Aunque cedieron levemente, las tasas altas pueden seguir hasta después de las elecciones. Es la nueva herramienta que incorporó el equipo económico para controlar la inflación y el dólar. No quieren sorpresas. Saben que el inversor mira con más atención lo que sucede en la política que las medidas económicas.
Por caso, el viernes los exportadores tuvieron un elevado nivel de liquidaciones para cambiar los dólares por pesos y colocarlos a tasa de interés. El movimiento se vio reflejado en una leve baja del dólar MEP y una suba de las LECAP, el título a tasa fija más corto y demandado, que hasta setiembre rinde 2,55% efectivo mensual.
El dólar intenta superar el promedio de $1.200, mientras el Gobierno parece haber desistido de esperar que baje a $1.000 para salir de compras al mercado y aumentar reservas.
El plan para que la gente saque los dólares del colchón todavía no brilla. Los dólares que se sacaron fueron para pagar viajes al exterior y no afectaron a las reservas. De hecho, los depósitos de privados en los bancos aumentaron USD 127 millones en junio. Una estabilidad absoluta que revela que los dólares del colchón no entraron en el sistema, pero el sistema no se vio perjudicado.
Los inversores esperan el resultado de las elecciones para hacer su juego. La inmovilidad de los depósitos en dólares y la mayor demanda de pesos, muestran que la apuesta es a la tasa de interés, el factor que frena precios y consumos.
Federico Furiase, director del Banco Central, definió en un irónico posteo el escenario. “Bienvenidos a la “dimensión desconocida”, donde el superávit fiscal, el control de la cantidad de dinero, la recapitalización del BCRA y la baja del ratio deuda pública a PBI, en un régimen de libre flotación entre bandas tras la salida del cepo, otorgan los grados de libertad para que el ahorro externo financie un crecimiento sostenido del consumo privado y la inversión privada. En un entorno de baja de la inflación, del riesgo país y de los impuestos. Despojado de tecnicismos, el ahorro externo reemplaza a la definición más popular de “dólares en el colchón”.
El tema es “trend topic” (tendencia) en las redes donde opinan desde expertos hasta improvisados. Entre los primeros está la opinión del asesor financiero Nau Bernues que señala que “el superávit es real” y que quien gasta es el privado, no el Estado. También destaca que no sucedió algo similar en este siglo.
Luego agrega que es “una postal macro rara, pero real. En el primer trimestre de 2025, la cuenta corriente marcó un déficit de USD 5.191 millones, el más profundo desde que arrancó la actual administración. No fue por comercio exterior: la balanza de bienes fue superavitaria por USD 2.060 millones, como ya vimos. El rojo vino por otro lado. El saldo de la cuenta de servicios fue de USD -4.502 millones ¿El gran culpable? El rubro “Viajes”, con una salida neta de USD -3.464 millones. En otras palabras: la cuenta corriente se fue de vacaciones. La ecuación no cierra para algunos. Superávit fiscal + balanza comercial positiva ≠ estabilidad externa. Esto desafía un supuesto clásico del ajuste macro: que ordenar las cuentas internas arregla las externas. No parecería ser así en una economía donde se destrabaron pagos al exterior, se aceleró el consumo en dólares y todavía no entraron capitales privados de magnitud”.
Más adelante Bernues se pregunta: “¿Es sostenible esta dinámica? Sí. Aunque no es gratis. El déficit externo de hoy, como mencionamos, no lo financia el Estado. El Tesoro está en superávit. Lo financia el sector privado, que encontró margen para volver a demandar servicios, viajar, importar y hasta mover parte de sus portafolios hacia el exterior. La pregunta correcta no es si el modelo es sostenible, sino qué tan compatible es esta dinámica con el tipo de cambio actual y la estabilidad macro que el Gobierno busca sostener. Cuando el Estado no emite, no se endeuda y no interviene (o lo hace de forma limitada), es el privado el que decide. Y sus decisiones -legítimas, previsibles- pueden generar un nuevo frente de tensión externa. Este es un equilibrio delicado. No por inconsistente, sino por sensible. Hoy cierra. Si el mercado cambia de humor, si los flujos no aparecen o si el shock externo pega, puede dejar de cerrar muy rápido. En definitiva: no es insostenible. Tampoco es inmune”.
Vuelven las retenciones a la soja
El otro tema es que desde este martes vuelven las retenciones para soja y maíz, donde sus precios internacionales están en retroceso y la soja sigue vulnerable a las bajas del precio del petróleo y a la presión de la oferta de Brasil por una mejor cosecha.
El informe de la consultora F2 de Andrés Reschini indica que “el mercado sigue reticente a desarmar el colchón y aguarda hasta que las elecciones de medio término echen algo más de luz al próximo tramo del mandato de Milei. Para julio asoma una chance bastante clara para el Tesoro que son los agro dólares que comenzarán a liquidarse en la primera quincena aprovechando la ventana normativa para evitar la nueva escala de derechos de exportación sumado a que la colocación reciente de la provincia de Córdoba puede ser imitada por otras provincias dentro de las cuales Santa Fe se encuentra en trámites para salir a buscar alrededor USD 1.000 millones. Con todo esto, es de esperarse que el tipo de cambio se mantenga relativamente estable y a la vez que mejore la posición de reservas de BCRA y no puede descartarse algo más de compresión en los rendimientos de la curva pesos”.
A todo esto, el after market de hoy mostraba a las Bolsas de Nueva York en decidida alza. El S&P 500, el más representativo de los indicadores por la cantidad de empresas que abarca, estaba 0,25% arriba, tras batir su récord el viernes. El oro, el activo de refugio, estaba en rojo, señal que los inversores están asumiendo riesgos. El petróleo retrocedía más de 1% para completar un escenario favorable a la región, menos a la Argentina que atiende su propio juego donde la política somete a la economía.