La victoria por 1-0 de Inter Miami sobre Columbus Crew por la Major League Soccer fue como sacada de contexto. Tanto, que Lionel Messi festejó sus 50 presencias en el equipo de Florida sin contribución directa o semidirecta en el marcador. Ni la asistencia, que fue de otro argentino, Marcelo Weigandt, ni el gol, conseguido por otro que futbolista que tiene sangre albiceleste, Benjamín Cremaschi. Un encuentro raro en un estadio gigante, que es la casa de Cleveland Browns, franquicia de fútbol americano.

El partido escapó de la estadística, porque en su medio centenar de presentaciones en rosa o en negro –como en esta ocasión– el rosarino hizo 21 pases de gol y anotó 42 tantos. Más de una mitad del total de goles de Inter, nada menos que 64%, tuvo aportes inmediato del capitán. A los 37 años –cumplirá 38 el 24 de junio–, Messi supera en Inter Miami sus cifras de Barcelona como en PSG al cabo de 50 partidos: 21 tantos y 3 asistencias en el club en que debutó en la primera división, y 19 conquistas y 28 pases-gol en París.

Lionel Messi con la Leagues Cup 2023, el primer trofeo ganado por Inter Miami en su corta historia, y el primero disputado por el argentino en la franquicia de Florida.

Frente a Columbus Crew este sábado, su protagonismo fue esporádico. El 10 pidió siempre la pelota y sus compañeros, por supuesto, se la dieron. Amo y señor de córneres y tiros libres, tuvo una influencia acotada por la postura de su equipo. Que en el primer tiempo fue pura contundencia: un puñado de ataques, un gol, generado por Luis Suárez con un gran cambio de frente, continuado por Weigandt y definido por Cremaschi. Nada de Messi. El rosarino tuvo una jugada en su zona, la derecha. Encaró hacia adentro –como siempre–, se sacó de encima a un par de rivales y resolvió de zurda. Pero le erró al arco, otra rareza.

Tal vez por la entidad del rival, ya que Columbus estaba invicto –igual que el visitante–, los de Fort Lauderdale jugaron con dientes apretados. Messi casi ni sonrió, aunque sí protestó por alguna falta que le cometieron para frentar un avance. El estilo de Inter Miami en 2025 es muy diferente al del año pasado. Mascherano, a diferencia de su antecesor, Gerardo Martino, arma de atrás hacia adelante. No negocia la seguridad defensiva y, por eso, no le tuvo miedo al ridículo sobre el final del encuentro: coleccionó defensores centrales (hizo ingresar a tres) para evitar que el local empatara. Más pragmático que lírico, el entrenador recibió algún reclamo del Pistolero Suárez cuando el uruguayo fue reemplazado a la hora de juego. A su lugar, a jugar de 9 -otra curiosidad-, fue Messi.

El trofeo Supporters Shield es el que acredita al mejor equipo de la etapa regular de la MLS; Messi e Inter Miami lo consiguieron en 2024, pero no coronaron con la conquista de la liga.

Esta vez, la Pulga no tuvo a sus familiares en el palco como para festejar. No hubo un gol decisivo, ni pase determinante, ni un buen rendimiento. Mascherano ni siquiera habló de él en la conferencia de prensa posterior al 1-0 en Cleveland.

Con 50 partidos (34 en la MLS, incluidos playoffs; 1 por la US Open Cup, 7 por la Leagues Cup y 8 en la Concachampions), el legado del rosarino es indiscutible. Máximo goleador histórico del club –superó hace un tiempo al ecuatoriano Leonardo Campana–, ayudó a conseguir sus únicos dos trofeos: Leagues Cup 2023 y Supporters Shield 2023/2024. Pero su trabajo está incompleto: quiere ser campeón de la MLS, de la Concachampions –el conjunto rosa se medirá este jueves con Vancouver Whitecaps, de Canadá, en una semifinal– y del Mundial de Clubes. A eso aspira también uno de los dueños, el empresario Jorge Mas, que sueña con un equipo multicampeón. Un equipo global con el futbolista más magnético del planeta.

Es imposible separar la era Messi en Inter Miami de Tata Martino, el entrenador que lo había tenido en Barcelona y que, rosarino como la Pulga, es un símbolo de Newell’s. Con libertades plenas para crear en su primera temporada en Florida, el capitán pulverizó estadísticas y revolucionó la MLS. Ése, en definitiva, era el plan de Inter, de la propia liga estadounidense y de la empresa que tiene los derechos televisivos por la próxima década. En lo deportivo fue un pleno; en lo comercial todavía está por verse, más allá de los récords de asistencia que se quiebran porque todos quieren ver a Messi.

Goles de Messi en la MLS en 2024

Columbus Crew, de hecho, se cambió de estadio para recibir al jugador-franquicia de Inter Miami. Fue a un estadio más habituado a las multitudes del fútbol americano y en las gradas hubo 60.614 personas, un récord para el equipo de Ohio, cuyo escenario puede albergar apenas 20.371. Algo parecido había ocurrido hace unos días en el Soldier Field, de Chicago, donde se congregaron 62 mil espectadores. Es común, incluso, que si Messi no juega el club local ofrezca la devolución de las entradas. Su aura excede lo futbolístico. Todos quieren el recuerdo; el poder decir “he visto a Messi”.

Habrá quienes crean que la MLS le queda chica a un jugador del calibre de Lionel. Lo cierto es que cambió París por Fort Lauderdale por una cuestión familiar, como declaró varias veces. Su impacto –instantáneo, rotundo– se refleja no sólo en sus récords sino también en la prontitud con que los logró. Por caso, es el futbolista más que tardó menos partidos en conseguir 40 contribuciones ofensivas directas o semidirectas (gol o asistencia) en la historia de la MLS. Lo hizo en apenas 25 encuentros. Fue, además, el primero en sumar cinco asistencias en un mismo partido; lo hizo hace casi un año, en el 6-2 a New York Red Bulls.