La expansión china en Brasil, además de comercial, se está volviendo cada vez más estratégica para los intereses geopolíticos de Beijing. Hay dos sectores en particular en los que el Gobierno de Xi Jinping está apostando en el gigante latinoamericano: el financiero y el militar. El reconocido periodista brasileño William Waack escribió estos días en el diario Estado de São Paulo que “el gran conglomerado industrial de defensa chino, Norinco, tiene planes de producir en Bahía, de donde proviene el ministro jefe de la Casa Civil”, refiriéndose a Rui Costa, del Partido de los Trabajadores, el PT de Lula.
China North Industries Group, conocida sobre todo por sus siglas Norinco, es una empresa estatal china sancionada en 2003 por el Gobierno de George W. Bush por haber “contribuido materialmente” al programa de Irán para desarrollar misiles capaces de transportar armas de destrucción masiva (WMD). En noviembre de 2020, Donald Trump emitió una orden ejecutiva que prohibía a cualquier empresa o individuo estadounidense poseer acciones en empresas que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos hubiera incluido en la lista de empresas vinculadas al Ejército Popular de Liberación (EPL) chino, entre ellas el Grupo Norinco. En junio de 2021, Joe Biden emitió la Orden Ejecutiva 14.032, ampliando el alcance de la emergencia nacional declarada por la administración Trump. Además, según la agencia de noticias británica Reuters, “las fuerzas ucranianas han encontrado un número creciente de componentes procedentes de China en las armas rusas utilizadas en Ucrania”, algunos de ellos justo de Norinco, que, sin embargo, ha negado a la agencia de noticias británica haber suministrado material militar a Moscú. El grupo terrorista Hamas también utiliza armas de Norinco, según informa Miguel Miranda, fundador del servicio de vigilancia del sudeste asiático Arms Show Tracker, al sitio web de inteligencia estadounidense The Cipher Brief. “Hamas dispone de un excedente de armas ligeras y de pequeño calibre gracias a sus esfuerzos logísticos y, por supuesto, a Irán. Todos esos fusiles automáticos Norinco Type 56-1 baratos son los mismos que se incautaron en barcos que se dirigían a Yemen”, declaró Miranda a Cipher Brief.
Durante la visita del presidente brasileño a China el pasado mes de mayo, parte del diálogo entre ambos países se centró precisamente en el sector militar. Lula se reunió personalmente con el director general de Norinco, Cheng Defang. Según informa el sitio web brasileño de análisis militar Sociedade Militar, “el interés de Norinco es posicionar a Brasil como puerta de entrada para su cartera en América Latina, desafiando el dominio histórico de Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido en la región”. “Estamos firmando acuerdos en sectores como las energías renovables, la seguridad pública, la defensa y la tecnología, siempre con un enfoque en la transferencia de conocimientos y la producción local”, declaró Lula en ese momento en su cuenta de X. En el viaje también estuvo presente el gobernador de Bahía, Jerônimo Rodrigues, quien en su página de Facebook, en la lista de reuniones mantenidas con empresas chinas, también menciona a Norinco. “Con Chen Defang, presidente de Norinco, hemos hablado de colaboraciones en materia de seguridad pública, ciudades inteligentes y defensa civil”, escribe Rodrigues, que concluye diciendo que “estamos construyendo un futuro más limpio, tecnológico y lleno de oportunidades para el pueblo bahiano”.
Según informó la prensa brasileña, el tema principal de la reunión con los dirigentes de Norinco fue la posible adquisición por parte del conglomerado chino de una participación en Avibras, una empresa brasileña aeroespacial y de defensa que atraviesa dificultades financieras. Avibras es el principal fabricante de sistemas de defensa pesados del gigante latinoamericano y el principal proveedor de misiles y artillería de cohetes para las fuerzas armadas brasileñas. Aunque la reunión no dio lugar a acuerdos formales, el jefe de gabinete de Lula, Rui Costa, declaró que el Gobierno brasileño “no se opone a las inversiones chinas en Avibras ni a las actividades comerciales de Norinco en Brasil”. El interés de Norinco por Avibras no es nuevo. Ya en 2024, la empresa china había presentado una propuesta para adquirir una participación del 49% en la empresa brasileña, después de que el grupo australiano DefendTex se retirara de las negociaciones. Según el sitio web Sociedade Militar, “como parte de la propuesta, Norinco está dispuesta a suministrar al Ejército brasileño el sistema de artillería antiaérea Sky Dragon 50 GAS2, con un alcance de 50 km y la capacidad de neutralizar amenazas aéreas hasta una altitud de 20 km. Se considera que el armamento es capaz de proteger ciudades enteras, como Río de Janeiro, con un solo lanzador y su radar correspondiente. Además, el paquete incluye el tanque VT4, equipado con un cañón de 125 mm y un diseño modular. La empresa estatal china ha indicado que el tanque podría fabricarse en Brasil en colaboración con Avibras, integrando la industria nacional de defensa”. Según el periodista William Waack, los chinos han ofrecido al Ejército brasileño la compra de armamento pesado, “abriendo incluso la posibilidad de adquirir tecnologías para el uso de la inteligencia artificial en vehículos de combate”. Además, el Gobierno brasileño parece interesado en aprovechar la experiencia de Norinco en tecnologías para la seguridad pública, como los sistemas de reconocimiento facial, los drones y los centros de vigilancia, según informa el sitio web brasileño de noticias Brasil 247.
La presencia de China también se extiende al sector naval. A principios de julio, durante el Foro Estratégico para la Industria Naval Brasil-China, celebrado en Río de Janeiro, se anunció un memorando de entendimiento entre astilleros brasileños y chinos para desarrollar asociaciones tecnológicas y comerciales, con la posibilidad futura de fusiones o adquisiciones. La Marina brasileña también participó en el foro.
Desde la perspectiva china, la cooperación militar con América Latina y, por lo tanto, también con Brasil, forma parte de un plan estratégico elaborado en dos documentos políticos del Gobierno de Beijing, los llamados libros blancos sobre defensa publicados en 2015 y 2019. Además, en 2022, China lanzó la Iniciativa de Seguridad Global (GSI) con la idea de ofrecer al Sur del mundo una alternativa al orden internacional liderado por Estados Unidos y a su visión de la seguridad global. Durante la reunión ministerial del Foro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) el pasado mes de mayo, Xi Jinping invocó la GSI como medio para crear una “Zona de Paz” en las Américas, basada en una cooperación reforzada para contrarrestar el terrorismo, combatir el crimen organizado, promover la seguridad cibernética y proporcionar ayuda en caso de desastres.
“La cooperación militar proporciona al Ejército Popular de Liberación (EPL) conocimientos sobre las instituciones militares, las infraestructuras y las condiciones de América Latina. Los chinos también averiguan qué oficiales militares podrían estar dispuestos a ayudar al EPL a operar en la región si se les solicita en el futuro”, alerta el profesor Robert Evan Ellis, del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, en la página web del think tank con sede en Washington, The Dialogue. En caso de una guerra con Estados Unidos por Taiwán, según el experto, “los conocimientos adquiridos por el EPL a través de su compromiso regular podrían ayudarle a proyectar influencia militar en la región para recopilar información, crear crisis distractorias o poner en riesgo el territorio de Estados Unidos y sus despliegues en Asia”.
En estos días tan críticos para las relaciones entre Estados Unidos y Brasil, según informa CNN Brasil, también hay preocupación en las fuerzas armadas brasileñas, que quieren seguir manteniendo la asociación con Washington, con la que organizan regularmente maniobras conjuntas, como la prevista para finales de año en el estado de Pernambuco, en el noreste del país, con 200 militares brasileños y 150 estadounidenses. Además, el Ejército brasileño ha encargado recientemente a Estados Unidos 12 helicópteros Black Hawk por valor de 451 millones de dólares y 222 misiles Javelin por valor de 74 millones de dólares, a través del programa estadounidense Foreign Military Sales, que permite transacciones directas entre gobiernos sin aranceles. Colombia ha optado por comprar cazas suecos Gripen, como los brasileños, que podrían fabricarse en una nueva fábrica en Brasil, aunque el 30% de los componentes son estadounidenses y se teme que el empeoramiento de las relaciones pueda crear problemas, como los que podrían surgir en el sector bancario, en el que China está tratando de adquirir cada vez más espacio e influencia.
En los últimos días, el banco brasileño Master ha anunciado que es el primero de América Latina en decidir formar parte del Sistema de Pagos Internacionales de China. Se trata del Sistema Interbancario Internacional Chino (CIPS), lanzado por el Gobierno de Beijing en 2015 para facilitar las transacciones internacionales en monedas distintas al dólar, en particular el renminbi, el nombre oficial de la moneda china, que utiliza el yuan como unidad de medida. Permite a los bancos de diferentes países realizar pagos transfronterizos directamente en moneda china, sin necesidad de la intermediación de bancos corresponsales en dólares.
China UnionPay, el principal operador chino de tarjetas de pago, también estará operativo en Brasil a finales de año gracias a una asociación con una empresa fintech local. Su operación en Brasil está vinculada al sistema chino de pagos interbancarios CIPS, que se considera una alternativa al sistema SWIFT de los países occidentales. En el sitio web de noticias del periodista Claudio Dantas, el economista Hugo Queiroz declaró que se trata de una iniciativa que tiene la apariencia de un proyecto de mercado, pero que en realidad tiene un fuerte valor político, coherente con la línea estratégica de los BRICS. El propio presidente Lula ha promovido en varias ocasiones la creación de una moneda alternativa al dólar para las transacciones internacionales. Además de las dificultades que supone la adhesión de una red capilar de comercios, el economista también alerta del riesgo de represalias por parte de Estados Unidos, en caso de que la iniciativa se perciba como un intento político de eludir sanciones o normas internacionales, por ejemplo, las previstas en la Ley Magnitsky que, según informa la prensa brasileña, podría aplicarse en los próximos días a miembros del ejecutivo y del poder judicial.