Dicen que el que se va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen. En abril del 2022, los Pumas 7s rompían una racha de 13 años sin títulos en el circuito mundial, con la euforia de haber marcado un hito. El puntapié de una era dorada de la selección argentina, que acumuló otras nueve medallas de oro desde esa fecha. Al regreso, Lautaro Bazán Vélez anunció su despedida del grupo para pasar al rugby de 15 y cumplir el sueño de jugar en los Pumas. Tres años después lo llamó a Santiago Gómez Cora para volver: regresa al plantel para la Gran Final de Los Ángeles, que se jugará este fin de semana (3 y 4 de mayo).
Su paso en el rugby de 15 transcurrió entre la ilusión, el sueño cumplido y el agotamiento mental y físico. Fue intenso y vertiginoso. Sin adaptación previa, Michael Cheika lo eligió para los Pumas para la ventana de julio del 2022 y al año siguiente participó de seis de los siete partidos del Mundial de Francia 2023. Con algunos cortocircuitos en su club, Benetton, perdió terreno y confianza. Sintió el golpe y el desarraigo de su Córdoba natal. “No terminaba de disfrutar jugar. En el medio, me pasaron muchas situaciones familiares que me hicieron perder el foco del rugby. Después llegaba al club y no jugaba tanto… en mi cabeza tenía decidido volver”, admitió el medioscrum de 29 años en un mano a mano con LA NACIÓN.
–¿Con qué perspectiva regresas?
–Vuelvo mucho más maduro, con más experiencia. Con otra forma de mirar las cosas y una visión más clara del juego. Estar en los Pumas me abrió la cabeza de ver el juego desde otra perspectiva. Trato de adaptarlo a lo que es el seven: acá todo vuela, va a mil. Es todo mucho más rápido. Me siento más aplomado.
–¿Qué es lo que más cuesta del cambio de disciplina?
–La readaptación del cuerpo todavía me está costando. Me salió una pubialgia, tenía muchas cargas. Es todo un cambio físico. Pesaba 84 kg cuando estaba en los Pumas y ahora bajé a 80, que sería mi peso para el seven. Tenía que bajarlos rápido. Cuando me fui del seven me habían aparecido varios dolores por subir de peso y ahora me aparecen por bajarlo… es cuestión de tiempo. Después, es volver a los hábitos: tirar el line y patear las salidas, que eran mis funciones en el equipo. Hay que pulirlo bien. La concentración pasada con los Pumas 7s estuve inconsistente en eso por no hacerlo durante tanto tiempo. Lo practiqué mucho tiempo solo en mi club y ahora con el timing de los chicos es distinto.
–¿Tenías en la cabeza volver a jugar una etapa de esta temporada?
–La idea era volver y agarrar ritmo lo más rápido que pudiera, porque fue readaptar de nuevo el cuerpo. Es otro tipo de entrenamiento y otra dinámica. Me fui sintiendo muy cómodo. La concentración pasada me costó bastante, pero fui mejorando las sensaciones. La idea era venir y estar estos meses agarrando ritmo y competir a ver si me podía meter en los Ángeles. Estoy feliz de volver”.
–¿Qué diferencias notaste en el equipo con respecto al 2022?
–Me encontré con un equipo totalmente profesional. Termina el entrenamiento y están todos haciendo recuperación, llegás y todos hacen la activación. Esos hábitos cambiaron muchísimo y se ven en los resultados adentro de la cancha. Los chicos estudian más, analizan todos los partidos, los detalles, las salidas, la recepción. Volví a un equipo mucho más profesional.
Por qué volvió
La decisión no fue de golpe, por un impulso. La fue madurando internamente mientras sucedían los episodios. “Él me preguntaba, me iba hablando. El año pasado me hizo algunos comentarios después de los Juegos Olímpicos. Se sentía identificado con el equipo. Me decía que tenía ganas de volver en algún momento… me lo deslizó como me lo dicen otros que están en Europa. Pero hace unos meses me llamó y me dijo ‘Santi, vuelvo. Hablé con Felipe (Contepomi) y tomé la decisión’”, explicó Santiago Gómez Cora, que no dudó en abrirle los brazos a uno de los estandartes de la etapa post Río de Janeiro 2016, cuando comenzó la reconstrucción de los Pumas 7s. “En enero le dimos un plan para empezar a entrenarse. Le dimos las herramientas para cuando compitiera. Dijimos de llevarlo al último torneo del año para darle ritmo de juego y evaluarlo. La idea es probarlo y mantener la competencia interna, que es lo mejor que tiene este equipo”, agregó.
El propio Bazán Vélez detalla el proceso de la decisión de dejar su vida en Europa y su chance de seguir en los Pumas, para volver al juego reducido: “Desde que me fui, siempre me costó ver a los chicos desde la televisión. Tenía muchas ganas de estar y volver. Sentí que en los Pumas tuve mi pico de rendimiento en el Mundial, con muchos partidos, ritmo de juego y minutos. Después de eso me caí un poco, no me encontraba. No terminaba de disfrutar el hecho de jugar. En el medio me pasaron muchas situaciones familiares que me hicieron perder el foco del rugby. Después, llegaba al club (Benetton) y no jugaba tanto… yo en mi cabeza tenía decidido volver”.
El medioscrum se refirió a su situación en Italia, que desencadenó en la finalización de su vínculo antes de tiempo: “Me tocó llegar a Benetton en un momento que el club no estaba bien y el entrenador se encontraba en una situación en la que no podía hacer muchos cambios. Eso me mató. Jugué tres partidos en cinco meses y cada partido entré 15 minutos. Me reventaba la cabeza eso. Tenía un año más de contrato, les dije que no y ahí me freezaron más todavía. Ahí fue un tira y afloje constante. Yo me quise ir en diciembre y no me querían largar. Un mal necesario, tuve un desgarro en un partido contra Ospreys en el que nos veníamos comiendo 50 puntos. Cuando llegué en la semana me dijeron de arreglar la rescisión y dije que sí”.
Con 18 caps en los Pumas, recuerda el instante en el que finalmente tomó la decisión y se la comunicó a Felipe Contepomi: “Fue en un momento que no estaba jugando en Benetton y me iba al club a hacer trabajos extras, porque sentía que estaba perdiendo mi estado físico, que siempre fue uno de mis puntos fuertes. En un momento me encontré a las 6 de la tarde con mucho frío en el club y me dije ‘Esto no da para más’. Lo llamé a Felipe, le conté lo que me estaba pasando. Le dije que no me estaba sintiendo bien. Él lo entendió, me apoyó y respetó mi decisión porque al fin y al cabo jugamos al rugby para divertirnos y yo no estaba disfrutando”. Bazán Vélez participó de cinco de los 12 tests en el primer año del ciclo de Contepomi. “Por lo general, mis lesiones son más por la cabeza que por otra cosa. Siempre estuve muy bien entrenado. Claramente no la estaba pasando bien”, agregó.
“Mi perspectiva del rugby cambió. Cuando yo estaba en el seven no lo tomaba como un trabajo. Obviamente siempre con la responsabilidad que conlleva. Pero era venir y encontrarme con mis amigos y disfrutar exigiéndome al máximo. En Italia me tenía que levantar, cumplir con los horarios, no jugar y pasar a ser un número. Y cuando jugaba, no disfrutaba. Sentía que si me quedaba otro año en Benetton tampoco lo iba a hacer. También iba a ser difícil conseguir otro club, porque casi no entraba a la cancha. Si me quedaba en Benetton me iban a retirar”, admitió quien disputó 35 etapas del circuito de seven.
Desde su salida no se perdió ningún torneo por la televisión. Se mantuvo en contacto con el plantel, que se conoce de memoria. “Vi todas las etapas desde que me fui. Los últimos, en Hong Kong y Singapur, durante la madrugada. En estas semanas volví a jugar algunos partidos en Córdoba Athletic y me tenía que volver a dormir porque estaba hecho un zombie durante el día”. Con una sonrisa, se siente de nuevo en su zona de confort. En el lugar donde pudo expresar su mejor rugby. “Ahora puedo hacer lo que siento y disfruto. Siempre disfruté jugar en los Pumas, pero no llegué a disfrutar jugar al rugby afuera y, sobre todo, estar lejos de mi familia. Acá me recibieron como si nunca me hubiera ido. Estoy muy agradecido con ellos y el staff que me abrieron siempre las puertas”.
Los Pumas 7s ganaron la liga por segundo año consecutivo, se establecieron como una potencia y no tienen que esperar 13 años para volver a ganar una etapa. Ahora se preparan para la gran final de Los Ángeles, que le dará el título de la temporada al campeón. “Hablamos y dijimos de tomarlo como un torneo más, sin esa presión de una superfinal y todo lo que pasó el año pasado. Encararlo como un torneo para seguir creciendo, porque este equipo no tiene techo”.
¿Cómo será el regreso? El sábado 3 de mayo, los Pumas 7s debutarán ante Gran Bretaña (a las 16:34, hora argentina); luego se medirán ante Francia (19:35) y cerrarán la etapa de grupos ante Sudáfrica (22:46) en un formato distinto al habitual. Aquí participan los ocho mejores seleccionados de la temporada, divididos en dos grupos. Los dos mejores accederán a las semifinales del domingo. El Dignity Health Sports Park, la casa de Los Ángeles Galaxy en la MLS, será el escenario para la serie final, donde los Pumas 7s buscarán la doble corona. Y con Bazán Vélez.