La línea de 5 que Fernando Gago utilizó en la derrota de Boca ante River por la 15° fecha del torneo Apertura, generó tanto debate en el mundo xeneize que finalizó con el despido del entrenador. No fue el sistema táctico, está claro, sino un cúmulo de cosas. Pero la última imagen de Gago en Boca será esa, por decisión del Consejo de Fútbol.

Más allá de este desenlace, ¿qué le pasó a Gago en el clásico?. El plan no funcionó, le generó falta de variantes ofensivas y -al mismo tiempo- no le dio más seguridades defensivas ante un conjunto millonario que -en líneas generales- le costaba atacar con claridad, generar chances colectivas y convertir. Pero en el Monumental Mastantuono y Driussi dejaron su huella y el local hasta pudo haber convertido un gol más si hubiera tenido más eficacia en los metros finales.

¿Linea de 5? ¿Linea de 3? “En Boca se juega con línea de 4″, se suele escuchar por los pasillos de la Bombonera, desde el gusto de los dirigentes y el Consejo de Fútbol hasta los hinchas que visitan el Museo. Ahora bien: ¿cuál fue el pecado xeneize? ¿Dónde tuvo las dificultades? Porque Luis Advíncula y Lautaro Blanco, que jugaron a los costados de los tres centrales Rodrigo Battaglia, Marcos Rojo y Ayrton Costa, casi no pasaron la mitad de la cancha en todo el primer tiempo.

La línea de 5 bien marcada del Boca de Gago 2025 para defender un ataque de River: Luis Advíncula, Rodrigo Battaglia, Marcos Rojo, Ayrton Costa y Lautaro Blanco; los laterales casi no pasaron la mitad de la cancha en el primer tiempo

Y fue una línea de 5 que nunca desarmó, salvo en un puñado de los minutos finales. Cuando salió Rojo, ingresó Lautaro Di Lollo y Battaglia pasó a ser el líbero, con Costa a la izquierda. Y Saracchi por Blanco fue lateral por lateral. Ahí sí se adelantaron más con Advíncula, pero parecieron acordarse demasiado tarde. Lo mismo que el ingreso de Brian Aguirre por Delgado.

Gallardo analizó esta situación de juego del superclásico y comentó al respecto: “Era lo que veníamos manejando. Si presentaban una línea de 5, la clave era dónde se iban a parar los laterales, si altos o bajos. Que estuvieran bajos nos permitió tener el control de la pelota y generar el juego en esa primera etapa. Después, los momentos del partido te van marcando las condiciones. Si la perdíamos rápido, le dábamos la posibilidad de que nos atacaran».

Boca pretendía doblarle marcas a los tres delanteros millonarios: Franco Mastantuono, Sebastián Driussi y Facundo Colidio. Pero la movilidad y las gambetas de ellos pudieron más que la superioridad para marcar del conjunto visitante. Gago dio su explicación de la línea de 5: “La decisión la tomé por por las características de los jugadores, de tratar de jugar con el posicionamiento de Merentiel, al no tener a Milton (Giménez) ni a Edi (Cavani) en esa posición para fijar a los dos centrales. Sabíamos que iba a ser un partido donde por momentos teníamos que defender en una situación media y a partir de eso tener más presión interna de ellos y tener más mano a mano de Lautaro (Blanco) con el lateral de ellos para tratar de generar las situaciones de ataque por ese lado también. Intentamos contrarrestar todos los movimientos que podían hacer ellos y a partir de eso tratar de generar lo que generamos en el segundo tiempo, con un poco más de amplitud, de circulación por dentro”.

Lo mejor del último River-Boca

No le salió bien. No le dio resultados defensivos y ofensivamente ambos laterales quedaron neutralizados. Y lo que menos pensaba Gago es la imagen dejada por Boca en el superclásico le iba a terminar costando el puesto.

Diferente fue la línea de 5 (que terminó siendo de 3) del River de Gallardo en la primera final de la Copa Libertadores 2018 en la Bombonera, encuentro que finalizó 2-2 y que el Xeneize pudo ganar sobre el final con aquel recordado mano a mano de Franco Armani ante Darío Benedetto, pero en la cual el Millonario fue muy superior durante los primeros 45 minutos.

Más allá de las decisiones tácticas y del tiempo que se puedan entrenar, también está luego cómo la desempeñan los jugadores de acuerdo a su inteligencia y adaptación en función de lo que pide cada jugada. Pero Gago no usó la receta que Gallardo utilizó aquella vez en 2018.

La línea de 3 de Gallardo en 2018, en la Bombonera

El 11 de noviembre de 2018, en la Bombonera, River salió a jugar con cinco defensores: Armani; Montiel, Martínez Quarta, Maidana, Pinola y Casco; Pty Martínez, Enzo Pérez y Exequiel Palacios; Rafael Santos Borré y Lucas Pratto. El 5-3-2 de la planilla terminó siendo un 3-4-1-2. La clave estuvo en el adelantamiento de los laterales a la altura de la mitad de la cancha. Fueron protagonistas principales de esa superioridad inicial, que contó con Pity Martínez luciéndose como enganche. El plan de Gallardo fue doblarle marcas a los tres delanteros del equipo de Guillermo Barros Schelotto (Sebastián Villa, Wanchope Ábila y Cristian Pavón), pero también exigieron al retroceso de los wines cuando ellos pasaban a campo adversario.

Lo curioso fue que, aquella decisión, Gallardo la tomó sin llevarla al entrenamiento en un campo habitual de once, sino… en un salón del hotel donde estaban concentrados y con los jugadores pasándose la pelota con la mano. La importancia estaba en los movimientos. Martínez Quarta, que aquella tarde de 2018 fue primer central, lo reconoció: “Estábamos haciendo un reducido de siete jugadores: tres defensores, dos medios, algo así… Y los tres defensores éramos Pinola, Maidana y yo. Nos agarra Gallardo y nos dice que pensaba en ponernos a nosotros tres, quería ver cómo funcionábamos juntos», recordó hace unos años el defensor en declaraciones a ESPN. Y agregó: “Se decía que había drones que podían ver las prácticas, entonces nos paró a los 11 que íbamos a jugar en la Bombonera en un salón de adentro del hotel e hicimos los movimientos ahí. Era un 11 contra cero, pasándonos la pelota con la mano, con los movimientos que teníamos que hacer”. Bruno Zuculini, que reemplazó en aquel partido a Enzo Pérez a los 29 minutos del segundo tiempo, había reconocido también en una entrevista con LA NACION. “Éramos como los chicos cuando juegan. La sala era muy pequeña, te juro. ¡Imaginate la mentalidad de ese plantel!”.

Marcelo Gallardo, DT de River, este domingo, en el último superclásico

Javier Pinola había dado con el tiempo más detalles: “Marcelo (Gallardo) nos pidió que aguantemos los mano a mano, si teníamos que jugar dos contra dos, que lo hagamos para darle libertad al equipo, para desnivelar y que no se desgasten tanto. Esa es la función nuestra. En mayor o menor medida lo hicimos bien. Nos enteramos en la charla. No lo practicamos. Tenemos un DT que sabe plantear las cosas. Jugamos sin entrenarlo”.

Gago venía ensayando hace tiempo la línea de 3 en Boca. Incluso la utilizó en otros partidos como recurso, para los finales de los partidos ante Estudiantes y Belgrano, con la diferencia es que en ambos encuentros estaba ganando y terminó siendo línea de 5. Luego la utilizó como recurso ante Gimnasia, por la Copa Argentina, un 3-4-1-2 con Figal, Anselmino (líbero) y Rojo; y con Advíncula y Blanco en los laterales. También la usó ante Lanús, en un 3-4-3 con Figal, Anselmino y Rojo y ante Unión, con un esquema 3-4-3 con Battaglia de líbero y a sus costados Di Lollo y Ayrton Costa. En el vibrante partido ante Vélez por la Copa Argentina 2024, cuando Boca se quedó con 10 y ganando 3-2 pasó a jugar 5-3-1 con Barinaga, Di Lollo, Figal, Rojo y Saracchi; Belmonte, Pol Fernández y Milton Delgado; Milton Giménez.

Fernando Gago, Di Lollo y Milton Delgado

La línea de 3 (o línea de 5, dependiendo de dónde se paren sus carrileros) suele tener mala prensa, pero pocas veces su utilización es la principal razón de que un equipo juegue bien o mal. Argentinos Juniors actualmente juega 4-3-3 y es uno de los que mejor nivel despliega, pero posicionalmente termina casi siempre con línea de 3 con Federico Fattori como “falso líbero”; lo mismo el Racing de Costas, con su habitual 3-4-3 y una clase magistral de Santiago Sosa en la doble función de líbero y 5. Es uno de los detalles que hacen a una estructura. Apenas eso.

Después, también pasa por cómo la interpretan los jugadores y que ninguno de sus protagonistas se limite a una sola parte del juego: atacar o defender. Y del entendimiento que generen entre las diferentes sociedades para tirar paredes ofensivas o generar coberturas defensivas. Por eso algunos equipos necesitan practicarla mucho para poder utilizarla con eficiencia y, a otros, les alcanza con hacer un juego con las manos en un salón del hotel.

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