A principios de los 2000, Adam Sandler sufrió un golpe financiero que casi arruina la buena racha que ya había conseguido tras fundar su propia productora, Happy Madison, con la cual venía de lograr éxitos como La mejor de mis bodas y El aguador, que recaudaron más de 160 millones de dólares.
El hijo del diablo, estrenada ese mismo año, contó con un presupuesto desorbitante para la época y una trama insólita que combinaba comedia, satanismo y cultura pop, pero no logró recuperar ni siquiera su inversión. Sin embargo, a casi 25 años de su lanzamiento, se transformó en una cinta de culto, disponible en plataformas como Max, y sigue acumulando reproducciones entre fanáticos de lo absurdo y lo retro.
Un presupuesto millonario, una trama desquiciada y un elenco plagado de cameos
La película, titulada originalmente Little Nicky, fue una apuesta ambiciosa. El guion gira en torno al menor de los tres hijos de Satán, interpretado por el propio Sandler, quien debe viajar a Nueva York para evitar que sus hermanos mayores destruyan el equilibrio entre el infierno y la Tierra. En el camino, se enamora, interactúa con humanos comunes y se enfrenta a dilemas religiosos y familiares con tono humorístico.
La producción costó 80 millones de dólares, una cifra elevada incluso para los estándares de Hollywood de la época. Pero su recaudación fue de apenas 58,3 millones, lo que significó una pérdida de casi 30 millones de dólares, según datos publicados por SensaCine Colombia.
El reparto incluyó cameos de figuras inesperadas como Ozzy Osbourne, Rob Schneider, Quentin Tarantino, Dana Carvey, Henry Winkler, Chris Farley y Jackie Sandler, la esposa del actor. A pesar de ese despliegue de celebridades, la cinta fue mal recibida por el público general, que no logró conectar con su tono grotesco y su humor absurdo.
Sandler, que también se desempeñó como productor ejecutivo, se dio el gusto de tener control total sobre el proyecto. Esa libertad artística absoluta, sin embargo, terminó jugándole en contra. Como señaló SensaCine, “no todo le salió bien”, y El hijo del diablo pasó a ser señalado como el peor tropiezo de su carrera.
La reinvención de una estrella caída y su regreso al éxito
La caída fue estrepitosa, pero no definitiva. En los años siguientes, Sandler logró recuperarse con películas más enfocadas en el público masivo, como Locos de ira, Como si fuera la primera vez y Click, todas estrenadas entre 2003 y 2006. Estas cintas devolvieron al actor al primer plano y reafirmaron su capacidad para generar ingresos en taquilla.
El modelo de producción bajo su propia empresa le permitió seguir experimentando con formatos y estilos, aunque con mayor moderación. A partir de entonces, alternó entre éxitos comerciales y comedias ligeras para el público familiar, consolidándose como uno de los actores más rentables del mercado.
En 2023, Sandler fue nombrado el actor mejor pagado del año por la revista Forbes, con ingresos por 67 millones de dólares, una cifra que compartió con Margot Robbie.
Según esa publicación, el actor y productor sigue siendo uno de los hombres más exitosos de Hollywood, gracias a contratos exclusivos con plataformas como Netflix y una base de seguidores fieles.
De fracaso comercial a fenómeno de culto en la era del streaming
Pese a su fracaso inicial, El hijo del diablo encontró una segunda vida gracias al streaming. La película está disponible en Max (en Colombia) y forma parte de una lista creciente de títulos que fueron ignorados o despreciados en su momento, pero que ahora gozan de una nueva valoración por parte de públicos alternativos.
La estética exagerada, el absurdo de su argumento, el uso de efectos especiales rudimentarios y el desfile de estrellas invitadas se convirtieron en atractivos para una generación acostumbrada a revisar los desastres del pasado con ojos más irónicos.
Little Nicky pasó así de ser una mancha en la carrera de Sandler a convertirse en un éxito de culto, especialmente entre los fanáticos de la comedia irreverente.