
Mientras las cámaras la esperaban en el Aeroparque Jorge Newbery y los titulares se multiplicaban por la medida cautelar que Wanda Nara presentó contra Mauro Icardi, la China Suárez eligió contar otra historia. Desde su cuenta de Instagram, compartió una serie de fotos tomadas durante el vuelo privado que la trajo de Estambul a Buenos Aires, junto a sus hijos Magnolia y Amancio, y el delantero del Galatasaray. Las imágenes, lejos del tono mediático que la rodea, retratan una postal íntima, casi doméstica, de un viaje en familia.
En las primeras imágenes, la actriz aparece sonriente, con el rostro iluminado por la luz del avión. Lleva puesto un conjunto de seda verde oliva estampado con cebras, una elección que mezcla elegancia y comodidad, y que se repite a lo largo del carrete. El look no pasó desapercibido entre los seguidores, que inundaron la publicación con mensajes de cariño: “La más linda”, “Reina”, “La felicidad”. En apenas unas horas, el posteo superó los 127 mil “me gusta”.



En otra de las fotos, la China posa abrazada a Amancio, su hijo menor, en una imagen espontánea y tierna. Él la rodea con los brazos y apoya su mejilla sobre la de su mamá, mientras ambos sonríen a la cámara. En paralelo, se la ve disfrutando del viaje con una mascarilla facial rosa y auriculares, en una escena que combina rutina de autocuidado y desconexión. En el reflejo de su pijama satinado, el color del avión y la luz cálida refuerzan la sensación de calma, de pausa en medio del ruido.
Los detalles del vuelo también fueron parte del relato visual. En una de las imágenes se ve una bandeja con frutas frescas: ananá, arándanos, uvas rojas, melón y rodajas de naranja, servidas sobre un mantel de lino. En otra, su hija Magnolia aparece en la cabina del avión, observando a los pilotos mientras sostiene un peluche de Stitch, el personaje de Disney. Con el muñeco también posa más adelante, luciendo una bata celeste con orejas que repite el mismo personaje, en una foto llena de naturalidad y complicidad.



El álbum concluye con una foto familiar: la China y Mauro Icardi, abrazados, sonrientes, y vestidos en tonos complementarios —ella con el pijama verde estampado y él con una remera blanca—. El gesto es simple pero contundente: una imagen de unidad que, publicada justo en el momento más álgido del conflicto judicial con Wanda, se lee también como una declaración. Sin necesidad de texto ni explicaciones, la secuencia de fotos transmite un mensaje: serenidad, familia y una versión de los hechos mostrada a través de su propia lente.
El contexto, sin embargo, sigue siendo complejo. Horas antes del aterrizaje, Wanda Nara había presentado una medida judicial para impedir que sus hijas compartan encuentros con la actriz, alegando que el pedido provenía de las propias niñas. Según confirmó el abogado Nicolás Payarola, el documento incluye una cláusula económica de 100 millones de pesos en caso de incumplimiento, lo que refleja la tensión detrás del reencuentro entre Icardi y sus hijas. La empresaria se refirió al tema a través de un mensaje a Andrea Taboada en Intrusos (América TV), donde explicó: “Las nenas lo pidieron, yo no. Fueron obligadas por el papá a pedir por la China, por eso no lo quisieron ver todo este tiempo”.



Por fuera del revuelo mediático, las postales reflejan un clima familiar. Los hijos de la actriz —fruto de su relación con Benjamín Vicuña— se muestran felices y relajados en el viaje. Amancio, con un buzo negro del club Galatasaray, ríe frente a la cámara en una de las últimas imágenes, mientras que Magnolia aparece jugando en la cabina, mirando las nubes desde atrás del asiento del copiloto. Son escenas que remiten más a un álbum de vacaciones que a una escala de alto voltaje mediático.