
Las colas de vehículos para cargar combustible comenzaron a reducirse esta semana en Bolivia y el Gobierno apunta a un gradual restablecimiento del suministro tras la llegada al poder del nuevo presidente boliviano Rodrigo Paz.
Antonio Calle, conductor de minibús en La Paz, relató: “Antes casi todo el día hacía fila”, pero en su visita más reciente solo aguardó detrás de un vehículo. “Ha mejorado en esta semana”, reconoció en diálogo con AFP.
El desabastecimiento de combustibles fue arrastrado desde 2023 por la falta de dólares que complicó a la administración anterior, bajo el mando del izquierdista Luis Arce, la importación de gasolina y diésel subsidiado.
Los prolongados bloqueos se extendieron durante horas o incluso días, como lo confirmó Enrique Molina, taxista paceño de 28 años: “Me he quedado a dormir varias noches esperando gasolina”. Esta vez, apenas le tomó “ni diez minutos” abastecerse.
Tras asumir el 8 de noviembre, el Ejecutivo de Paz gestionó compras inmediatas en el exterior, recurriendo a Estados Unidos y organismos multilaterales, pese a la ausencia de relaciones diplomáticas con Washington desde 2008. Los primeros camiones cisterna procedentes de Perú, Chile, Paraguay y Argentina entraron al país el domingo, apenas un día después de la juramentación presidencial.

Las imágenes de la prensa local mostraron que estaciones de servicio en ciudades como Santa Cruz, Cochabamba y El Alto funcionaban con normalidad. El Gobierno de Bolivia estima que en las siguientes semanas ingresarán a Bolivia alrededor de 400 camiones de combustible por día.
Por otra parte, el nuevo ministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinaceli, anunció que en tres semanas se definirá un plan para reducir los subsidios a los combustibles. La administración de Arce había presupuestado 56 millones de dólares semanales sólo para 2025, un desembolso que contribuyó a la escasez de divisas y precipitó la mayor crisis económica en Bolivia en cuatro décadas.
Desde Estados Unidos, el presidente Paz anunció el pasado 30 de octubre que “el tema de combustible está garantizado”. “Gasolina y diésel ya hay. Ahora estamos resolviendo el tema de logística”, comunicó a través de un mensaje en la red social X. Paz detalló que colaboró con el gobierno estadounidense y agencias multilaterales para facilitar la llegada de dólares a Bolivia.
La crisis llevó a largas filas en las estaciones de servicio, caída del consumo y una notable subida en el costo de la canasta básica familiar; algunos alimentos registraron aumentos de hasta el 30%. Además, la limitación de dólares estimuló la formación de un mercado cambiario paralelo y aceleró la depreciación de la moneda nacional, erosionando aún más el poder adquisitivo de las familias bolivianas.

Luego de asumir la presidencia, Paz estableció contacto con la administración de Donald Trump y con gobiernos de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina en busca de garantizar el abastecimiento, en medio de una aguda crisis económica y energética caracterizada por la escasez de hidrocarburos y la falta de divisas.
La visita del mandatario a Estados Unidos en octubre también permitió avanzar hacia la normalización de relaciones diplomáticas plenas entre La Paz y Washington, tras más de quince años de distanciamiento. La ruptura se remonta a 2008, cuando el entonces presidente Evo Morales, como líder del MAS, decidió expulsar al embajador estadounidense Philip Goldberg, seguido poco después por la salida de la DEA y la agencia de cooperación USAID.
En ese marco, el ministro de Gobierno, Marco Antonio Oviedo, defendió este miércoles la potencial vuelta de la Administración de Control de Drogas (DEA) a Bolivia tras dieciséis años fuera del país. Oviedo sostuvo que Bolivia “no tiene por qué aislarse ni estigmatizar la cooperación”, en referencia a la revisión de la política exterior impulsada por la nueva administración.
(Con información de AFP)