Los delincuentes crean páginas y correos falsos para engañar a los usuarios. (Freepik)

Desde que asumió en el Ministerio del Interior –la cartera a cargo de la seguridad en Uruguay– el ministro Carlos Negro expresa que hay nuevas formas de delito y que es necesario revisar algunas penas. Uno de los ejemplos habituales que utiliza es el de las estafas, que han crecido de manera exponencial en los últimos años en el país. Los números que presentó ese ministerio este lunes parecen confirmar la tendencia: crecieron un 2.000% en 10 años.

Una estafa se configura cuando una persona, a través de un engaño, obtiene un provecho ilegítimo que causa un perjuicio patrimonial a otra persona. La particularidad que tiene es que el delincuente no recurre ni al uso de la violencia ni a amenazas.

Las estafas adoptan diversas formas, desde fraudes presenciales hasta modalidades facilitadas o dependientes de tecnologías digitales, como engaños a través de llamadas, mensajes o cualquier plataforma en línea. “El seguimiento de este indicador permite dimensionar la evolución y las transformaciones de este tipo de delito patrimonial, principalmente en un contexto de creciente digitalización de las interacciones sociales y comerciales”, concluye el Ministerio del Interior en su informe.

Un hombre estafó a una anciana haciéndole creer que era el funcionario de un banco y que tenía que cambiarle billetes, en 2022 (Ministerio del Interior de Uruguay)

El gráfico que presentó la cartera es elocuente: en 2013, se denunciaron 1.333 estafas; la cifra creció hasta 31.144, según los datos cerrados de 2024. Entre 2013 y 2024, el crecimiento fue “sostenido y acelerado”, concluye la cartera.

Un quiebre en la tendencia se dio a partir del 2016. Al igual que ocurrió en otros lugares del mundo, este crecimiento “se vincula probablemente con el auge de las tecnologías de comunicación, el uso de redes sociales, plataformas digitales de compraventa y canales electrónicos de pago, los cuales ampliaron las oportunidades para estafas remotas o automatizadas”, describe el informe presentado este lunes por el gobierno uruguayo.

La pandemia de Covid-19 fue una suerte de “catalizador de esta tendencia” porque aceleró la comunicación a distancia y la digitalización de los servicios en línea. Este comportamiento representó un “incremento de las oportunidades” para cometer ciberdelitos.

El ministro de Interior de Uruguay, Carlos Negro (Ministerio del Interior)

Este crecimiento de las estafas no solo está reflejado en el aumento exponencial de las denuncias, sino en la posición relativa que ocupa con respecto a otros delitos: en 2013, las estafas se ubican en el décimo lugar de los delitos más denunciados; en 2024, ascendieron al tercer lugar en el ranking general. Están por debajo del hurto y las denuncias por violencia doméstica.

“Este desplazamiento representa uno de los saltos más pronunciados dentro del sistema de registros criminales, y evidencia el avance de las estafas como uno de los fenómenos delictivos más prevalentes en la actualidad”, analiza el informe.

Los datos presentan algunas “limitaciones” ya que el nivel de subregistro es “alto” y las estadísticas oficiales muestran “apenas una fracción del fenómeno real”. “La ‘cifra oculta’ de estafas es considerable”, concluye el ministerio.

El phishing es una modalidad de estafa en Uruguay, relacionada al uso de datos personales

Una de las modalidades de estafa más frecuente es la del “cuento del tío”, que ocurre cuando una persona llama a su víctima haciéndole creer que está ante una urgencia. Por esta forma de estafa se dieron las últimas condenas que informó el Ministerio del Interior. El último caso informado fue el de una persona octogenaria, que entregó 187 mil pesos uruguayos (unos USD 4700). Los delincuentes tenían 20 y 21 años.

Otra modalidad habitual es el phishing, que se da cuando los delincuentes acceden a información personal. También se concretan estafas a través de marketplaces o en sitios para alquilar. Esto motivó un problema durante el verano en el país: los inmobiliarios de Maldonado adviertieron que usuarios de las plataformas digitales publican fotos de viviendas que sí existen, pero que no están en alquiler.

También se suelen dar estafas cuando se ofrecen créditos o inversiones de parte de entidades no registradas. Se suele dar a través de ofrecimientos de grandes premios, herencias o de grandes cantidades de dinero con facilidad. La recomendación del Ministerio del Interior ante estos casos es la siguiente: “No actúe bajo presión, tómese su tiempo, si tiene dudas, consulte a alguien de confianza”.