La vigencia del furor por “Pokémon”: de cartas raras a una bolsa de chips por más de USD mil (Ritzau Scanpix/Ida Marie Odgaard via REUTERS)

El fenómeno Pokémon, que lleva casi tres décadas cautivando a distintas generaciones, ha disparado la búsqueda desde cartas raras a juguetes o envoltorios como una bolsa promocional de patatas fritas del año 2000 por la que un coleccionista llegó a pagar a USD 1.420 (1.210 euros) en una subasta, lo que demuestra que también puede ser una inversión rentable.

La “fiebre” por objetos de este universo de criaturas ficticias con diversas habilidades y poderes, como el conocido Pikachu, ha animado el mercado del coleccionismo gracias a las tendencias, la nostalgia e internet.

En el último año el portal especializado Todocoleccion ha contabilizado más de 385.750 búsquedas relacionadas con la franquicia, lo que supone un aumento interanual del 300 %. El término ‘Pokémon’ lidera la clasificación de los términos más buscados en la plataforma, con los tazos y cartas como artículos favoritos.

Pokémon “ha sabido evolucionar y expandirse a serie, manga y a todas las ramas del coleccionismo”, hasta consolidarse como “uno de los principales fenómenos multimedia a nivel global”, según ha afirmado Ignacio del Valle, portavoz de Todocoleccion, con sede en Málaga.

Pikachu (Pokémon)

Nostalgia, arte, comunidad y estrategia convergen en este mundo “fascinante”, que atrae a perfiles muy diversos: desde niños y jóvenes ‘millenials’ hasta inversores profesionales y coleccionistas expertos, ha explicado.

En el ámbito de las cartas, las primeras ediciones originales, especialmente las holográficas certificadas, son especialmente codiciadas. En el interés y precio de mercado influyen factores como el grado de conservación, la tipología de los personajes, la rareza de la carta y el idioma (en inglés son particularmente valoradas), ha aclarado Del Valle.

Casi 25 años guardada en una carpeta

La pasión de los coleccionistas no se ciñe solo a las cartas, sino que abarca también figuras, publicaciones u otro tipo de material como envoltorios de golosinas o de aperitivos que, con el transcurso de los años, se han revalorizado.

Este es el caso de una bolsa vacía de ‘multipack’ Lays -contenía seis paquetes- del año 2000, que Miguel Ángel Domínguez conservaba en una carpeta en su casa en Madrid y hace unos meses se decidió a subastar en la mencionada plataforma, por la que pagó 1.210 euros otro coleccionista, que curiosamente no era de Pokémon, sino de este tipo de envases.

Algunos juegos de Pokémon (REUTERS/Andrew Kelly/File Photo)

“Cuando le dije a mi mujer el precio no se lo podía creer”, ha manifestado el vendedor, de profesión geólogo, que a sus 49 años lleva media vida recopilando principalmente cómics (calcula que decenas de miles) y muñecos y objetos de la saga Star Wars, además de artículos de Pokémon.

Quedarse lo que otros ven como basura

En su día, fue una “lucha” con su madre poder quedarse la bolsa de patatas: “no me llenes la casa de basura”, le decía. Recuerda que cuando comenzó Pokémon, a mediados de los años 90, internet no se había popularizado y a los jóvenes les llegaba información a través de otros medios, como las revistas, de las que también guarda recortes sobre la franquicia japonesa.

En su caso, el objetivo “nunca ha sido la inversión”, sino que guarda todo tipo de objetos porque le gustan, incluso promociones que adquiere cuando viaja a otros países.

Respecto al valor de los objetos, ha precisado que no aumenta necesariamente a medida que transcurre el tiempo. “Ahora hay gente que está dispuesta a pagar ese dinero. Eso de que si esperas cinco o diez años vale más, no siempre funciona”, ha aseverado.

Un rara carte de hace más de dos décadas (Reddit)

Entre las ventas más destacadas en los últimos meses en Todocoleccion sobre Pokémon figuran, además de la bolsa de patatas fritas, una colección completa de cartas coleccionables Topps series 1 Spanish Foil, vendida por 999,99 euros; un lote Nintendo 64 con Zelda, Mario Bros y Pokémon, por 750 euros; o una bolsa de Cheetos Pokémon del año 2000, subastada por 676 euros.

El auge de las cartas

José Pellicer, que atesora 350.000 cromos de diversa temática en su casa de Manises (Valencia) fruto de su afición “desde niño”, ha señalado que ahora “hay mucho coleccionista de Pokémon y gente con poder adquisitivo para comprar” los artículos de la franquicia.

“Lo que estamos viviendo no se había experimentado desde los inicios. No solo es un ‘boom’, sino que hay gente especulando e incluso invirtiendo en productos sellados”, que se revenden sin abrir, ha apuntado.

Aproximadamente una cuarta parte de su vasta colección está relacionada con Pokémon, mayoritariamente cartas, cromos de pegatina y juguetes. A su juicio, las cartas japonesas son las “más bonitas”, y a veces se emplean para poder completar una misma colección en inglés porque resultan más económicas.

La última carta valiosa ‘Full Art’ la logró abriendo 54 paquetes y “vale 400 euros”, pero “hay gente que abre mil y no lo consigue”, ha admitido.

Fuente: EFE