La Asamblea General de las Naciones Unidas inauguró este lunes una reunión de alto nivel destinada a promover la creación de un Estado palestino independiente, en el marco de la histórica solución de dos Estados para poner fin al prolongado conflicto entre israelíes y palestinos. La conferencia, copresidida por los ministros de Asuntos Exteriores de Francia y Arabia Saudita, busca sentar las bases para una hoja de ruta concreta hacia la paz.
Israel y su principal aliado, Estados Unidos, optaron por boicotear la reunión de dos días, argumentando que es “contraproducente” para los esfuerzos de poner fin a la guerra en Gaza. El gobierno israelí rechaza de plano la idea de una solución de dos Estados, mientras que el primer ministro Benjamin Netanyahu calificó el reciente anuncio del presidente francés Emmanuel Macron —que prevé reconocer un Estado palestino en septiembre— como una “recompensa el terrorismo que corre el riesgo de crear otro representante iraní, tal como se convirtió Gaza”.
Durante la apertura del encuentro, el secretario general de la ONU, António Guterres, lamentó que la solución esté más lejos que nunca, en referencia a “la destrucción de Gaza que se ha desarrollado ante los ojos del mundo” y la posible anexión israelí de partes de Cisjordania, las partes clave que podrían conformar un Estado palestino. “Debido a la dura realidad, debemos hacer aún más para hacer realidad la solución de dos Estados”, declaró.
Francia y Arabia Saudita consideran que esta alternativa sigue siendo la única vía viable hacia una paz duradera en Oriente Medio. “Este debe ser un punto de inflexión”, afirmó el ministro francés Jean-Noël Barrot, quien instó a pasar del cese de hostilidades en Gaza a una resolución definitiva del conflicto. “Debemos trabajar en los medios para pasar del fin de la guerra en Gaza al fin del conflicto israelí-palestino”, insistió.
Su homólogo saudí, el príncipe Faisal bin Farhan, describió la cita como una “etapa histórica” para sentar las bases de una convivencia pacífica entre dos pueblos.
El primer ministro palestino, Mohammed Mustafa, instó a todos los países que aún no lo han hecho a reconocer “sin demora” y oficialmente al Estado palestino. “El camino hacia la paz comienza reconociendo el Estado de Palestina y preservándolo de la destrucción”, sostuvo. Mustafa celebró además el anuncio de Macron, que convertirá a Francia en la principal potencia occidental en respaldar formalmente esta causa.
El encuentro fue reprogramado desde junio y reducido en formato, en medio de la creciente tensión regional, incluida la guerra de 12 días entre Israel e Irán y la ofensiva israelí en Gaza, que ya lleva 21 meses. Según diplomáticos de la ONU, el objetivo es presentar compromisos concretos con plazos definidos que movilicen recursos y acciones a favor de una solución política.
En ese contexto, los representantes palestinos llegaron al encuentro con una postura clara y renovadas exigencias frente a lo que consideran un sistema profundamente desigual.
La visión palestina
Ahmed Majdalani, miembro del Comité Ejecutivo de la OLP y estrecho colaborador del presidente palestino Mahmud Abás, afirmó que los palestinos persiguen varios objetivos, el principal de ellos: iniciar “un proceso político internacional serio que conduzca al establecimiento de un Estado palestino”.
Para los palestinos, el statu quo equivale a un régimen de “apartheid”. Denuncian que Israel ha saboteado reiteradas iniciativas de paz mediante la expansión de asentamientos en Cisjordania y la amenaza constante de anexión, lo que, a su juicio, imposibilita la viabilidad de un Estado contiguo.
Aunque unos 145 países ya reconocen al Estado palestino, la reunión busca ampliar ese respaldo y generar presión internacional. Majdalani señaló que la cita también servirá como antesala a una cumbre presidencial prevista para septiembre, paralela al debate de alto nivel en la Asamblea General. Además, añadió que desean apoyo económico y financiero para la Autoridad Palestina y apoyo internacional para la reconstrucción y recuperación de la Franja de Gaza.
La postura de Israel: entre el rechazo a un Estado palestino y la apuesta por el statu quo
El gobierno de Benjamin Netanyahu mantiene una firme oposición a la solución de dos Estados, apoyado en argumentos nacionalistas y de seguridad. Para el primer ministro israelí y su base más ideológica, Cisjordania representa la tierra bíblica del pueblo judío, mientras que Jerusalén —en especial su sector oriental, donde se ubican los lugares más sagrados del judaísmo, el cristianismo y el islam— es considerada la capital eterna e indivisible de Israel.
Desde esta visión, no hay confianza en que los palestinos estén realmente dispuestos a alcanzar la paz. Los sectores más duros del gobierno citan como ejemplos el estallido de la segunda intifada a comienzos de los 2000 y la toma del poder en Gaza por parte de Hamas en 2007, dos años después de la retirada israelí. Para ellos, la experiencia de Gaza —convertida en foco de cinco guerras, incluida la actual— es una advertencia de los riesgos de ceder territorio.
Netanyahu tampoco contempla una solución de un solo Estado, que implicaría otorgar igualdad de derechos a los palestinos y pondría en riesgo la mayoría demográfica judía. Su estrategia se basa en preservar el control total, mantener diferencias legales y de acceso a derechos entre israelíes y palestinos, y seguir ampliando los asentamientos en Cisjordania. En ese contexto, la Autoridad Palestina conserva apenas una autonomía limitada, sin perspectivas inmediatas de avanzar hacia la independencia.
Orígenes y evolución de la solución de dos Estados
La idea de dividir el territorio histórico de Palestina entre dos pueblos tiene raíces que se remontan a mediados del siglo XX. Tras el fin del mandato británico, la ONU propuso en 1947 un plan de partición que contemplaba la creación de un Estado judío y otro árabe. Aunque Israel aceptó la propuesta, la guerra iniciada por los países árabes tras la declaración de independencia israelí en 1948 impidió su implementación.
Con el armisticio de 1949, Jordania pasó a controlar Cisjordania y Jerusalén Oriental, mientras que Gaza quedó bajo administración egipcia. Sin embargo, el equilibrio territorial cambió drásticamente tras la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel ocupó esas tres regiones. Desde entonces, los palestinos reclaman esos territorios como base de un futuro Estado independiente.
La propuesta de dos Estados —uno israelí y otro palestino— cobró fuerza internacional a partir de la década de 1990, y desde entonces ha sido el marco de referencia para numerosos intentos de paz. La idea se apoya en una realidad demográfica: en Israel, Cisjordania, Jerusalén Oriental y Gaza, las poblaciones judía y palestina están prácticamente equilibradas.
Una cumbre sin EEUU ni Israel
Los 193 Estados miembros de la ONU fueron convocados a la reunión, y según un diplomático francés, se esperaba la participación de alrededor de 40 ministros. Estados Unidos e Israel son los únicos países que decidieron boicotear el encuentro.
Los copresidentes ya han circulado un borrador de documento final que podría ser adoptado al cierre, y no se descarta que durante la cumbre se anuncien nuevos compromisos para reconocer oficialmente al Estado palestino.
La diplomática saudí Manal Radwan, quien encabezó la delegación saudí a la conferencia preparatoria, afirmó que la reunión debe “trazar un rumbo de acción, no de reflexión”. Debe “establecerse en un plan político creíble e irreversible que aborde la causa raíz del conflicto y ofrezca un camino real hacia la paz, la dignidad y la seguridad mutua”, añadió.
Sin embargo, con el boicot de Washington y Tel Aviv, no se esperan avances inmediatos en las negociaciones entre ambas partes, estancadas desde hace años. Aun así, Guterres pidió a los participantes “mantener viva la solución de dos Estados” y trabajar en crear las condiciones políticas y diplomáticas necesarias para alcanzarla.
(Con información de AP)