El trofeo más codiciado del planeta

Desde que Brasil se consagró tricampeón en el Mundial que organizó México en 1970, la FIFA diseñó el nuevo trofeo de la Copa del Mundo con el concepto que se la conoce en la actualidad.

Es que el antiguo reglamento asumía que la selección que conquistara el trofeo más codiciado del planeta en tres ocasiones, tenía el derecho de quedárselo definitivamente y la Casa Madre del fútbol debía presentar un nuevo galardón. Y así fue como aquel equipo liderado por el legendario Pelé se apoderó de la Jules Rimet, una estatuilla que con el paso del tiempo tuvo varios episodios cargados de misterios.

La Jules Rimet se mudó a la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), en Río de Janeiro. Antes del Mundial de Inglaterra, había estado un tiempo en Londres y un día desapareció, pero fue encontrada por un perro, de nombre Pickles, tras unos arbustos cercanos. Pareció una broma.

La Jules Rimet fue robada (Foto: AP)

Peor fue lo que sucedió en territorio carioca: la Copa, que había sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, fue robada en diciembre de 1983 y nunca más fue encontrada. Miguel Murilo, el detective a cargo del caso, dio con los dos brasileños que habían perpetrado materialmente el robo, José Luiz Vieira, alias Bigote, y Francisco Rocha, alias Barba.

Bigote y Barba delataron como autor intelectual al argentino Juan Hernández, por entonces el fundidor y vendedor de oro robado más famoso de Río. El detective interrogó a Hernández, que nunca reconoció el delito, pero igualmente fue condenado a prisión. El oro, probablemente, ya había sido fundido y vendido. “Le dije que para los brasileños era una bofetada que un argentino haya convertido la Copa en lingotes de oro y vi que en su rostro se dibujaba una sonrisa”, contó Murilo, para quien esa canchereada argenta fue lo más cerca que estuvo de lograr una confesión.

La CBF hizo una réplica que mantiene en su poder. Del original sólo se conserva la base, en poder de la FIFA.

 La leyenda del fútbol brasileño Pelé y el exjugador alemán Franz Beckenbauer posan junto a una réplica del primer trofeo de la Copa del Mundo durante una visita al museo en 2060 (Foto: Reuters/Arnd Wiegmann/File Photo)

A partir de ese momento, la FIFA impulsó un concurso internacional para crear un nuevo símbolo del fútbol global, que culminó en la elección de la obra del escultor italiano Silvio Gazzaniga entre 53 propuestas.

La copa actual, que se entrega desde el torneo de 1974 en Alemania, se distingue por su representación de dos figuras humanas estilizadas que sostienen el globo terráqueo, una imagen que, según su creador, evoca la alegría de la victoria y la universalidad del fútbol. “El mundo es una esfera, así que es muy similar a un balón de fútbol”, recordó el orfebre al reflexionar sobre la inspiración detrás de su obra.

Con una altura de 36,8 centímetros y un diámetro de base de 13 centímetros, la copa pesa 6.175 gramos y está hecha de oro macizo de dieciocho quilates. En su base, dos anillos de malaquita verde aportan un detalle distintivo, y a lo largo de los años han sido objeto de restauraciones, incluida una renovación del chapado en oro. Tras la restauración realizada en 2005, la FIFA modificó el protocolo de custodia del trofeo: desde 2006, la copa original solo permanece en manos del equipo campeón durante la ceremonia de premiación y es recuperada inmediatamente por los oficiales del organismo. De modo que los campeones reciben en propiedad una réplica idéntica, práctica que ya se había implementado en ediciones anteriores.

El trofeo más preciado del fútbol mundial volvió a hacer su ingreso estelar durante el sorteo del Mundial 2026, aunque una de las grandes sorpresas fueron los misteriosos guantes que lució Lionel Scaloni –entrenador de Argentina, último campeón– para trasladar el ansiado premio.

Como entrenador del último campeón, Lionel Scaloni ingresó el trofeo al sorteo de este viernes (Foto: AP/Chris Carlson)

En la base del trofeo están grabados los nombres de las selecciones que han conquistado el Mundial desde 1974. Hasta la fecha, 6 equipos han inscrito su nombre, y la edición de Norteamérica marcará la decimocuarta entrega de este galardón.

Alemania y Argentina se destaca como las selecciones más exitosas de este trofeo, habiéndolo ganado en tres ocasiones: Los germanos lo lograron en 1974 como anfitrión, en 1990 en Italia y en 2014 en Brasil; mientras que la Albiceleste lo consiguió en 1978, como local, en el certamen de México en 1986 y en Qatar 2022.

A diferencia del trofeo Jules Rimet, la actual copa no se concede de forma permanente a ningún país, incluso si lo conquista tres veces, lo que impidió que ambas selecciones se adjudicaran definitivamente el codiciado premio.

Desde su instauración, el trofeo además ha sido levantado por Italia (en 1982 y 2006), Brasil (en 1994 y 2002), Francia (1998 y 2018) y España (2010). La lista de campeones, grabada en la base, es testimonio de la historia reciente del fútbol internacional y del prestigio que representa alzar este símbolo, un privilegio reservado a quienes logran la hazaña de conquistar el torneo más codiciado del deporte. En este sentido, las ausencias de Uruguay (campeón en 1930 y 1950) e Inglaterra (en 1966) se debe a que dichos equipos consiguieron la gloria bajo el legado de la Jules Rimet.

Una repartija bastante concentrada, pero menos que la presidencia de la FIFA que sin contar un par de breves interinatos tuvo en 118 años, desde 1904, sólo 9 presidentes, de solo 5 naciones: el francés Robert Guerin (1904-1906), el inglés Daniel Burley Woolfall (1906-1918), el francés Jules Rimet, el belga Rodolphe Seeldrayers (1954-1856), el inglés Arthur Drewry (1956-1961), el también británico Stanley Rous (1961-1974), el brasileño Joao Havelange (1974-1998), el suizo Joseph Blatter (1998-2015) y el actual, el suizo Gianni Infantino. Eso sí, el argentino Julio Grondona, que durante 35 años presidió la Asociación del Fútbol Argentino, fue durante 26 años, desde 1988 hasta su muerte, en 2014, vicepresidente senior de la entidad, a cargo de su víscera más sensible, la Tesorería.