Un episodio insólito y aparentemente menor se transformó en uno de los temas más comentados en las redes sociales durante los últimos días. La historia tuvo como protagonistas a una joven que, tras salir con un chico en una primera cita, experimentó un intercambio inusual al regresar a su casa. La situación ganó notoriedad después de que la joven la relatara en X (antes Twitter), donde rápidamente se volvió tendencia y alimentó un intenso debate sobre las costumbres y gestos en las primeras salidas.
El eje del caso fue un mensaje de WhatsApp que la joven, identificada como (@LuliLiberal) en X, recibió tras llegar a su casa después de la salida. Ella le había escrito al chico agradeciéndole e indicando que la había pasado bien, pero la respuesta que obtuvo la dejó desconcertada: el joven le pidió que le transfiriera el dinero de unos chicles que habían comprado durante la salida, argumentando que “te los quedaste vos y yo solo agarré uno”. El monto reclamado ascendía a 800 pesos. Sin ocultar su sorpresa, la joven decidió compartir una captura de pantalla de la conversación y acompañarla con la pregunta: “¿Luli, por qué estás soltera?”, cuestionándose, en tono irónico, por qué no conseguía pareja y mostrando su desaprobación ante la situación.
La joven nunca ocultó su incomodidad ante el pedido del chico. En la captura difundida puede verse cómo responde de inmediato: “Bueno ahí te lo paso”, aunque deja claro que no está conforme ni satisfecha con el reclamo. Posteriormente, envió un comprobante de la transferencia al joven, quien le agradeció el pago a través de un nuevo mensaje. Para la chica, el incidente fue una muestra de comportamiento poco caballero y, en el contexto de su publicación, quedó implícito que esa falta de generosidad o de “tacto” es uno de los motivos de su soltería.
La reacción masiva no se hizo esperar y la historia se transformó en un espacio de discusión polarizada. La anécdota disparó reflexiones sobre las dinámicas económicas en las primeras citas y la percepción de la generosidad (o falta de ella) en estos encuentros. Para una gran cantidad de usuarios, la actitud del chico resultó mezquina y carente de cortesía, tomando el pedido de los 800 pesos como una señal negativa respecto a su comportamiento en citas y relaciones.
El posteo sirvió como catalizador para todo tipo de posturas. Quienes criticaron al joven señalaban que no resultaba razonable exigir el reintegro de una suma menor tras una cita, interpretando la situación como una falta de hospitalidad o generosidad, o directamente como un mal presagio para cualquier relación futura. Muchos sugirieron a la joven que se alejara y apuntaron que merecía mejores experiencias.
Por otro lado, hubo también quienes defendieron el gesto, argumentando que “cada centavo cuenta” y que no debía tildarse al joven de maleducado sólo por controlar sus gastos. Algunos sostenían que la honestidad y la transparencia financiera deberían valorarse en cualquier contexto, aunque la mayoría de los mensajes tendían a la crítica.
El alcance de la anécdota fue contundente: la publicación acumuló miles de “me gusta”, y comentarios de todo tipo. El debate saltó además a otras redes sociales y medios digitales, donde se retomó la discusión sobre las nuevas formas de conocerse y las reglas no escritas en las primeras salidas.
Entre los comentarios más llamativos, se destacaron frases como «no puedo creer que te haya pedido la plata de los chicles, salí de ahí, vos mereces algo mejor», “no le tendrías que haber pasado la plata” y “quizás no la había pasado bien en la cita realmente”. La historia de los chicles se convirtió –al menos por un día– en ejemplo viral de cómo pequeños gestos pueden desencadenar grandes conversaciones sobre pareja, expectativas y convivencia en el mundo digital.