Una intensa tormenta impactó nuevamente la devastada Franja de Gaza este martes, inundando y dañando gravemente las ya precarias tiendas de campaña que albergan a miles de familias palestinas desplazadas, más de dos años después del inicio de la ofensiva israelí. Las lluvias torrenciales, que afectaron a asentamientos en ciudades como Ciudad de Gaza y Khan Younis, han exacerbado una crisis humanitaria marcada por la falta de refugio adecuado.

El escenario con el que se encontró la población palestina fue el mismo que experimentó semanas atrás con las primeras lluvias de la temporada, un evento que, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dejó a más de 13.000 familias damnificadas y miles de tiendas dañadas.
Los residentes de los campamentos describieron el rápido deterioro de sus condiciones. “Después de media hora, las tiendas se convirtieron en un mar. Necesitamos una solución”, declaró a EFE un hombre palestino en la Ciudad de Gaza, señalando las inundaciones.
“Los animales viven mejor que nosotros”, gritó desesperado otro hombre mientras mostraba una de las tantas tiendas de campaña que han quedado inundadas.
Este es el tercer invierno consecutivo que los palestinos en Gaza enfrentan bajas temperaturas y fuertes precipitaciones sin refugios dignos, con la mayoría de sus viviendas destruidas por los bombardeos israelíes iniciados en octubre de 2023.
La población, casi en su totalidad forzada a abandonar sus hogares, lucha por protegerse de la intemperie con tiendas viejas y rasgadas. En Khan Younis, la mujer desplazada Um Ahmed Aowdah, cuyo refugio tiene dos años de antigüedad, expresó a Reuters: “El invierno (la lluvia) solía ser una bendición, pero ahora se ha convertido en un daño para nosotros”.
El impacto es particularmente severo en la salud y la seguridad de los más vulnerables. En la ciudad de Gaza, Nourad Karirah, de 34 años, describió la noche de vigilia, utilizando trapeadores en un esfuerzo inútil contra el agua que entraba por “todas las direcciones” en tiendas “gastadas y rasgadas”. Relató la preocupación por la salud de sus hijos. “Dentro de la tienda, los niños están tropezando y cayendo. Hay enfermedades. Estoy recogiendo el agua para que mis hijos no se enfermen. Estamos prácticamente nadando”, dijo a Reuters.
Mena Ismael Husein, una mujer que dio a luz hace solo tres días, teme por la seguridad y el calor de su recién nacido. Su refugio es una tienda improvisada que levantó con solo tres barras de hierro. “Tengo mucho miedo porque el invierno anterior no tenía un hijo, pero ahora sí. Necesito cuidar a mi bebé y quiero una tienda y un refugio para él, pero no hay nada. El agua, como ves, cae sobre nosotros”, explicó a EFE.
La capacidad de las agencias humanitarias para responder se ve obstaculizada. La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) denunció que Israel restringe la entrada de tiendas de campaña y equipos esenciales para el mantenimiento de los desagües pluviales y la reparación de la infraestructura de saneamiento. Un informe de OCHA recoge que, desde el 10 de octubre de 2025, al menos nueve intentos de la ONU y sus socios para ingresar tiendas de campaña han sido rechazados.
El gobierno de Gaza, dirigido por Hamas, estimó la semana pasada las pérdidas por el clima en alrededor de 4,5 millones de dólares, incluidos daños a 22.000 tiendas de campaña, alimentos y medicinas estropeadas.
Grupos de ayuda locales han señalado que se necesitan urgentemente 300.000 nuevas tiendas. El portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, ya había indicado el 18 de noviembre que la situación se había “deteriorado bruscamente” tras las inundaciones.
A pesar de un alto el fuego en vigor desde hace más de un mes, la dura realidad de la población palestina, rodeada de escombros, persiste.
Los organismos internacionales han reiterado los llamamientos a Israel para que permita la entrada de casas prefabricadas y refugios en condiciones para que los desplazados puedan afrontar adecuadamente los meses de clima adverso.
(Con información de EFE y Reuters)