“Bueno, la reina estuvo muy empática, muy cercana, sabía nuestros nombres, que éramos de Argentina, nos preguntó si ya nos habíamos españolizado y ”chamberizado», porque estamos en el barrio de Chamberí…“, dice Daniel Ulanovsky Sack, periodista y librero argentino. O, para ser más precisos: periodista argentino y, desde hace tres años, librero en Madrid. O mejor: periodista argentino que, junto a su mujer, Raquel Garzón -también periodista argentina- hace tres años abrió, abrieron Olavide, una librería que se fue ganando un lugar en la cultura madrileña. Este viernes, la caseta de Olavide fue uno de los puntos en que se detuvo la reina Letizia en su recorrido por la Feria del Libro de Madrid. Charló con ellos y se fue con un par de regalos.
“Es muy afable, fue muy cercana”, agrega Garzón. “O sea: empezamos tratándonos de usted y terminamos tuteándonos. Y como cuando dijo que le gustaba leer un poco de todo, le recomendamos Hasta que empiece a brillar, el libro nuevo de Andrés Neuman, porque es un libro sobre María Moliner… y entonces conversamos un rato sobre eso. Para nosotros era ideal la figura de María Moliner, que tiene vínculos con la Argentina, y que además es una mujer que a los 50 años empezó a armar un diccionario que tiene tanto que ver con el lenguaje que nos gusta usar. un diccionario que seguimos valorando como mucho más cercano y menos académico».
Letizia estuvo en la Feria durante una media hora, acompañada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, la directora de la Feria del Libro, Eva Orúe, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Vio libros, recibió regalos y al final participó en un taller de ilustración de cuentos.
La reina también visitó, entre otras, la caseta de Páginas de Espuma, una editorial especializada en cuentos que trabaja en España y Latinoamérica y que cumple 25 años.
“No dijo que le gustaba mucho el edificio de la librería y que ella había ido varias veces de incógnito”, cuenta Ulanovsky. Y Garzón agrega: “Le preguntamos por qué no nos avisó. Dijo: ‘Porque si no, no puedo curiosear’. Así que, bueno, parecía conocer bien la librería. Elogió la selección de libros, dijo que tenemos todo muy bien puesto y nos deseó mucha suerte en la Feria”.
La reina Letizia quiso saber otras cosas: cómo había recibido Chamberí, un barrio “muy castizo” la librería de los argentinos. Lo cuenta Ulanovsky Sack: “Nos preguntó cómo había respondido el barrio a la librería y le dijimos que muy bien, porque es un barrio con gente con muchas inquietudes. Se sorprendió que le contamos que a veces nos vienen lectores muy sofisticados que nos piden tal edición de un libro, un libro con tal traducción, que no son lectores que compran por azar. Pero que también algunos llegan por casualidad, porque tenemos una plaza muy cerca que es la Olavide y que da nombre a la librería y que mucha gente se reúne ahí a tomar algo y que a veces llegan descubriendo la librería por azar”.
La reina no se fue con las manos vacías. Además del libro de Neuman, los libreros le regalaron una estatuita representativa, la misma que les dan a los escritores que firman en su caseta (este año, Javier Cercas, Rosa Montero, Muñoz Molina, Milena Busquets y varios más): “La idea de la escultura -dice Garzón- ”es no solo que estamos hechos de lenguaje, sino que además la literatura nos sostiene, nos motiva, de alguna manera es la base de nuestra pasión».
Estatuita, señaladores, la reina se fue con sus souvenirs en una bolsita de Olavide. “Cuando estábamos por inaugurar, tres años atrás, un conocido nos dijo que éramos insensatos por abrir una librería en estos tiempos,”, cuenta Ulanovsky. “Pero la verdad es que la suerte corrió para otro lado y la librería se ha hecho un lugar en Madrid. Genera eventos, genera diálogos, genera construcción cultural, además de vender libros. Si bien somos una librería generalista, la librería es un puente entre las culturas de las dos orillas”.
¿Insensatos por abrir una librería? Puede ser. Pero hoy, felices.