como controversia, al mismo tiempo que guarda varios secretos.
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Esta cantante de 55 años, ha contado en diversas entrevistas que el secreto para cuidar su salud y mantenerse en forma, es seguir a rajatabla una estricta rutina de ejercicio físico y sobre todo de alimentación: dejó de lado los ultraprocesados. Tiempo atrás, la revista Hola, reveló que en este camino se inclinó por una dieta rica en grasas saludables y eligió la del metabolismo acelerado.
Se trata de cambiar la forma de alimentarse, en otras palabras, de reorganizarla, con el objetivo de potenciar al organismo para bajar de peso y sentirse mejor. Para ello, propone un plan de alimentación fundado en etapas sin descanso: de lunes a lunes, basado en la combinación y rotación estratégica de ciertos alimentos que deben ser consumidos en días y horarios específicos.
Esta corriente surgió de la mano de la nutricionista y wellness coach norteamericana Haylie Pomroy, quien además, es autora de un bestseller donde presenta y explica esta teoría que según dice, promete ser “la última dieta que se haga en la vida”. En cuanto al propósito de implementarla, argumenta que la finalidad es que las personas puedan dejar atrás sus antojos y aprender a cocinar de manera consciente y planificada. En su cuenta de Instagram, donde reúne una comunidad de más de 50 mil seguidores, seduce a su público con la idea de que pueden bajar hasta 10 kilos en tan solo cuatro semanas.
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Además, a través de su propuesta, esta gurú, busca resetear y limpiar el organismo, como así también, reducir la presión sanguínea, los niveles de colesterol, el azúcar y regular el trabajo de la tiroides, los riñones y el hígado.
Cuando se trata de alterar la forma de alimentarse, son muchos los mitos que giran en torno a ello y en consecuencia, florecen las controversias y las disputas entre quienes son partidarios y los que prefieren evitarlas.
Un estudio realizado en 2020 por International Food Policy Research Institute y el Observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA), reveló que más del 70% de la población argentina se sometió a alguna dieta durante el período de la cuarentena. Pero lo cierto es que solamente el 9% manifestó haber obtenido resultados positivos. Ahora bien, ¿qué tan sano es adoptar este tipo de conductas drásticas?
Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición y eecretaria de la Sociedad Argentina de Nutrición explica que, cuando una persona baja de peso en forma muy rápida, no solo pierde calorías, sino también masa muscular. Estos se debe a que, al no contar con suficientes nutrientes, el cuerpo empieza a consumirse internamente, lo que puede generar daños en el organismo.
¿Qué es la dieta del metabolismo acelerado?
Ahora bien, la cuestión sobre la “dieta del metabolismo acelerado” es así: se trata de un plan rígido y metódico, que no permite el margen de error y que se divide en tres fases:
- La primera se hace los lunes y martes y propone consumir altos niveles de carbohidratos: arroz, quínoa y avena –el trigo y el maíz están prohibidos- y frutas para generar el consumo de azúcar, ¿su finalidad? Bajar el estrés.
- La segunda, que se realiza los miércoles y jueves, consiste en la ingesta de proteínas y vegetales con la intención de aumentar el tamaño de los músculos y eliminar del organismo las grasas almacenadas.
- Por último, la tercera fase que se realiza los viernes, sábados y domingos, donde se permite consumir todos los alimentos anteriores incluyendo los aceites saludables para acelerar el proceso de quema de calorías.
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En esta línea, la dieta que propone Haylie Pomroy es disruptiva y exigente, no apta para cualquiera. Uno de los puntos clave de este proceso, que debe respetarse a rajatabla, es la organización: hay que comer cada tres horas y asegurarse de que los alimentos sean naturales y orgánicos. Pero eso no es todo: también insiste en que lo más importante son los nutrientes que se ingieren, por encima de la cantidad de calorías.
No obstante, para Yamaguchi, no existen las dietas mágicas y lo importante, para mantener al organismo óptimo, es trabajar sobre los cuatro principios nutricionales que son la:
- Calidad
- Cantidad
- Armonía y
- Adecuación
“Cada persona es un mundo distinto, entonces cuando quiere hacer un cambio, lo principal es respetar las calorías que debe ingerir y para eso se necesita hacer un cálculo que incluye el gasto metabólico, sea basal, en reposo o de actividad física, el nivel de músculos y grasa que tiene, y su contextura”, explica la especialista y agrega que en base a ello, se hace una planificación específica y personalizada teniendo en cuenta, su estado de salud.
Sucede que a la larga, el efecto rebote se puede hacer presente porque “cuando se deja de hacer este tipo de planes y se vuelve a comer de manera regular, en cuanto a horarios y alimentos, automáticamente se aumenta la grasa corporal, incluso, en niveles mayores a las que se tenía”, comenta Silvina Tasat, licenciada en Nutrición y vocal titular de la Asociación Argentina de Nutrición (M.N. 1495), y detalla que no hay ningún tipo de aval científico. Por ello, “lo esencial es adoptar hábitos alimenticios saludables que se puedan sostener en el tiempo.
En paralelo, Yamaguchi insiste en que no se debería hablar de “dietas´, ya que el cambio debe darse en el estilo de vida, “no únicamente en la alimentación”, e insiste en la importancia de permitirse tener días “buenos y malos, donde más allá de que haya excepciones, si se quiere consumir y disfrutar de algo más calórico o con azúcar, se lo haga”, porque según explica, lo ideal es tener un equilibrio, el que no solo ayudará a estabilizar el ritmo del organismo, sino también a relajar la mente de la presión que genera tener un esquema tan pautado de alimentación.