Rocas de un tono rojo intenso emergen en las mesetas centrales de Nueva Gales del Sur, Australia, y dan origen a un paisaje singular.
Estas formaciones, conocidas como ferricretas, destacan por su composición rica en hierro y por preservar con asombroso detalle restos biológicos del pasado.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Gondwana Research, revela que estas rocas no solo ofrecen una ventana excepcional al Mioceno australiano, sino que también desafían las ideas tradicionales sobre los tipos de ambientes capaces de conservar fósiles de tejidos blandos.
Un sitio clave para reconstruir el pasado
El análisis del yacimiento McGraths Flat demuestra que la mineralización por hierro puede mantener detalles a escala nanométrica, abriendo nuevas perspectivas en la búsqueda de yacimientos paleontológicos.
La investigación sobre la preservación excepcional de tejidos blandos en el yacimiento permitió a un equipo internacional de científicos reconstruir con precisión los procesos que dieron lugar a este singular registro paleontológico.
“Localizar nuevos yacimientos fósiles con preservación excepcional de tejidos blandos es fundamental para abordar el sesgo tafonómico y reconstruir con precisión el registro fósil”, escribieron.
El sitio de McGraths Flat, datado en el Mioceno (aproximadamente entre 11 y 16 millones de años), destaca por conservar estructuras de tejidos blandos a escala nanométrica en una matriz de goethita laminada, un tipo de ferricreta.
Esta modalidad de preservación, según los científicos, “ofrece información sobre la evolución de características biológicas que rara vez se conservan en el registro fósil”.
El modelo de preservación que desafía lo esperado
A diferencia de otros sitios, donde predominan lutitas, areniscas, cenizas volcánicas o calizas, la ferricreta suele ser un subproducto de la meteorización laterítica que, por lo general, solo preserva bacterias, raíces de plantas y pequeños fragmentos foliares.
El equipo científico propuso un modelo tafonómico integral que vincula la fuente de hierro, las condiciones de depósito y los mecanismos responsables de la preservación.
“Demostramos que las condiciones de selva lluviosa, cálidas y estacionalmente húmedas, generaron suelos ácidos y transportaron hierro disuelto desde la meteorización de basaltos hacia un lago de meandro abandonado”, detallaron.
En ese entorno, hay minerales ricos en hierro que permitieron la preservación detallada de fósiles al recubrir rápidamente los restos biológicos.
La investigación se apoyó en múltiples análisis geoquímicos. Estos indicadores permitieron rastrear el origen del hierro y reconstruir las condiciones de depósito.
Los valores de metales traza y tierras raras en la ferricreta coinciden con los de los basaltos locales, lo que sugiere una relación genética directa entre ambos.
La preservación de los fósiles en McGraths Flat se manifiesta tanto en moldes externos como en estructuras internas, con detalles que alcanzan la escala nanométrica.
“Los fósiles conservan moldes externos e internos, y la preservación se observa a nanoescala, incluyendo células pigmentarias oculares y cutáneas en peces, setas de insectos y arañas, estructuras epidérmicas y estomáticas de hojas, ornamentación de polen y filamentos de cianobacterias”, describieron.
Los análisis revelaron que los fósiles están compuestos exclusivamente por goethita nanofásica, un mineral de óxido de hierro. Mientras que las láminas sedimentarias contienen goethita y material detrítico.”.
La singularidad de McGraths Flat reside también en la ausencia de organismos calcificantes autóctonos y en la escasa preservación de partes duras mineralizadas, lo que los autores atribuyen a condiciones ambientales que inhibieron la calcificación y favorecieron la disolución post-mortem.
Finalmente, los investigadores sugieren que la preservación tipo McGraths Flat podría ser más común de lo que se pensaba y constituir un registro inexplorado de la vida terrestre.
“Nuestros hallazgos sugieren que la preservación fósil de tipo ‘McGraths Flat’ puede ser común y representar un registro inexplorado de la vida en tierra firme”, afirmaron.